Histórica votación: cayó el presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU. expulsado por una revuelta republicana
Kevin McCarthy fue desplazado en medio de la furia de un grupo de ultras por su último acuerdo para mantener el gobierno federal en funciones al evitar el “shutdown”
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WASHINGTON.- Kevin McCarthy, jefe de los republicanos en el Congreso, fue destituido este martes como presidente de la Cámara de Representantes en la primera votación en la historia de Estados Unidos que removió al líder de los congresistas, tercero en la línea de sucesión presidencial. La inédita salida de McCarthy, que desató una crisis inesperada en el parlamento, fue forzada por un grupo de legisladores ultras de su propia bancada, furiosos por el acuerdo de último minuto que McCarthy forjó el fin de semana con la Casa Blanca para evitar un “shutdown” del gobierno federal, el cierre por falta de aprobación de fondos para su funcionamiento.
La histórica caída de McCarthy puso punto final a un liderazgo traumático, polémico, nutrido en roces internos y traiciones que volvió a dejar al descubierto las grietas profundas que marcan el pulso político de Estados Unidos, y dejó al Congreso sumido en la parálisis justo cuando debe discutir nuevos gastos presupuestarios, incluida la crítica ayuda militar a Ucrania, que quedó más comprometida.
La salida de McCarthy marcó la primera en la historia del país que un Presidente de la Cámara de Representantes es desplazado en una votación. La última vez que hubo un intento por desplazar a un presidente de la Cámara de Representantes fue en 2015, cuando un grupo de congresistas del movimiento Tea Party, precursor del trumpismo, también desplegó una ofensiva contra el entonces líder de la Cámara baja, John Boehner. Ese intento nunca llegó a una votación, y Boehner renunció dos meses después. El desplazamiento de McCarthy, cuyo reemplazante deberá ser designado por los republicanos, suma un nuevo grado de dificultad a la ya de por si ardua tarea de tejer consensos en el Capitolio, y deja un testimonio de la aspereza política actual en Estados Unidos.
BREAKING: Kevin McCarthy has been ousted as speaker of the House. It's the first time in U.S. history that House lawmakers have voted their leader out. https://t.co/pT8qms4Kx0 pic.twitter.com/DijFihj2jI
— ABC News (@ABC) October 3, 2023
El líder de la rebelión contra McCarthy fue el congresista ultraderechista de Florida Matt Gaetz, quien presentó una resolución para dejar vacante la presidencia de la Cámara de Representantes.
Tanto McCarthy como Gaetz mantienen un buen vínculo con Donald Trump, quien evitó tomar partido a favor o en contra de McCarthy ante la ofensiva de una facción del ala radical. Acorralado, McCarthy sólo tenía un camino para sobrevivir en su cargo: contar con el apoyo de la bancada demócrata. Pero la Casa Blanca y los demócratas le dieron la espalda, tanto o más frustrados con su liderazgo que el puñado de ultras republicanos que empujó su salida.
JUST IN: Rep. Kevin McCarthy is seen departing the House chamber, ignoring questions, after being ousted as Speaker of the House. https://t.co/APs8EIdd5Z pic.twitter.com/I6XEo5X2vD
— ABC News (@ABC) October 3, 2023
Con el voto de los demócratas y apenas ocho republicanos rebeldes, McCarthy fue desplazado por 216 votos a favor y 210 en contra.
“El caos es el Speaker McCarthy”, dijo Gaetz al hablar en el piso de la Cámara de Representantes unos minutos antes de la votación. “El caos es alguien a quien no podemos confiarle su palabra”, fustigó el cogresista, quien ya durante el fin de semana había acusado a McCarthy de mentir sobre las negociaciones con la Casa Blanca para evitar el “shutdown”.
La caída de McCarthy dejó expuesta otra vez la fractura interna del Partido Republicano, donde los legisladores moderados vinculados a las posturas históricas del Grand Old Party conviven con los ultras que llegaron al poder de la mano del Tea Party, nacido durante la presidencia de Barack Obama, y se afianzaron luego con el trumpismo y la irrupción del movimiento Make America Great Again forjado por Trump, líder indiscutido de la oposición quien irá otra vez en busca de la presidencia el año próximo. Gaetz profundizó esa división, al fraccionar a los ultras para desbancar a McCarthy. Los demócratas también lidian con una división política en el seno de su coalición, aunque es más tenue y menos disruptiva que la de los republicanos.
Lejos de salir en respaldo de McCarthy, el gobierno de Biden decidió mirar la “guerra civil” de los republicanos desde un costado, remarcando en cada ocasión posible el costo de la parálisis política y de la falta del consenso, que este último fin de semana estuvo a punto de forzar un nuevo cierre de las funciones del gobierno federal, incluyendo el pago a las Fuerzas Armadas, sagradas para todo el arco político.
“Es su caos, no es lo que el pueblo norteamericano quiere ver”, dijo, escueta, la vocera presidencial, Karine Jean-Pierre, cuando le preguntaron por la crisis política durante su habitual conferencia de prensa.
Antes de la votación, McCarthy se había mostrado optimista ante los periodistas, pero sin llegar a mostrarse plenamente confiado de que lograría sobrevivir la votación. “Veremos qué pasa”, dijo en el Capitolio mientras caminaba hacia la Cámara de Representantes. Pero su suerte ya estaba echada. Unos minutos antes de la votación, los demócratas habían firmado el acta de defunción de su presidencia al anunciar que el bloque respaldaría el desplazamiento al votar a favor de la moción para dejar vacante su puesto.
“Nos enfrentamos a un momento serio, solemne y sobrio”, dijo en un mensaje a su bancada el líder demócrata, Hakeem Jeffries, quien acusó a los “republicanos extremistas” vinculados al trumpismo de impedir el consenso parlamentario. “Ahora es responsabilidad de los miembros del Partido Republicano poner fin a la ‘guerra civil’ republicana en la Cámara de Representantes”, remató.
Los dos últimos líderes republicanos en la Cámara de Representantes, Boehner y Paul Ryan, se retiraron de la política luego de liderar la Cámara baja, y también debieron lidiar con las internas en su propio partido.
La expulsión de McCarthy demorará y muy probablemente dificultará aún más las negociaciones en la Cámara justo cuando el Congreso debe lograr consensuar un nuevo proyecto de gastos antes del fin de año para mantener el gobierno en funciones y evitar un nuevo “shutdown”. Además, los legisladores deben abordar la asistencia militar a Ucrania, que quedó afuera del último paquete de gastos.
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