Hong Kong: con balas de goma y heridos se recrudecen las protestas contra China
HONG KONG.- Con gases lacrimógenos, gas pimienta, balas de goma y mangueras de agua. La Policía de Hong Kong intenta así frenar a los manifestantes que hoy, una vez más, desde el fin de semana, protestan en los alrededores del edificio del gobierno para oponerse a una polémica reforma del sistema de extradiciones, símbolo de las preocupaciones sobre el creciente control chino y la erosión de los derechos civiles en el territorio.
La violencia de hoy en las calles, que dejó al menos 22 heridos, se lee como la mayor crisis política del país en varios años en medio de un debate legislativo sobre las propuestas para reformar la normativa sobre extradiciones, algo que permitiría enviar a China a sospechosos de delitos en Hong Kong para que sean juzgados allí.
Los miles que se congregaron, en su mayoría de jóvenes con los rostros cubiertos, derribaron barreras y protagonizaron cruces con agentes ante la sede del gobierno y las oficinas del Consejo Legislativo. También arrojaron piedras, botellas, vallas de metal y otros objetos a los oficiales, que en total eran cerca de 30 mil. Cuando pareció que un grupo había rebasado el perímetro policial en torno al edificio, la Policía actuó para repelerlo y utilizó también proyectiles no letales.
Los manifestantes acamparon, emulando la Revolución de los Paraguas de 2014, abasteciéndose de agua, comida y otros suministros, incluso médicos, con la intención de quedarse allí hasta conseguir que se cancela el proyecto de la llamada Ley para Delincuentes Fugitivos. El jefe de la Policía declaró que "esto es ahora una revuelta", una calificación no se usó siquiera en las protestas de Occupy de hace cinco años y que puede conllevar condenas de hasta diez años de cárcel. "Urgimos a la gente a no hacer nada que pueda lamentar el resto de sus vidas", agregó.
Por los incidentes, el gobierno anunció el aplazamiento de la sesión legislativa, prevista para las 11 de la mañana, y aun no comunicaron cuándo se celebraría. Asimismo, la directora general del gobierno, Carrie Lam, canceló una conferencia de prensa que tenía programada.
La demora se entiende por ahora como una victoria temporal para los detractores de la reforma, que lideran las marchas más grandes en Hong Kong desde las protestas prodemocracia que paralizaron parte del centro financiero asiático durante más de tres meses en 2014. En este marco, algunos negocios cerraron el miércoles y se convocaron paros laborales y huelgas estudiantiles.
Las protestas son vistas como un desafío para el gobernante Partido Comunista chino y su presidente, Xi Jinping, que dijo en el pasado que no toleraría que se utilizara Hong Kong como base para desafiar la autoridad del partido. Las marchas también dieron espacio para expresarse a los hongkoneses jóvenes alienados por un proceso político dominado por la élite económica del territorio.
Los rechazos
La situación de la reforma legislativa seguía sin estar clara tras los incidentes violentos, que en su mayor parte habían terminado después de que la policía guiara a los manifestantes al otro lado de un puente peatonal. Sin embargo, quedaban varios cientos de manifestantes que no daban muestras de querer marcharse.
Uno de ellos, que sólo se identificó por su nombre, Marco, dijo que confiaba en que la protesta persuadiera al gobierno de retirar las enmiendas propuestas. "Queremos que el gobierno deje la legislación y no vuelva a traerla", dijo.
En la misma línea, otro joven aseguró que la protesta era un momento decisivo para sus pares hongkoneses, que afrontan difíciles perspectivas de empleo y un precio disparado de la vivienda. "Tenemos que alzarnos por nuestros derechos o nos los arrebatarán", indicó.
Los reparos de los asistentes a identificarse por su nombre completo y profesión reflejaban la estrategia cada vez más agresiva de las autoridades con la desobediencia civil. Esas acciones nunca se toleran en la China continental y los residentes en Hong Kong pueden afrontar vetos a viajar y otras repercusiones si cruzan la frontera.
Se suponía que la filosofía "un país, dos sistemas" garantizaba a Hong Kong el derecho a conservar sus sistemas social, legal y político durante 50 años tras la devolución de la excolonia británica en 1997. Sin embargo, el Partido Comunista chino parece renegar progresivamente de ese acuerdo al imponer reformas legales impopulares.
Agencias AP y DPA
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