¿Hiroshima y Nagasaki son más radiactivas que otras ciudades? ¿Qué árbol resistió la bomba?: cinco preguntas a 77 años del ataque nuclear
En un nuevo aniversario del estallido de la segunda arma atómica sobre Japón, los expertos consultados por LA NACION respondieron a los interrogantes
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Tres días después del primer estallido nuclear de Uranio-235 sobre Hiroshima, Japón, la bomba “Fat Man”, cargada con Plutonio-239, explotó el 9 de agosto de 1945, hace hoy 77 años sobre Nagasaki.
Ahora, el fantasma de una guerra nuclear se reavivó con las amenazas de Rusia en Ucrania. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, dijo el lunes que el riesgo de una confrontación nuclear había regresado después de décadas.
Y son muchos los interrogantes que despierta la experiencia de Japón en la Segunda Guerra. Más allá del enorme poder de destrucción, ¿cuál fue el nivel de contaminación radiactiva luego en Japón? La vida media de algunos elementos atómicos alcanza miles de años; ¿son aún detectables los niveles de radiactividad de la bomba sobre Hiroshima y Nagasaki?
También surgen otras preguntas: ¿El lanzamiento de bombas atómicas puede ser enjuiciado como un crimen de guerra? ¿Por qué los japoneses no guardaron rencor hacia los norteamericanos e incluso aceptaron luego mansamente la ocupación durante más de seis años?
LA NACION consultó a expertos sobre el tema que respondieron a estas preguntas.
¿Por qué Hiroshima y Nagasaki no son radiactivas?
Los datos de una explosión nuclear son apabullantes. La unidad para medir el grado de absorción de radiactivad sobre la materia se llama Gray (Gy). En el caso de la bomba de Hiroshima el nivel de radiación inicial en el hipocentro fue de aproximadamente 240 Gy. Como referencia, una dosis de 5 Gy expuesta por todo el cuerpo humano ya es fatal. En una sesión de radioterapia, el paciente se somete a una dosis menor de 2 Gy aplicada en un lugar específico. Para eliminar un tumor se utilizan 30 Gy, pero dirigidos a áreas más pequeñas, de algunos milímetros cuadrados.
En el desastre de la planta nuclear de Chernobyl en 1986, se detectaron niveles de hasta 3,9 Gy en las tiroides de las personas que vivían cerca de la planta y los rescatistas que trabajaron en la zona hasta cuatro años más tarde recibieron dosis de entre 0,02 Gy y 0,5 Gy.
“Pero hay una gran diferencia entre explosiones como las de Japón, de fisión en cadena rápida y en el aire, y las de una planta nuclear de fisión lenta y en tierra”, explicó a LA NACION el doctor Mario Mariscotti, exdirector del Instituto de Investigación y Desarrollo de la Comisión Nacional de Energía Atómica.
La bomba de Hiroshima tenía 64 kilos de Uranio-235 y el reactor de Chernobyl, varias toneladas de uranio enriquecido. En Hiroshima, el 1,5% se fisionó y el 98,5% formó parte del hongo que se formó luego del estallido. En el material que se fisionó, los isótopos más dañinos son los de vida muy corta, como el iodo 131 -que afecta la tiroides- o el estroncio 89 -que daña principalmente los huesos-. La nube que cayó principalmente en el océano en Japón, tenía menos radiactividad que la que naturalmente hay en el mar. El reactor de Chernobyl tenía en cambio varios cientos de kilos de materiales fisionables en su interior.
“La intensidad de la radiación es inversamente proporcional a la vida media de un elemento. Aquellos que tienen una vida media de miles de años no emiten tantas partículas por segundo. La vida media del iodo es por ejemplo de ocho días”, explicó el doctor Mariscotti. “En Hiroshima se esparcieron sustancias de diversa vida media. El cesio 137, por ejemplo, dura 30 años, pero se deposita sobre la tierra y se soluciona limpiando el terreno. Por eso estimo que en un año los niveles de radiactividad de Hiroshima y Nagasaki ya eran los normales”, agregó.
¿Cuáles serían hoy las consecuencias de una guerra nuclear?
“Más allá del indiscutible daño que produciría este tipo de ataque, el impacto de la radiactividad sería igual o incluso menor que en Japón porque las bombas actuales son de fusión de hidrógeno, que generan menos sustancias radiactivas. De cualquier manera, las bombas de hidrógeno se disparan con una bomba atómica”, explicó el doctor Mariscotti.
“En realidad, fuera del nivel de destrucción inicial, quizás el mayor problema sería la nube de polvo y cenizas que levantarían bombas como las actuales, miles de veces más potentes que la de Hiroshima y Nagasaki. Eso generaría un efecto inverso al invernadero. Blindaría la radiación solar y produciría un enorme enfriamiento de la Tierra de consecuencias inimaginables”, concluyó.
¿Hay algún tipo de árbol que haya sobrevivido a la bomba?
Sí. El Ginkgo biloba, conocido en Japón como “el árbol de los cuarenta escudos”, por su resistencia.
“Con 270 millones de años sobre la Tierra, es una de las especies más antiguas. Se fue adaptando a los climas y factores más extremos, y hay árboles de hasta 3000 años”, explicó a LA NACION el ingeniero agrónomo Diego Ishikawa.
El Ginkgo biloba tiene diferentes mecanismos moleculares que le permiten vivir mucho tiempo y sobrevivir a las adversidades.
“Su genoma, formado por 10.000 millones de pares de bases es tres veces más extenso que el humano. Como posee casi 41.000 genes está preparado para enfrentar las más diversas amenazas externas”, agregó Ishikawa.
Los Ginkgo Biloba que había en Hiroshima antes del ataque, solo sufrieron daños en las partes expuestas sobre la tierra, pero volvieron a crecer sin problemas desde las raíces, por lo que en Japón es conocido también como hibakushumoku (”el bombardeado”). Entre las ruinas de un antiguo templo budista, a pocos kilómetros del hipocentro de la explosión de Hiroshima, un Ginkgo biloba volvió a brotar, por ejemplo, poco menos de un año después de la explosión. En la remodelación del edificio se mantuvo el árbol que pasó a ser un símbolo de renacimiento y veneración. A sus pies inscribieron una oración: “No más Hiroshimas”.
¿Por qué los japoneses no odiaron a los norteamericanos luego de los ataques nucleares?
Sobre esta cuestión, fuera del ámbito de las ciencias exactas, las opiniones son más variables, desde los que mencionan cierto sentimiento de culpa por los propios crímenes que cometió Japón en las guerras de Asia, la larga tradición del “vasallaje” -sometimiento al que manda o el vencedor, sea quien fuere-, o la vasta ayuda que brindó Estados Unidos para el resurgimiento del país en lugar de una actitud revanchista.
De todas maneras, no todos los japoneses reaccionaron de la misma manera luego del horror nuclear.
“No se puede generalizar”, advirtió a LA NACION la historiadora Norma Field de la Universidad de Chicago, nacida en Tokio, hija de una japonesa y un soldado estadounidense de la ocupación. “Mi madre nunca perdonó a Harry Truman por su decisión de lanzar la bomba. Incluso ella se enojó mucho con Bill Clinton cuando medio siglo más tarde defendió a Truman. El comentario de Clinton encendió el reclamo japonés de un pedido de disculpas, algo que nunca sucedió”, agregó Field.
También se refirió al “brusco cambio cultural” de los japoneses en su relación con la autoridad tradicional. “Fue el Estado conducido por el emperador el que condujo al país a una guerra devastadora, y entonces todo el país estuvo abocado a reescribir siglos de tradiciones respecto de la autoridad”, dijo Field.
Por su parte la historiadora Cecilia Onaha, de la Universidad de La Plata, enfatizó a LA NACION que “Japón no tuvo forma de resistirse ni rechazar al invasor. Era un país derrotado que había entregado sus armas. Además, así como hubo un Juicio de Nuremberg para los nazis, también se realizó el Juicio de Tokio para los criminales de guerra japoneses y allí salieron a la luz muchas atrocidades”.
Por otro lado, Onaha destacó la urgencia que había en 1945 en el pueblo por “dar vuelta la página” de la guerra. “Japón llevaba 15 años continuos de guerra, con el 40% del aparato productivo del país destruido y la población empobrecida. Los japoneses estaban atrasados en todo sentido y había que retomar el camino del desarrollo. Por eso recibieron a los estadounidenses de esa forma”.
¿Podría EE.UU. haber sido juzgado por crímenes de guerra?
La respuesta breve es sí, definitivamente sí.
“Es importante recordar que los tribunales de crímenes de guerra, Nuremberg o Tokio, constituyeron lo que se llama la ‘justicia de los vencedores’. Y obviamente que Estados Unidos no iba a reconocer sus acciones durante la guerra como un crimen ”, señaló Field.
Los argumentos históricos de Estados Unidos fueron que una eventual ocupación de Japón, en vez de las bombas nucleares, hubiera tenido un costo mucho mayor en vidas. Pero las leyes de la guerra diferencian claramente los objetivos militares, que son un blanco lícito en un conflicto, de los civiles. “En este sentido, el argumento de Estados Unidos fue que Hiroshima y Nagasaki tenían instalaciones militares y, por lo tanto, no constituían objetivos civiles. También existe la teoría de que la movilización de toda la nación por parte de Japón había elevado el conflicto al nivel de ‘guerra total’ donde toda la población podía ser considerada combatiente”, concluyó Field.
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