Incendio en Notre Dame: qué se sabe a un mes del fuego y cómo está hoy la catedral
PARIS.- En los escombros de Notre Dame, la investigación progresa lentamente. Un mes después de la catástrofe, la pista intencional ha sido prácticamente descartada, privilegiando la hipótesis de la falla eléctrica. Mientras tanto, arquitectos e historiadores continúan el debate en torno de su reconstrucción.
No hay duda posible, la investigación del incendio que paralizó al mundo, tomará tiempo. Pero mucho más que la posibilidad de una colilla de cigarrillo encendida, es la teoría de un cortocircuito —tal vez a nivel de los ascensores de obra— que moviliza a los mejores elementos de la policía técnica y científica de la prefectura de policía de París.
El desafío reside en hallar los elementos de prueba entre la montaña de residuos, allí donde se estrelló la flecha de la catedral. Es ahí, entre esos miles de restos calcinados, en la intersección entre la nave principal y el transepto, que la prefectura envía un pequeño robot a buscar, uno por uno, los elementos que podrían ser útiles a la investigación.
En todo caso, los complotistas terminarán decepcionados. Desde que comenzó, los resultados de la investigación desechan poco a poco todos los indicios que podrían apoyar una pista terrorista. No fue hallado ningún rastro de hidrocarburo o de acelerador de fuego. Tampoco el más mínimo residuo de explosivo. Es verdad, el acto intencional no ha sido totalmente descartado, ya que el tribunal de París sigue asegurando que "ninguna pista será ignorada". Pero, para desgracia de los adeptos a los escenarios más oscuros, la implicación terrorista se aleja cada vez más.
Muchos, sin embargo, se habían apresurado a afirmar que el incendio que sufrió la iglesia parisina de Saint-Sulpice de París el 17 de marzo -28 días antes que el de Notre-Dame-, podía justificar la idea de una serie de ataques premeditados.
Confiada a la brigada criminal de París, con la colaboración del laboratorio central de la prefectura de policía, la investigación movilizó desde los primeros días a unos 50 especialistas. Hoy son muchos menos, pues terminaron los largos interrogatorios de toda la gente presente aquel día.
Los investigadores todavía no pueden acceder al sitio del incendio, pues siguen existiendo riesgos de caída de piedras o de derrumbe parcial del edificio.
Cómo está ahora
Pocos días después de que la Asamblea Nacional adoptó un proyecto de ley para la restauración y la conservación de Notre-Dame, el jefe del servicio de la Conservación de los Monumentos Históricos (DRAC), Antoine-Marie Préaut, explicó que "40 empresas trabajan en el sitio en un contexto de urgencia imperiosa".
Monumento histórico protegido, perteneciente al Estado, la catedral está considerada "zona peligrosa" desde el 19 de abril: "Eso significa que no tenemos acceso a ciertos lugares, sobre todo a las bóvedas. La fase de estabilización terminará cuando sea retirada la estructura metálica que era utilizada para la obra —y que en parte se fundió con el calor— y cuando terminemos de colocar el ‘paraguas’ de protección", agregó.
Por el momento, dos agujeros gigantes en el techo dejan pasar la lluvia, a pesar de la red de protección. Los restos carbonizados de la flecha yacen en la nave, junto a los escombros del altar principal. Las toneladas de piedra y madera que cayeron en el derrumbe reposan, numeradas, en tierra. Nadie las utilizará en la reconstrucción del nuevo techo, pero esos números muestran de dónde viene cada una.
Dos agujeros gigantes en el techo dejan pasar la lluvia, a pesar de la red de protección; los restos carbonizados de la flecha yacen en la nave, junto a los escombros del altar principal
Tampoco ha sido levantado el perímetro de seguridad que rodea la iglesia. Si bien la circulación fue restablecida en el muelle del Arzobispado, no sucede lo mismo con la rue du Cloître Notre-Dame, donde una banda de unos cuatro metros de ancho será organizada en pocas semanas para que pasen los peatones.
Cómo sigue
Y si bien los investigadores están dispuestos a tomarse todo el tiempo necesario, no sucedió lo mismo con arquitectos e historiadores que, al día siguiente del drama, se lanzaron en una desenfrenada carrera para imponer sus ideas de renovación o preservación.
¿Reconstruir en forma idéntica o modernizar? Ese es el gran debate que agita al mundo del arte, la arquitectura y la política.
"No vamos a reconstruir hoy por mimetismo la imagen del pasado. Sería como exponer en el Louvre una copia de La Gioconda", afirmó Alexandre Chassang, de ABH Architectes, después de tuitear la idea de una nueva flecha de vidrio.
¿Reconstruir en forma idéntica o modernizar? Ese es el gran debate que agita al mundo del arte, la arquitectura y la política
El primer ministro, Edouard Philippe, ni siquiera había tenido tiempo de lanzar su propuesta de concurso internacional que, para los defensores del modernismo, había que evitar a cualquier precio una reconstrucción idéntica. La invitación del presidente Emmanuel Macron de pensar "un gesto contemporáneo" alimentó la imaginación de los arquitectos más célebres.
El estudio francés Paul Godart y Pierre Russel defienden un proyecto de techo de vidrio, donde los turistas puedan pasear. NBA sugiere un invernadero en lugar de techo. El británico Norman Foster también propone la utilización del vidrio. Jean-Michel Wilmotte usaría el titanio...
"En el siglo XIX, Viollet-le-Duc no se preocupó de cómo era la flecha del siglo XIII", argumenta.
Los defensores de una catedral idéntica a la anterior también tienen sus argumentos.
"Se trata de un ícono de nueve siglos que recibimos en herencia y debemos reparar, ya que no fuimos capaces de preservar", afirman los arquitectos parisinos Denis Valode y Jean Pistre.
"La flecha de Viollet-le-Duc forma parte de las cosas intangibles de la catedral", dice a su vez Jean Nouvel, autor del Louvre de Abu Dhabi.
Ciudad Luz
Hasta que Macron zanje el debate, dos cosas son dignas de destacar. La primera es que, cualquiera sea la idea retenida, el dinero para ejecutarla no faltará. En menos de dos semanas, más de 1100 millones de euros fueron recaudados, provenientes de ricas personalidades de Francia y del exterior.
La segunda es una idea brillante, obra de Christophe Pinguet, cofundador de Shortcut, una agencia de eventos parisina. Pinguet imaginó una escenografía para hacer revivir Notre-Dame de manera efímera, probablemente entre el 25 de diciembre y el 15 de enero próximos. Un proyecto sobrio, digno, emotivo y de intenso simbolismo: la proyección de una flecha luminosa y sus haces de luz elevándose hacia el cielo. Presentado a la alcaldía de París y al ministerio de la Cultura francés, que aún no dieron su acuerdo definitivo, el proyecto —según Pinguet— "tendría la doble misión de devolver la esperanza sobre el futuro de la catedral y recordar la vocación de París como Ciudad Luz".
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