Ironía: intentaba rescatar a su hijo de las filas de EI, pero murió en el atentado
Fathi Bayoudh, única víctima tunecina del ataque, estaba en el aeropuerto para recibir a su esposa y buscar a su hijo, detenido cerca de la frontera con Siria por sumarse al grupo jihadista
ESTAMBUL.- Fathi Bayoudh era un respetado coronel y un doctor en Túnez. Pero el martes pasado, cuando un atentado provocó la muerte de 44 personas en el aeropuerto de Estambul, no era más que un padre desesperado por recuperar a su hijo, que se había unido a las filas del grupo Estado Islámico (EI).
El coronel, de 58 años, había llegado a Estambul hacía unas semanas con el objetivo de volver a Túnez con su único hijo, Anouar.
Cuando Bayoudh se enteró a través de la embajada de Túnez en Turquía de que las autoridades turcas habían detenido a Anouar en un pueblo cerca de la frontera con Siria, llamó a su esposa en Túnez. La idea era encontrarse en el aeropuerto Atatürk, en Estambul, antes de viajar al pueblo en donde estaba su hijo.
Pero minutos antes de las 22 (hora local) del miércoles, mientras Bayoudh esperaba en el aeropuerto, tres kamikazes abrieron fuego y se inmolaron, en un atentado que conmovió al país. La muerte de Bayoudh fue confirmada por la cancillería de Túnez anteayer. Su mujer no resultó herida en el ataque.
"Bayoudh era muy generoso y muy activo", dijo Leyla Njim, una amiga de la familia, de 32 años.
Además de ser coronel, trabajaba como director del servicio de pediatría del hospital militar de Túnez. Y colaboraba en varias ONG que proveen ayuda a países devastados por la guerra.
Bayoudh y su esposa no tuvieron ningún tipo de sospecha cuando su hijos les dijo que viajaría a Suiza a hacer una pasantía, a principios de año. Al poco tiempo, cuando supieron que estaba en Siria y se había unido a EI, la noticia los dejó devastados, según dijeron familiares y amigos.
En realidad, Anouar nunca viajó a Suiza, sino que fue a Francia y, luego, a Turquía. De allí viajó a Irak, donde se unió a EI, y después siguió camino a Siria. El viaje duró unos tres meses, pero cuando llegó a Siria nada resultó como había imaginado. Llamó entonces a su madre y a su padre y les dijo que quería volver a casa. Luego se entregó a las autoridades turcas.
Desde que el presidente Zine El Abidine Ben Ali fue obligado a renunciar, en 2011, en el comienzo de la "primavera árabe", Túnez está envuelto en una crisis política y económica que parece no tener fin. Fue además blanco de varios ataques terroristas en los últimos dos años, llevados a acabo por extremistas de la red Al-Qaeda y EI.
Muchos de los jóvenes están sin trabajo, a la deriva y cansados de las falsas promesas. Según Soufan Group, unos 3000 jóvenes tunecinos se unieron a las filas de EI.
Anouar, el hijo de Bayoudh, no pasaba por un buen momento. Había estudiado medicina en Mauritania, pero luego dejó e intentó ser piloto en una escuela de Túnez. Cuando partió a Siria, estudiaba administración de empresas.
Bayoudh fue descripto por sus amigos y compañeros de trabajo como un hombre "severo", pero también muy amable. "Se preocupaba por los demás, pero tenía el rigor de los soldados", contó Yossra Sdiri, un estudiante de medicina de 30 años.
Njim contó que el coronel estaba en shock cuando se enteró de la radicalización de su hijo; pero, por otro lado, no perdía las esperanzas de que pudiera reunirse con su familia. "Amaba tanto a su hijo que hubiese hecho cualquier cosa por él-dijo-. Viajó hasta allí para traerlo de vuelta."
Agencia EFE y The New York Times
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