Histórico: una mujer de raza negra y gay gobernará Chicago
Con los recursos mínimos y una campaña de contacto, Lori Lightfoot ganó las elecciones
WASHINGTON.- Chicago, la tercera ciudad más poblada del país, marcó anteayer un nuevo hito en la historia política de Estados Unidos al elegir como alcaldesa, por primera vez, a una mujer afroamericana y abiertamente homosexual.
Lori Lightfoot, 56, abogada, le asestó un inesperado golpe al establishment político de la ciudad al imponerse por una abrumadora mayoría a quien hasta hace poco era considerada la candidata favorita a ganar la elección, Toni Preckwinkle, una mujer, también afroamericana, de vasta trayectoria en Chicago, que había pasado casi 20 años en el Concejo Deliberante. Lightfoot, que nunca ocupó un cargo electo, obtuvo más del 70% de los votos, según el primer conteo.
El triunfo de Lightfoot cobró relevancia nacional no solo por el hito que marcó en la historia de Estados Unidos y el peso demográfico y económico de Chicago en el mapa del país -es la tercera ciudad más poblada después de Nueva York y Los Ángeles, con una economía equivalente al producto bruto de Suiza-, sino también por el mensaje político que envió al resto del país, justo cuando comienza una nueva campaña presidencial.
La campaña de Lightfoot hizo mucho hincapié en el combate a la corrupción en una ciudad con un amplio archivo de corrupción política. Y revalidó la tendencia que marca una mayor apertura de la gente para elegir a candidatos fuera del espectro político tradicional, o outsiders, en la jerga política norteamericana. Chicago, en la escena política de Estados Unidos, era un bastión cerrado donde el poder se movía dentro de un círculo de figuras establecidas. "No queremos a nadie que no mandó a nadie", es uno de los mantras de la ciudad.
"Cuando comenzamos este viaje, hace once meses, nadie nos dio muchas posibilidades. Nos enfrentamos a intereses poderosos, una máquina poderosa y un alcalde poderoso", dijo Lightfoot, anteayer, al celebrar su triunfo. "¡Podemos y vamos a frenar en esta ciudad el interminable ciclo de corrupción!", les prometió a sus seguidores.
El camino hacia la alcaldía de Chicago se abrió luego de que el alcalde, Rahm Emmanuel, primer jefe de gabinete de Barack Obama y uno de los estrategas de su primera campaña presidencial, anunció a fines del año anterior que no competiría por un tercer mandato.
Antaño fiscal federal, Lightfoot fue la novena candidata en ingresar en la contienda por la alcaldía de Chicago. Nacida en Ohio, está casada con Amy Eshelman. Tienen una hija de 11 años. Tal como sucedió con otros outsiders que sacudieron la política de Estados Unidos, como el presidente Donald Trump, o el senador socialista Bernie Sanders, expertos y analistas desecharon temprano su candidatura al afirmar que carecía de un "trayecto" visible hacia un triunfo.
Sin aparato político
Lightfoot no tenía de las conexiones y la estructura de una campaña tradicional, y optó por hacer política a la vieja usanza. "En lugar de confiar únicamente en la publicidad, fue a todas partes y se reunió con todos", resumió un editorial del Chicago Tribune. Además, Lightfoot ofreció propuestas detalladas más que grandes ideas. Y prometió hacer frente a la desigualdad que impera en la ciudad, una epidemia visible en casi todo el país. Una de sus principales promesas: invertir más en los barrios más postergados.
"¡Podemos y vamos a hacer que Chicago sea un lugar donde su código postal no determine su destino!", dijo en su discurso de victoria.
Lightfoot asumirá en mayo. Ayer, al recorrer la ciudad celebrando la victoria, reconoció su sorpresa.
"Nos sentíamos muy cómodos de que tendríamos un buen margen basado en nuestra encuesta interna y lo que escuchamos de otras personas en toda la ciudad, pero para barrer los 50 recintos con ese tipo de margen, obviamente es histórico y es muy, muy gratificante", indicó. La historia ya estaba hecha.
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