Incendios forestales: uno de los tres problemas medioambientales más importantes que han surgido por el cambio climático
Un estudio del Pnuma estudia este fenómeno junto a la contaminación acústica y el cambio en los ciclos biológicos de plantas y animales
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Los feroces incendios en Corrientes ya han arrasado con el 10% del territorio provincial, un evento de tal magnitud que fue reportado por todos los grandes medios internacionales e hizo que Bolivia se solidarice con el envío de 70 brigadistas. Pero este no es un hecho aislado. En los últimos años se han producido incendios forestales devastadores en muchas regiones del mundo, tras las olas de calor extremas y las largas sequías. Y según el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), Fronteras 2022: ruido, llamas y desequilibrios, las cosas solo empeorarán; los incendios forestales serán más frecuentes, grandes e intensos debido al cambio climático.
De acuerdo con el documento, los incendios forestales son uno de los tres problemas medioambientales más importantes que han surgido debido al cambio climático. Los otros dos son la contaminación acústica y el cambio en los ciclos biológicos de plantas y animales.
El estudio explica que los incendios forestales son un fenómeno natural, pero cada vez son más peligrosos y afectan a zonas más amplias debido al cambio climático y a las actividades humanas.
“Es probable que la tendencia de las condiciones meteorológicas propicias para los incendios aumente debido a las crecientes concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera y a la consiguiente escalada de los factores de riesgo de los incendios forestales”, dijo Inger Andersen, directora ejecutiva del Pnuma en su prólogo.
Según el informe, entre 2002 y 2016, se quemó una media anual de unos 423 millones de hectáreas cuadradas de la superficie terrestre. Esto equivale a un área del tamaño de toda la Unión Europea.
Gran parte de la cobertura informativa se centra en los incendios forestales del hemisferio norte que destruyen ciudades, como durante la extraordinaria temporada de incendios de 2020 en el oeste de Estados Unidos. Entretanto, las extensas evacuaciones de 2021 en la isla griega de Eubea aportaron imágenes inquietantes de lo que los investigadores sugieren que se convertirá en sucesos más frecuentes en los países mediterráneos.
Los incendios forestales catastróficos también hacen estragos en el Sur global. En 2019/2020, Australia experimentó los incendios sin precedentes del “Verano Negro” (Black Summer), con noticias e imágenes impactantes difundidas internacionalmente. A pesar de ser un país marcado por el fuego en muchos aspectos, la gran escala e intensidad de esos incendios puso de manifiesto las graves consecuencias del calentamiento global. Los incendios quemaron más de 24 millones de hectáreas, miles de hogares fueron destruidos y 33 personas perdieron la vida. También destruyeron hábitats críticos para cientos de especies, incluidas las que ya estaban en peligro de extinción.
En América Latina, la rápida y generalizada deforestación de las sabanas y las selvas tropicales, agravada por las sequías y las limitaciones de las políticas de gestión de incendios existentes, ha provocado desastrosos incendios forestales en las últimas décadas. En 2019, más de seis millones de hectáreas ardieron en las regiones de la Chiquitania, el Cerrado y la Amazonía en Bolivia, Brasil, Colombia, Paraguay y Perú, en su mayoría dentro de áreas protegidas de vegetación nativa. Durante la estación seca de 2020, otra larga y destructiva ola de incendios forestales arrasó la zona.
Pero aunque los incendios catastróficos en California, Australia, Europa y el Amazonas han acaparado los titulares mundiales, el 67% de la superficie mundial anual quemada por todo tipo de incendios, incluidos los forestales, se encuentra en el continente africano, según las estimaciones del informe del Pnuma.
También en 2021, África fue la región más afectada por los incendios forestales, según la NASA.
Rayos y contaminación
Con el aumento de los incendios forestales, es muy probable que el mundo vea incidencias más frecuentes de rayos, indica el informe.
Se prevé que la frecuencia de los rayos aumente en algunas partes del mundo a medida que cambie el clima. El informe señala que la ignición de los rayos es la causa principal de los incendios forestales masivos en los bosques boreales de Norteamérica y el norte de Siberia.
Las tormentas eléctricas inducidas por el fuego son un nuevo peligro que plantea el aumento de los incendios forestales.
En las últimas décadas, se han registrado tormentas eléctricas de este tipo con mucha frecuencia en Australia, Europa y América del Norte.
Estas tormentas eléctricas contribuyen a crear condiciones más peligrosas para los incendios sobre el terreno. Según el Pnuma, con el cambio climático se prevé que aumente la frecuencia de los rayos, que a su vez provocarán más incendios en lugares lejanos. Las tierras menos propensas al fuego, como por ejemplo Groenlandia, también comenzarán a incendiarse.
Los incendios forestales también son responsables de la contaminación del aire. Existe una relación entre el impacto de la contaminación relacionada con los incendios forestales y las muertes humanas, según un estudio mundial de The Lancet publicado en septiembre de 2021.
Incendios nocturnos
Otro estudio publicado la semana pasada por la revista Nature sugiere que los incendios son cada vez más grandes y fuertes por la noche, un momento en el que los bomberos solían ganar algo de terreno.
“Los incendios nocturnos se han vuelto más intensos y frecuentes en las últimas décadas, ya que las noches calurosas y secas son más habituales”, señala el estudio dirigido por el Laboratorio de la Tierra del Instituto Cooperativo de Investigación en Ciencias Ambientales (CIRES) de la Universidad de Colorado Boulder.
Aunque los científicos descubrieron que esto es cierto en todo el mundo, el oeste de Estados Unidos parece estar fuera de la norma.
“Hay ciertos lugares en los que se está produciendo un aumento mucho mayor que en el resto del mundo, y el oeste de Estados Unidos es uno de ellos”, dijo Jennifer Balch, autora principal del estudio, a CNN.
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