En Europa, después del luto llega la desunión
El ataque en Bruselas expuso, como nunca, la falta de colaboración en el bloque
MADRID.– Sólo los une el llanto. La masacre jihadista en Bruselas expuso como nunca antes la falta de colaboración y los intereses contradictorios que separan a los socios europeos.
El rostro de la construcción comunitaria se desfigura frente a la amenaza del terror. Gobiernos que actúan solos, restricción de las libertades, insolidaridad y una xenofobia creciente resultan símbolos elocuentes de la nueva era. Pero también lo es la indefensión.
En medio del dolor por los 31 muertos, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, lanzó un dramático llamado de atención: "Si los Estados miembros hubieran aplicado los planes que aprobamos después de los atentados de París no estarí-amos como estamos hoy". Aludía a medidas de colaboración en seguridad que la Unión Europea (UE) pactó después de las matanzas de Francia en noviembre, igual que lo había hecho hace 10 meses en respuesta al ataque contra Charlie Hebdo. Pero todo se frena cuando pasa el luto.
El comisario de Interior europeo, Dimitris Avramópulos, lo sintetizó incluso más: "Los países tienen que confiar unos en otros. No podemos seguir así".
"Una respuesta coordinada entraña notables dificultades debido a las diferentes percepciones de la amenaza terrorista entre los 28 miembros de la UE y los condicionantes políticos de cada país. Eso no debe conducir a la resignación", señaló Rogelio Alonso, director del máster de Análisis y Prevención del Terrorismo de la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid).
En su visión, Europa debe esforzarse por mostrar "resistencia, fortaleza y responsabilidad" ante una amenaza que perdurará en el tiempo.
La falta de coordinación en la inteligencia quedó a la luz al conocerse los primeros datos de la investigación de Bruselas. Sólo un ejemplo: el suicida que se voló en el subte, Khalid El Bakraoui, era buscado por Francia como cómplice de los atentados de París sin que Bélgica estuviera al tanto, hasta que ya fue demasiado tarde. Los vínculos entre los dos golpes empiezan a ser innumerables.
"Hoy no existen herramientas suficientes para los investigadores a nivel europeo -opina Leandro Di Natala, especialista del Centro Europeo de Inteligencia y Seguridad Estratégica-. Se culpó mucho a Bélgica, pero las fallas de inteligencia se tienen que analizar a nivel comunitario, donde está faltando legislación e inversión para dar un combate sincronizado."
A diferencia de lo que pasa con la política económica desde la instauración del euro, la seguridad se decide a nivel nacional, con una enorme disparidad entre países.
Bélgica había recortado en un 9% su presupuesto en el último año. A su gobierno hoy le llueven críticas. Pero ¿cómo explicar que nadie pudo prever nada en una ciudad que es un nido de espías, como sede de las instituciones europeas y de la alianza de la OTAN?
Presupuesto
Los 28 países de la UE destinaron en conjunto el año pasado 250.000 millones de euros a seguridad interior -incluye inteligencia, lucha contra el terrorismo, cárceles y policías-. Estados Unidos, con una población significativamente menor, gastó un 22% más.
La única agencia de seguridad común, con funciones limitadas, es Europol. Sus fondos no llegan al 1% del total que gastan los países en protegerse. Sólo en enero se decidió dotarla de una oficina de contraterrorismo basada en La Haya, con 50 agentes que deben recolectar y evaluar información sobre sospechosos.
Tampoco en la política de defensa funciona la unión. Francia decidió bombardear las posiciones del grupo jihadista Estado Islámico (EI) en Siria después de los atentados de noviembre, sin pactarlo con sus socios.
Bélgica se había retirado, en julio de 2015, de la coalición occidental que actúa contra los jihadistas en Medio Oriente, pero anteayer resolvió volver a mandar aviones F-16 como respuesta a la matanza en Bruselas.
El auge de los populismos xenófobos -desde el Frente Nacional en Francia hasta el emergente AfD en Alemania- empuja de manera fundamental el proceso que los politólogos llaman de "renacionalización".
Aunque no lleguen al poder, influyen en las decisiones de los gobiernos. Las "soluciones nacionales" en lugar de europeas surgen como un antídoto natural contra el descontento de sus sociedades. Gran Bretaña lo lleva al extremo de convocar un referéndum que en dos meses definirá si sigue en la UE.
La avalancha de refugiados que huyen de la guerra en Siria agigantó la sensibilidad ya muy tocada por el terrorismo. Y terminó por desactivar una de las grandes conquistas de la Europa moderna, como es la frontera común, a partir de sucesivas decisiones unilaterales de los gobiernos.
Acuerdo
Después de discutir durante medio año sobre qué hacer con esa gente, los 28 acordaron este mes con el régimen autoritario de Turquía la devolución inmediata de quienes traspasen de manera irregular la frontera europea en Grecia.
"Frente a la Europa abierta de ayer, hoy avanzamos a la Europa fortaleza -opina Francisco de Borja Lasheras, directivo del think-tank Consejo Europeo de Relaciones Internacionales-. Se basa en la ilusión cortoplacista de que podemos contener la inseguridad fuera de nuestras fronteras, no ya comunes, sino nacionales, cuando la tenemos dentro, en Molenbeek [Bruselas] y en barrios normales e integrados."
Una gran contradicción del debate europeo es justamente la constatación incómoda de que los autores de los últimos grandes atentados son jóvenes nacidos y criados en Europa.
No existe una legislación común sobre cómo tratar con esos ciudadanos europeos que viajan a Siria o Irak y vuelven radicalizados.
Bélgica, con apenas 10 millones de habitantes, es el país europeo con más combatientes en las filas de EI.
Ahora, en medio del luto, su gobierno anunció que analiza castigar con la retirada de la nacionalidad a sus ciudadanos si se constata que participaron de una guerra en el extranjero.
Tampoco se trató nunca una política europea de control de armas. Los jihadistas no parecen haber tenido inconvenientes para conseguir los fusiles y explosivos para sus ataques. Los países se acusan entre ellos por la incapacidad de frenar el tráfico. Y las matanzas se repiten mientras el bloque europeo se convierte poco a poco en lo que pretendía dejar de ser.
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