Irán inicia el funeral de Raisi, entre críticas de la oposición y temores del régimen a que haya festejos
El gobierno busca proyectar una imagen de fortaleza con una procesión masiva
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TEHERÁN.- Iraníes afligidos vestidos de luto comenzaron a reunirse el martes para los funerales y procesiones fúnebres por el presidente del país, el ministro de Exteriores y los otros muertos en un accidente de helicóptero, una serie de ceremonias organizadas por el régimen islámico que buscan tanto honrar a las víctimas como proyectar una imagen de fortaleza en el inestable Medio Oriente.
Para la teocracia chiita de Irán, las manifestaciones multitudinarias han sido cruciales desde que millones de personas salieron a las calles de la capital, Teherán, para recibir al gran ayatollah Ruhollah Khomeini en 1979, durante la Revolución Islámica. Se estima que un millón de personas participaron en 2020 en el cortejo fúnebre del general de la Guardia Revolucionaria Qassem Soleimani, que fue asesinado por un dron estadounidense en Bagdad.
Está por ver si el presidente Ebrahim Raisi, el canciller Hossein Amirabdollahian y los demás fallecidos atraerán una asistencia similar, especialmente porque Raisi falleció en un accidente de helicóptero, llegó al poder en las elecciones con menor participación en la historia del país y durante su mandato se produjo una amplia represión de la disidencia. La fiscalía ya advirtió en contra de cualquier celebración pública por su muerte y, desde el accidente, en las calles de la capital se ha visto una fuerte presencia de las fuerzas de seguridad.
Las redes sociales iraníes, tanto de exiliados como de cuentas dentro del país, se llenaron el domingo de memes tras el anuncio de la desaparición del helicóptero. Ya antes de que se confirmara su muerte, muchos usuarios iraníes de la red social X (antes Twitter) mostraban euforia por su fallecimiento, divulgando fragmentos de películas o vídeos de gente bailando o brindando y etiquetas como #Iranishappy (Irán está feliz).
Otros de esos tuits no eran irónicos ni graciosos: reproducían imágenes de Mahsa Amini, la joven kurda cuya muerte bajo custodia policial, tras ser detenida por llevar mal puesto el velo, desató las últimas protestas contra el régimen en 2022, o de otros iraníes muertos en la represión de esas manifestaciones, en las que se cometieron crímenes contra la humanidad, según una misión de investigación de Naciones Unidas. Al menos 550 personas perecieron entonces a manos de las fuerzas de seguridad y paramilitares iraníes y otras 60.000 fueron detenidas. Hasta ahora, nueve hombres han sido ahorcados en relación con esas protestas.
Con ese trasfondo de evidente rechazo a figuras como la del fallecido presidente por parte de un sector de una población que además está empobrecida —el último dato oficial de inflación fue del 56%— y en plena confrontación con Israel, exacerbada por la guerra de Gaza, que culminó el 13 de abril cuando Irán lanzó un ataque inédito contra territorio israelí, la muerte de Raisi aboca al régimen a celebrar elecciones para elegir a un nuevo presidente cuando en las últimas citas electorales se han batido récords de abstención.
La teocracia iraní declaró cinco días de luto y animó a la población a asistir a las sesiones públicas de duelo. Normalmente, los empleados gubernamentales y los estudiantes acuden en masa a estos actos, mientras que otros lo hacen por patriotismo, curiosidad o para presenciar acontecimientos históricos.
En el conjunto del país, la población rural suele abrazar más de cerca la fe chiita y al gobierno, pero Teherán tiene desde hace tiempo una opinión muy distinta acerca de Raisi y de las políticas de su ejecutivo debido a las protestas masivas que han sacudido la capital durante años.
El funeral
Decenas de miles de iraníes se congregaron este martes en la ciudad de Tabriz, en el noroeste, en el comienzo de la procesión funeraria para despedir a Raisi. Una multitud con banderas iraníes y retratos del presidente fallecido a los 63 años y de las otras siete víctimas del accidente llenó la principal plaza del centro de Tabriz, capital de la provincia de Azerbaiyán Oriental.
Los ocho féretros cubiertos con la bandera iraní fueron colocados en la parte trasera de un camión. Los funerales del presidente incluirán una peregrinación a ciudad santa de Qom en la tarde del martes y una gran procesión de despedida en Teherán el miércoles.
Desde allí, los restos del difunto presidente serán trasladados el jueves a la provincia de Khorasán del Sur, en el este, y después a su ciudad natal, Mashhad (noreste), donde será enterrado por la noche.
Al inicio de la ceremonia, el ministro de Interior, Ahmad Vahidi, rindió homenaje a los fallecidos, considerados como “mártires”.
“El pueblo iraní ha demostrado que transforma cada calamidad en una escalera para elevar a la nación a nuevas glorias”, afirmó.
Antes del inicio de los funerales este martes, en distintas ciudades del país se produjeron congregaciones en honor del difunto presidente. En Teherán, miles de personas, muchas con retratos de Raisi, se reunieron en la plaza Valiasr el lunes.
Críticas de opositores y ONG
ONG y opositores iraníes lamentaron que la muerte accidental de Raisi le haya evitado rendir cuentas por los crímenes que, según afirman, cometió a lo largo de más de tres décadas.
Raisi, nacido en 1960, escaló rápidamente en el organigrama del nuevo poder iraní tras la revolución islámica de 1979, y fue nombrado fiscal general de Teherán en 1989. En 2004 fue ascendido a jefe adjunto del poder judicial, cargo que ocupó durante un período de diez años que engloba las grandes manifestaciones de 2009 contra la reelección del presidente Mahmoud Ahmadinejad, fraudulenta según la oposición.
Los defensores de los derechos humanos acusan a Raisi de haber supervisado ejecuciones masivas de prisioneros ya en el año 1988.
“Ebrahim Raisi era un símbolo de la impunidad judicial para los criminales, y de la ausencia de responsabilidad en la República islámica”, declaróMahmood-Amiry Moghaddam, director de la ONG Iran Human Rights (IHR), con sede en Noruega.
“Debería haber sido procesado por crímenes contra la humanidad y responder, en el marco de un proceso justo, de las innumerables atrocidades que cometió en estas cuatro décadas”, añadió Moghaddam.
Otras ONG, como Amnistía Internacional, acusan desde hace tiempo a Raisi de haber integrado un “comité de la muerte” compuesto de cuatro personas, que aprobó la ejecución de miles de presos políticos en 1988, en su mayoría presuntos miembros del movimiento opositor Muyahidines del Pueblo Iraní (MEK), prohibido en Irán.
En septiembre de 2020, un grupo de siete relatores especiales de la ONU escribió al gobierno iraní para pedirle que rindiera cuentas sobre esas ejecuciones, al considerar que podían ser asimilables a “crímenes contra la humanidad”.
En 2019, Raisi había sido nombrado jefe del Poder Judicial, y en 2021 fue electo presidente.
En 2022 su gobierno desató una ola de represión para atajar las manifestaciones de repulsa por la muerte en detención de la joven Mahsa Amini, por no cumplir con los criterios vestimentarios impuestos a las mujeres. Según las ONG, cientos de personas murieron víctimas de esa represión.
A inicios de este año, una investigación independiente de Naciones Unidas indicó que el gobierno de Irán había cometido crímenes contra la humanidad por la “represión violenta” de dichas manifestaciones y la discriminación contra las mujeres.
“La simpatía para con él es un insulto a sus víctimas y a la nación iraní”, declaró Reza Pahlavi, hijo del último shah de Irán, depuesto por la revolución de 1979, y destacada figura opositora. “Lo único que lamentar es que no haya vivido lo suficiente para asistir a la caída de la República islámica y que no haya sido juzgado por sus crímenes”, añadió.
“Raisi era un pilar de un sistema que encarcela, tortura y mata a las personas que se atreven a criticar las políticas del Estado”, declaró a su vez Hadi Ghaemi, director ejecutivo del Centro para los Derechos Humanos en Irán, una organización con sede en Nueva York.
“Su muerte le ha permitido escapar a la obligación de rendir cuentas de los numerosos crímenes y atrocidades cometidos por el Estado bajo su poder”, añadió.
El militante lanzó también una advertencia. “Lo decisivo ahora es que la comunidad internacional no le permita a la República islámica aprovechar este momento para reprimir y brutalizar aún más al pueblo iraní”.
Agencias AFP y AP, y diario El País
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