Indignación por los gastos extravagantes de Bruselas
En medio de cuestionamientos sobre el costo de la burocracia europea, la revelación del presupuesto en vino generó más malestar
BRUSELAS.- En medio de la refriega por la cantidad de dinero que gasta la Unión Europea (UE) en tiempos de severa austeridad en todo el continente, Martin Ehrenhauser, un eurodiputado austríaco, lanzó hace unos meses una pregunta que cayó como un balde de agua fría sobre la estructura burocrática de Bruselas: ¿cuántas botellas de bebidas alcohólicas tiene almacenadas la UE en sus bodegas?
La respuesta tardó cuatro meses en llegar y reveló la astronómica cifra de 42.789 botellas de vino tinto, blanco y espumantes varios, y cerca de 2000 botellas más de diversas bebidas alcohólicas que descansan en las bodegas de la Comisión Europea y el Consejo Europeo, dos pilares fundamentales del bloque continental de 27 Estados.
"Me quedé helado", dijo Ehrenhauser, un eurodiputado independiente que se dice "amigo de una Europa común", pero enemigo de su actual despilfarro y disfuncionalidad. "No me imaginé que tenían tantas botellas guardadas. Tendrían que estar trabajando y no tomando."
La factura total de Bruselas en alcohol, presupuestada para este año en alrededor de 55.000 dólares, es apenas una minúscula parte de un gasto total previsto para 2012 de cerca de 170.000 millones de dólares, en su gran mayoría destinados a subsidios al campo y programas de desarrollo de las regiones más pobres. Y los vinos que compran distan de ser varietales de colección: la botella más cara de la bodega de la Comisión apenas supera los 60 dólares, según Maros Sefcovic, comisionado administrativo de la UE.
Pero mientras los líderes de toda Europa empiezan a confluir en Bruselas para debatir el destino de más de un billón de dólares en gasto para el período de siete años que empieza en 2014, la indignación popular generalizada por las supuestas extravagancias del gobierno continental en tiempos en que los gobiernos nacionales hacen recortes salvajes de sus propios presupuestos alimentó la hostilidad hacia los más ambiciosos y, por lo menos hasta que se desató la crisis, hace tres años, también exitosos experimentos de integración económica y política del mundo.
Opinión
En gran parte de Europa, la opinión sobre la UE y el aparato administrativo de Bruselas se ha agriado. Eurobarómetro, el organismo de monitoreo de opinión pública de la Comisión Europea, reveló que según una encuesta realizada en mayo que "los europeos que sienten actualmente apego por la Unión son una minoría". El 52% de los encuestados dijo sentir poco o ningún apego, 7 puntos por encima del mismo relevamiento en 2010. En Gran Bretaña, sólo el 27 por ciento se siente parte de la UE.
Los funcionarios de Bruselas reconocen que tienen un problema de imagen, pero en general lo atribuyen a una "percepción errónea" del gasto y a exageraciones sobre el aparato burocrático.
Sólo el 6% de todo el gasto se destina a la maquinaria administrativa de la UE, que cuenta con 55.000 empleados, incluyendo 6000 traductores, casi todos en Bruselas. Los borradores del presupuesto que circularon esta semana contemplan una reducción de un 1% de los gastos administrativos. Gran Bretaña pide recortes mayores, argumentando que los costos, aunque sean mínimos, son simbólicamente importantes.
Antes del inicio de las negociaciones de esta semana, por lo menos siete países ya habían advertido que están dispuestos a vetar cualquier presupuesto que no les garantice un reparto más justo.
Traducción de Jaime Arrambide
A. Higgins y James Kanter
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