Insólito respaldo del gobierno populista italiano a la protesta de los "chalecos amarillos"
ROMA.- Como si no alcanzara con los continuos roces con los "primos" del otro lado de los Alpes, como algunos llaman en Italia a los franceses, el gobierno populista italiano fue hoy más allá y, en una movida que causó enorme revuelo, le brindó públicamente su apoyo a los "chalecos amarillos",movimiento de protesta que desde hace ocho semanas desafía a Emmanuel Macron.
Fue Luigi Di Maio, vice primer ministro y líder del antisistema Movimiento Cinco Estrellas (M5E) quien tuvo la increíble idea de manifestar públicamente su respaldo a los "chalecos amarillos" en un largo post que publicó sobre el blog del M5E. En este, al margen de llamarlos a seguir adelante en su revuelta, les ofreció ayuda concreta: utilizar el sistema informático con el cual el M5E –criatura política del cómico genovés Beppe Grillo- logró organizarse políticamente.
"¡Chalecos amarillos, aguanten! Desde Italia estamos siguiendo su batalla desde el día en que aparecieron por primera vez coloreando de amarillo las calles de París y de otras ciudades francesas. Sabemos qué anima su espíritu y por qué han decidido salir a la calle para hacerse oír. En Francia, como en Italia, la política se ha vuelto sorda a las exigencias de los ciudadanos que han sido excluidos de las decisiones más importantes que tienen que ver con el pueblo. El grito que se levanta con fuerza desde las plazas francesas en definitiva es uno: ‘¡déjennos participar!’", escribió Di Maio.
El también ministro de Trabajo y Desarrollo Económico se mostró convencido de que detrás de los "chalecos amarillos" se oculta el mismo espíritu que animó al M5E y a miles de italianos desde el 4 de octubre de 2009, día del nacimiento de lo que se ha transformado en la segunda fuerza política del país, quitándole votos en las últimas elecciones a los partidos tradicionales de centroizquierda y derecha italianos.
"Como ustedes, también nosotros condenamos con fuerza quien ha causado violencias durante las manifestaciones, pero sabemos bien que su movimiento es pacífico", aseguró Di Maio, que, además, lanzó una propuesta inverosímil. "Podemos poner a su disposición algunas funciones de nuestro sistema operativo para la democracia directa, la plataforma Rousseau, por ejemplo, ‘Call to action’ para organizar los eventos sobre el territorio o el sistema de voto para definir el programa electoral", disparó.
Su socio en el primer gobierno populista de Europa, el también viceprimer ministro Matteo Salvini, líder de la xenófoba y ultraderechista Liga, no se quedó atrás y también manifestó su respaldo a los "chalecos amarillos", pero en forma más tibia. "Apoyo a los ciudadanos de bien que protestan en contra de un presidente que gobierna en contra de su pueblo", aseguró, en una enésima estocada a Macron, que nunca fue su amigo. Aunque Salvini, ministro del Interior, agregó al mismo tiempo su "firme y total condena a cualquier episodio de violencia que no le sirve a nadie".
Como no podía ser de otra manera, el respaldo de ambos a los "chalecos amarillos" –una evidente injerencia en una cuestión que no les compete-, provocó un enésimo cortocircuito diplomático. "Francia no le va a dar lecciones a Italia. Que Salvini y Di Maio aprendan a hacer limpieza en su casa", reaccionó, seca, la ministra de Asuntos Europeos del gobierno de Macron, Nathalie Loiseau.
El tema también provocó encendidas polémicas internas, con la oposición que criticó duramente al gobierno. Deborah Bergamini, diputada de Forza Italia, no dudó en definir la cuestión una "cosa de locos". Y acusó a Di Maio no sólo de violar el derecho internacional, sino también de haberle provocado al país "un papelón a nivel internacional" y de haber puesto en riesgo a "Italia, a los italianos y a las exportaciones italianas en Francia, segundo socio comercial italiano a nivel mundial".
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