Hoy, ballottage: la pulseada entre un empresario y la delfín de Correa define el futuro de Ecuador
Daniel Noboa y Luisa González disputan la presidencia, en unas elecciones de resultado incierto y tras una campaña marcada por la violencia; la búsqueda del voto joven, una apuesta de ambos
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GUAYAQUIL.- GUAYAQUIL.– “¡Los jóvenes confiamos en ti cuando decían que Daniel Noboa solo tenía el 2% [de apoyo en las encuestas antes de la primera vuelta]. Nosotros no dejamos de creer en ti, no te olvides de nuestras caras”, repitió un joven indígena a pocos metros del abanderado presidencial ecuatoriano de la Alianza Democrática Nacional (ADN) –que hoy se enfrenta en el ballottage a la correísta Luisa González– durante uno de sus mítines del fin de campaña.
El rostro del candidato, de solo 35 años, se llenó de complacencia. Había conseguido su objetivo. Los jóvenes eran su apuesta desde el primer día en el que se lanzó tras los pasos de su padre, el magnate bananero Álvaro Noboa, cinco veces candidato en las presidenciales ecuatorianas.
Este “socialdemócrata moderado”, como se define a sí mismo, formado en el extranjero en distintas escuelas políticas, ha heredado de su padre su instinto político, capaz de olfatear cómo la desesperación ha cundido en parte de la juventud ecuatoriana ante la falta de oportunidades laborales.
Se demostró una vez más con la marea humana que el jueves inundó un centro comercial en Guayaquil en busca de un puesto de trabajo. También lo hace todos los días con quienes huyen a través de la selva del Darién con destino a la frontera del Río Bravo. Tras los venezolanos, se han convertido en los sudamericanos que con mayor ahínco buscan alcanzar la tierra prometida del norte.
Estos y otros jóvenes, mayoría en el país, son quienes hoy decidirán el destino de Ecuador en las urnas. El dirigente centrista, una de las grandes sorpresas del año electoral en América, basó su estrategia en la fórmula empleo-seguridad, con especial foco en los jóvenes. Motivos le sobran: la cuarta parte del electorado no ha cumplido los 30 años, entre ellos más de 600.000 ecuatorianos de 16 y 17 años que votan por primera vez.
Nuevo look
La pugna en redes sociales a la caza del voto joven centró la campaña de los dos candidatos, con González (de 45 años), la nominada por el expresidente Rafael Correa, rejuvenecida y refrescada con nuevo look, que incluyó ropa deportiva y sofisticada, hasta unas gafas cool que han llamado la atención del país.
En primera vuelta, esta funcionaria que el exmandatario prófugo eligió por su lealtad extrema apareció a los ojos del país como una madre muy alejada de los jóvenes y defensora del movimiento provida, luchadora antiabortista contraria incluso a la interrupción del embarazo en casos de violación. Más de 2000 jóvenes tuvieron el año pasado en Ecuador hijos de sus violadores.
“Se notó, incluso en su último mitin, cómo Noboa ha tratado de ganarse el apoyo de los votantes jóvenes. Propuso impulsar el empleo mediante incentivos fiscales y la expansión del crédito barato a las empresas, entre otras cosas”, dijo a LA NACION el analista John Polga-Hecimovich. “Por su parte, tras un buen desempeño en el último debate presidencial, González se enfocó en la seguridad y la pobreza, dos temas que tienen alta resonancia con los votantes”, agregó.
Pese al favoritismo de Noboa, las espadas electorales permanecen en todo lo alto. En Ecuador está prohibido publicar encuestas durante los últimos diez días, pero las redes sociales son un territorio libre de vedas. “El 12% de los encuestados en el último sondeo dicen que todavía están indecisos, por lo que una remontada de último minuto de González aún es una posibilidad, aunque remota en mi opinión”, señaló Polga-Hecimovich.
Correa, cuya presencia se siente desde el exterior, ya sea en sus continuas visitas al México de su amigo el presidente Andrés Manuel López Obrador, o en su refugio europeo de Bélgica, donde permanece desde que dejó la presidencia en 2017, avisó en las redes sociales que su candidata viene de subida y se sitúa, según encuestas amigas, a menos de un punto de Noboa.
Su lema “por el bien de todos”, más las campañas promocionales millonarias en las que se identifica con los pobres, parecen haber calado entre antiguos votantes correístas decepcionados con su líder. Por debajo pero no tan lejos, como le asegura su gran asesor, González lanzó una sentencia grandilocuente al cierre de campaña: “Estas elecciones no son cualquier elección, en estas elecciones nos jugamos la vida”.
La estrategia urdida por Correa para hacerse de nuevo con el poder presidencial pasa por una victoria en las urnas, que provocaría de inmediato una Asamblea Constituyente para forzar su regreso, su indulto y su candidatura para 2025. Correa se mantiene prófugo de la Justicia ecuatoriana tras ser condenado a siete años de cárcel por corrupción.
González tampoco mintió al asegurar que estas elecciones anticipadas son especiales. Quien salga elegido en las urnas se juramentará a finales de diciembre y gobernará durante un año y medio para acabar el actual período presidencial que deja Guillermo Lasso. Tanto González como Noboa pueden volver a ser candidatos en 2025.
Para frenar este magma, Noboa ha recurrido a sus conocidos golpes de efecto. Primero fue el uso de chaleco antibalas y después los anuncios del Chito Vera, campeón de artes marciales mixtas y héroe popular entre los ecuatorianos. Más tarde llegaron los Noboas de cartón a tamaño natural, que todavía se asoman por todo Guayaquil.
“Las campañas son para ganarlas”, afirmó el analista Matías Abad, sabedor de que en las dos vueltas electorales la política, tal como él la entiende, ha sido la gran ausente en estas semanas de campaña entre los dos finalistas.
“Nos hemos conformado con el spot, el meme o el jingle como referentes para tomar una decisión. El debate apasionado, las ideas firmes y los mensajes potentes han quedado fuera de juego en una cancha marcada por la excesiva cautela y por la idea de que confrontar impide ganar”, concluyó.
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