"Infodemia": las peligrosas teorías conspirativas avanzan junto con el coronavirus
WASHINGTON.- El nuevo coronavirus fue diseñado en un laboratorio en el Instituto de Virología de Wuhan, China, como un arma biológica. Las antenas de la red 5G, la más veloz para la telefonía celular, son culpables del avance de la pandemia. Bill Gates creó la nueva enfermedad para hacer plata, crear una vacuna que sirva para "rastrear" a la gente y controlar al mundo. El ajo protege a la gente del virus. Estas son algunas de las teorías conspirativas y mitos –falsos– que acompañaron a la propagación del SARS-CoV-2 por el planeta.
Es la otra pandemia: una "infodemia masiva", que ya había alertado en febrero la Organización Mundial de la Salud (OMS), proliferó en las redes sociales y creó un problema adicional para doblegar la nueva enfermedad. Facebook, Google y Twitter ampliaron sus esfuerzos para contenerla.
"Todas estas teorías conspirativas y mitos están entrelazados entre sí, es un poco difícil ver con claridad si una es más importante que otra. El mayor problema, en general, es que son muchas", dijo a LA NACION Joe Smyser, CEO de The Public Good Projects, experto en salud pública y comunicación, y creador de una herramienta que monitorea y rastrea la desinformación en Internet sobre la pandemia. "Es diferente a otras crisis que enfrentamos en los tiempos modernos. No tiene comparación. Cada hora, cada día hay una nueva falsedad propagándose en las redes sociales", describió.
Nunca antes el mundo tuvo que enfrentar una crisis de salud global y una epidemia de desinformación a la vez. Ese "otro virus" encontró terreno fértil para propagarse. Uno de los mayores problemas, remarcó Smyser, es que el nuevo coronavirus apareció en una época cuando la confianza en los gobiernos y la ciencia ya estaba socavada. "El mecanismo para la creación de mitos y teorías conspirativas ya existía, esto simplemente le dio combustible", indicó.
A eso se suma que, durante una pandemia, los gobiernos, los organismos multilaterales y los científicos responden los interrogantes sobre la marcha, a medida que completan el rompecabezas del nuevo patógeno, dejando un vacío que puede ser rellenado con cualquier teoría o divague. Smyser señaló además que en esta crisis en particular hay "críticas legítimas" a la respuesta de Estados Unidos, China –acusada de esconder información sobre la enfermedad– y la OMS, y a veces la línea que divide al mito de la realidad puede ser bastante fina.
"Durante una pandemia, es totalmente normal no tener todas las respuestas y tener que dar información nueva todos los días. Pero en un mundo donde la gente quiere todas las respuestas de inmediato, hay un vacío y es fácil llenarlo con tus propias divagaciones", afirmó.
Duda sobre el origen
Una de las teorías que más proliferó en ese contexto apunta al Instituto de Virología de Wuhan. Casi tres de cada diez norteamericanos creen que el virus fue creado en un laboratorio, según una encuesta reciente del Centro Pew.Un 23% opina que fue "desarrollado intencionalmente", mientras que un 6% considera que fue creado "accidentalmente". Otra información que circuló, falsa, es que el gobierno de Barack Obama le otorgó una beca al instituto de US$ 3,8 millones.
China ha negado enfáticamente que el nuevo coronavirus haya salido del Instituto de Wuhan. El consenso científico vigente es que provino de un murciélago. El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, según sus siglas en inglés), dijo que el SARS-CoV-2, al igual que el virus del MERS y el SARS, se originó en murciélagos. La comunidad de inteligencia de Estados Unidos dijo que está de acuerdo "con el amplio consenso científico" de que el virus "no fue creado por el hombre ni modificado genéticamente".
Pero el gobierno de Estados Unidos aún investiga el origen de la nueva enfermedad, y el presidente, Donald Trump , alentó las sospechas al afirmar que había visto evidencia de que el virus se originó –no que fue "creado", sino que se originó– en el instituto de Wuhan. Trump, propenso a alimentar teorías conspirativas, rara vez contradice una versión, por más disparatada que sea. Un movimiento ultraderechista, QAnon, partidario del mandatario, ha sido fuente y motor de propagación de desinformación sobre la pandemia.
Otro blanco ha sido Bill Gates, cuyo nombre, durante abril, fue uno de lo más mencionados en las historias que monitorea Smyser. Uno de los motivos: Gates advirtió hace tiempo sobre el riesgo de una pandemia y es uno de los filántropos detrás del esfuerzo por encontrar y desarrollar una vacuna. Su fundación invertirá US$250 millones para combatir la pandemia, de los cuales 60 estarán destinados a encontrar una vacuna y un tratamiento. La teoría, falsa: Gates buscar insertar "microchips" a la gente con su vacuna.
Roger Stone, histórico operador del Partido Republicano y confidente de Trump, o Laura Ingraham, conductora de Fox News, han sido algunas de las figuras de la ultraderecha que han ayudado a propagar esta teoría.
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