Hiperinflación en Rusia, como en la Argentina de 1989
MOSCU.- Allá por 1989, en pleno proceso hiperinflacionario, se decía en Buenos Aires que lo más económico que uno podía hacer era tomar un taxi..., porque se pagaba al bajar. Aquella broma del ingenio popular argentino bien podría haberse aplicado ayer en Moscú, donde la moneda local perdió tan rápidamente su valor que el gobierno, alarmado por la caída, ordenó interrumpir las transacciones en los mercados de divisas. En rigor, nadie hubiera podido calcular bien ayer el costo de la moneda rusa (o de un viaje en taxi), porque el rublo no tenía precio. "Aquí estamos de brazos cruzados. Nadie se anima a aceptar rublos. Cincuenta, cien por dólar. No importa. No hay tomadores", dijo a La Nación un operador de divisas de un importante banco de inversión extranjero que en las últimas tres semanas despidió al 80% de sus empleados.
Tal fue la debacle de la moneda rusa que, cerca del mediodía, dimitió el presidente del Banco Central, luego de que se realizaron algunas operaciones a 50 rublos por dólar. Hace sólo tres semanas, antes de que el gobierno soltara las amarras y devaluara, el rublo se cotizaba a 6,35 unidades por dólar.
"Me quedan pocos rublos en el bolsillo, pero la verdad que en este contexto cambiar este billete de 100 dólares me parece una locura. Que lástima que no tengo cambio", comentó el director de una agencia de noticias extranjera mientras caminaba tranquilamente por la ciudad. A los oídos argentinos, sus palabras dispararon recuerdos de un dilema que hace diez años se enfrentaba casi a diario.
Aunque aún no hay cifras oficiales sobre el espectacular aumento de la inflación, casi todos los precios, incluso los de los productos perecederos, se han disparado entre 300 y 500 por ciento desde el inicio de la crisis. En algunas tiendas han desaparecido productos tan esenciales como la harina, el azúcar y la sal y han circulado informes de que, en algunas regiones del país, las madres con niños pequeños están teniendo dificultades para encontrar alimentos especiales para bebes.
En los lujosos y muy caros hoteles de Moscú comienza a ser difícil conseguir periódicos extranjeros. "Es por la crisis", se excusan en la recepción.
Tal vez por la similitud con la Argentina de hace unos años, Ricardo (pidió que no se publicara su apellido), un comerciante argentino que se radicó en Moscú hace cuatro años, pertenece a esa minoría que hoy no parece demasiado sorprendida por el vendaval que azota a la economía rusa. Dueño de una empresa familiar de pieles en Buenos Aires, decidió mudarse a este país, importar sus tapados desde la Argentina y venderlos a muy buenos precios aprovechando el boom de optimismo que se vivió en Rusia en los últimos años.
"Vendimos muy bien, el negocio andaba fenómeno. Se pagaban precios tres veces superiores a los de Buenos Aires. En Europa occidental, el negocio ya no existía por razones ideológicas, así que Rusia, con el frío que hace, fue la salvación", explicó Ricardo.
-Y hoy, ¿cómo está su negocio?
-Hoy no hay más negocio.
-¿Y si lo llama un cliente para comprarle mercadería?
-Es que no hay precio. No le puedo vender a ningún precio. En Rusia sólo se puede operar en rublos. Yo después tengo que salir a comprar dólares y no tengo la más remota idea del precio al que voy a poder comprar. Así es que el negocio está cerrado.
-Parece muy tranquilo para alguien al que se le acaba de terminar el negocio...
-Estoy muy tranquilo porque yo ya viví esto muchas veces como argentino. Aquí siempre tuve la ventaja de la visión argentina. Ya no creo en los Reyes Magos. Yo vine acá y aproveché la plata dulce. Ahora se terminó. Pero es obvio que yo tenía en claro que esto no podía durar para siempre. Esta ciudad se volvió carísima, todo el mundo empezó a invertir a lo loco, y en realidad las industrias siguen siendo un desastre y sólo viven por el gas, el petróleo, el oro y alguna cosita más. No se modernizó nada. Yo anduve por todo el país y vi una realidad muy distinta de la de Moscú. ¿Cómo iba a durar?
Ricardo ya está preparando, con su mujer, el regreso a Buenos Aires. Sólo dice que lamenta mucho el terrible costo social que tendrá esta crisis para el sufrido pueblo ruso. "En el sector financiero van a echar al menos a 100.000 trabajadores. Yo creo que en el comercio y en las pequeñas empresas van a quedar otros tantos en la calle", señaló.
Visto retrospectivamente, esa tal vez deformada "visión argentina" a la que se refería Ricardo le habría evitado a uno de los titanes de las finanzas internacionales, el Deutsche Bank, dejar enterrados unos 30.000 millones de dólares en este país. Y a tantos otros que se quemaron los dedos en Rusia y debieron salir a cubrir sus furibundas pérdidas. Uno de los más golpeados por la crisis rusa fue el financista George Soros, que como tantos otros creyó que este país había dado vuelta la página.
Pero, hoy, economistas que viven en Moscú señalan, quizá tarde, que existió una dosis importante de exitismo y que los datos objetivos de la realidad mostraban que Rusia no estaba llevando adelante las profundas reformas que necesitaba su sistema financiero, su sistema legal, su estructura productiva y su clase política. Y que la corrupción era un negocio floreciente.
"Esta fue la mayor mentira de los últimos años -bramó la economista Heidi Wurzel, del banco de inversión MFK Renaissance-. Todo el dinero se esfumó. Por eso, ahora, los organismos internacionales no quieren prestar más." Lo cierto es que el pueblo ruso, en especial la creciente clase media, se encuentra hoy, como en la Argentina de fines de los ochenta, haciendo cola en tiendas de electrodomésticos y supermercados, intentando deshacerse a toda costa de sus rublos a cambio de bienes durables, como heladeras y lavarropas, o alimentos no perecederos, para ayudar a pasar el largo y riguroso invierno. "Acá, la cadena de pagos ya está cortada. No hay crédito, por lo que las importaciones están cayendo muy fuertemente", explicó un economista. Y la gente lo percibe. Y se prepara.
Dichos y hechos
Estados Unidos reaccionó ayer al nuevo rechazo de la Duma a Viktor Chernomyrdin con una cauta advertencia que dejó en evidencia su preocupación."Simplemente creemos que es importante que Rusia forme gobierno lo antes posible para enfrentar los problemas económicos que aquejan al país", dijo el vocero de la Casa Blanca, P.J. Crowley.
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El líder del partido liberal Yabloko , Gregori Yavlinsky, propuso en la sesión de ayer de la Duma al ministro de Relaciones Exteriores, Yevgueny Primakov, como candidato "de compromiso".
"La gravedad de la situación nos obliga a nombrar a un político, no a un tecnócrata, para no tener que enfrentarnos a otra crisis de gobierno dentro de tres meses", dijo.
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Mientras el secretario del Consejo de Seguridad del Kremlin , Andrei Kokoshin, intentaba tranquilizar a la población asegurando que "Rusia no está amenazada por el hambre", expertos de la agencia Interfax calcularon que en Moscú el salario mínimo oficial, de 83 rublos, sólo alcanza para comprar un litro de aceite vegetal, dos latas de carne conservada y un pan.
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Alexei, dueño de una panificadora situada en una ciudad satélite de Moscú, dijo a la agencia EFE que está al borde de la quiebra porque la policía fiscal le prohibió subir el pan más del 10%. "No les preocupa el hecho de que el precio del aceite y la margarina se haya triplicado", señaló desesperado. Pero afirmó que el colapso de los pequeños empresarios será cuando suba el combustible, cuyo precio las autoridades todavía lograron mantener. "Entonces, Dios nos salve de una guerra civil", aseguró.
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Por segunda vez en pocos días , el ministro de Defensa, Igor Sergueyev, debió desmentir públicamente insistentes versiones sobre la movilización de tropas en unidades acorazadas de elite. Dijo que se trataba de una serie de maniobras previstas a lo largo de septiembre.
El Nikkei abrió hoy en alza
TOKIO (EFE).- Tras un día de fuertes subas en casi todos los mercados asiáticos, la Bolsa de Tokio abrió hoy martes con una moderada tendencia alcista. El índice Nikkei de las acciones líderes ganó 89,91 puntos, y se situaba en 14.879,97 puntos en los primeros minutos de negociación.
Por su parte, la Bolsa de Taiwan también abrió en alza, y el índice Taiex subía 30,7 puntos para situarse en 6831,4 puntos, es decir con un avance del 0,45 por ciento.
En tanto, el dólar abrió a 131,33 yenes, frente a las 131,98 unidades del cierre de ayer.
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