Ingenio chino: alocadas ideas contra la contaminación
Lluvia artificial y gigantescas aspiradoras, entre los insólitos inventos
PEKÍN.– En China el problema del esmog es tan grave que los funcionarios están planeando "lavar" el aire con lluvia artificial o "chupar" la contaminación con gigantescas aspiradoras.
El gobierno de Shanghai ya provee a sus agentes de policía de barbijos con mini filtros para la nariz. Y, a espaldas del gobierno, ha surgido una industria artesanal de fabricación de dispositivos anticontaminación, algunos de ellos muy prácticos, y otros que son más bien alocados manifiestos artísticos.
Hay una bicicleta que limpia el aire mientras uno pedalea, y un espectro cada vez más amplio de máquinas purificadoras de tipo "hágalo usted mismo", desde inventos simples pegados con cinta de embalar hasta modelos de elaborada ingeniería.
A grandes males... remedios de-sesperados. "Es una respuesta natural cuando uno enfrenta un problema de esta magnitud", dijo Gong Zhiqiang, un ingeniero de Pekín que pasa las noches perfeccionando sus diseños de filtros de aire. Después de que subió sus prototipos a la Web, en 2012, le empezaron a llover pedidos de instrucciones. La obsesión por la calidad del aire, según Gong, se ha convertido en un pasatiempo nacional.
La urgente búsqueda de paliativos para morigerar la contaminación se debe no sólo a la creciente presencia del tema en los medios, sino también a que desde hace unos años la ciudadanía puede acceder a las mediciones en tiempo real de la mugre que respira.
La atmósfera de las ciudades chinas se encuentra entre las más contaminadas del mundo. Por lo general, la bruma es tan espesa que obtura el sol. En ciudades como Harbin, en el noreste de China, en un mal día no se ve ni la vereda de enfrente. En los aeropuertos, los problemas para aterrizar son moneda corriente. Un estudio publicado en la revista médica inglesa Lancet afirma que en 2010 se produjeron 1,2 millones de muertes prematuras a causa del mal aire.
Otros países han frenado la contaminación limitando la emisión de gases de fábricas y automóviles. Los líderes chinos no han querido sacrificar el crecimiento económico, y las industrias controladas por el Estado chino han usado su influencia en la economía para resistir regulaciones más estrictas.
Así que la gente se ocupó de buscar ideas más novedosas. En la ciudad occidental de Lanzhou -que según la OMS tiene el peor aire de China-, los funcionarios han propuesto cavar hondonadas en los montes circundantes. En años recientes, ya otros habían hablado de aplanar las montañas, directamente. Pero como son ideas que requieren montañas de dinero, quedaron en ideas.
Y ya en el extremo fantástico de la cosa, un artista holandés está diseñando una descomunal aspiradora electrostática. El dispositivo utiliza un cable electrificado para atraer las partículas de esmog. La empresa del artista afirma que ya han ensayado con éxito los prototipos. "No curará el esmog a gran escala, pero al menos podremos recordarle a la gente cómo es el aire puro", dijo el artista Daan Roosegaarde, quien agregó que el alcalde de Pekín ha mostrado interés en el invento.
Pero lo que ha concitado más atención en las últimas semanas es la confirmación de que el gobierno chino está investigando el uso de lluvia artificial para "enjuagar" el aire de sus partículas en suspensión.
Un documento divulgado por la Administración Meteorológica China en noviembre afirma que para 2015 todas las oficinas del clima del país deberían ser capaces de utilizar lluvia artificial para limpiar el esmog. Poco después, en un encuentro cerrado, el vicealcalde de Pekín les dijo a sus subordinados que la ciudad está evaluando ese método, según un medio de prensa del gobierno.
En más de un sentido, la idea no debería sorprendernos. Debido a su escasez crónica de agua, China ha invertido fuertemente en lluvia artificial desde fines de la década de 1950. El país se jacta de poseer la maquinaria de lluvia más poderosa del planeta, con 6902 cañones de artillería siembra-nubes, 7034 lanzacohetes de químicos, más de 50 aviones y 47.700 empleados destinados a la tarea, según cálculos gubernamentales de 2012.
Esa infraestructura impresionante es famosa por haber sido desplegada en Pekín para asegurar un cielo despejado para la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de 2008.
Pero aplicarle lluvia artificial al esmog es una idea relativamente nueva. Según los pocos científicos dispuestos a hablar, así como a partir de las explicaciones dadas por los medios estatales, esa tecnología implica el uso de cohetes, cañones o aviones para sembrar las nubes con catalizadores como hielo seco, yoduro de plata y sal. Esas sustancias potencian el proceso natural de formación de lluvia de las nubes.
En teoría, la precipitación resultante recoge las partículas contaminantes del aire a través de un proceso de "deposición húmeda". Pero, según muchos expertos, es un plan con muchas fallas. Para empezar, para que el proceso de siembra de nubes funcione, deben darse las condiciones de humedad adecuadas. Además, debe determinarse cuál es el punto más contaminado de una gran ciudad, y la lluvia puede ser intermitente y difícil de dirigir.
"Es complicado. Acá los científicos ni siquiera se ponen de acuerdo sobre la real cantidad de lluvia que produce la siembra de nubes", dijo Wang Shaowu, jubilado profesor de meteorología de la Universidad de Pekín.
Después está el tema de los efectos colaterales indeseados. Sea cual sea el químico que se siembra en el aire, termina cayendo, dice Zhao Lijian, experto en contaminación de la Fundación Energía, una organización sin fines de lucro que promueve las energías renovables.
La única solución real para los problemas de contaminación en China, insisten Zhao y otros científicos, es reducir la emisión de gases de sus plantas de energía, sus fábricas y sus autos.
Pero eso es muy difícil: China depende enormemente de sus plantas de energía eléctrica proveniente de la combustión de carbón. También implicaría meterse con las industrias del Estado, que siempre han resistido los controles medioambientales.
El año del caballo, con poca pirotecnia
- China dio la bienvenida ayer al año del caballo con celebraciones moderadas. La población obedeció los pedidos del gobierno, que, preocupado por la contaminación, recomendó usar menos fuegos artificiales.
- El año nuevo chino suele ser un día en el que se lanzan fuegos artificiales y petardos, que se cree traen buena suerte. Pero su uso deja una capa de humo durante horas en el cielo y, dada la contaminación que afecta a gran parte del país, esta vez el despliegue fue más modesto.
- Medios estatales informaron que las ventas habían caído y algunos residentes dijeron que no comprarían tanto este año.
- "Esto no es bueno para el medio ambiente, no es bueno para el aire", dijo un vecino llamado Lao Song. "El año pasado gasté alrededor de 300 yuanes (50 dólares) en fuegos artificiales, pero este año sólo gasté alrededor de 100 yuanes", agregó.
Traducción de Jaime Arrambide
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