Héroe: el hombre que enfrentó al tirador de Nueva Zelanda y evitó más muertes en la masacre
CHRISTCHURCH, Nueva Zelanda (AP).- Abdul Aziz estaba con sus cuatro hijos en la mezquita Linwood durante las oraciones de los viernes cuando lo vio venir. Brenton Tarrant avanzaba a los tiros hacia ellos y él decidió hacer algo. Le arrojó lo primero que vio, un posnet (una máquina para cobros con tarjetas de crédito), y empezó a correr al tirador al grito de "¡Ven aquí!".
Desde entonces, Aziz es señalado como el héroe que evitó que hubiera más muertes durante el ataque contra la mezquita de Linwood en Christchurch, la segunda que atacó Tarrant en menos de una hora. Después de haber atraer al tirador a una persecución tipo gato y ratón, logró que se alejara a toda velocidad en su auto.
Sin embargo, Aziz, de 48 años, no se considera un héroe: dice que hizo lo que cualquiera en su lugar habría hecho.
El supremacista blanco australiano Brenton Tarrant, de 28 años, fue imputado hoy por los 49 asesinatos que provocó ayer en dos mezquitas, en el tiroteo más mortífero de la historia moderna de Nueva Zelanda, y un juez dijo que era razonable asumir que le seguirían más cargos.
Su raid terrorista, que él mismo transmitió en vivo por Facebook, terminó con la vida de 41 personas en la mezquita de Al Noor antes de conducir unos 5 kilómetros hacia la mezquita de Linwood, donde mató a siete personas más. Una persona murió más tarde en un hospital.
El momento del ataque
Latef Alabi, el imán de la mezquita de Linwood, dijo que el número de muertos habría sido mucho mayor en su mezquita si no hubiera sido por Aziz.
Alabi dijo que escuchó una voz fuera de la mezquita alrededor de la 13.55 (hora local), cuando detuvo la oración que estaba guiando y se asomó por la ventana. Vio a un hombre con ropa negra de estilo militar y un casco, empuñando un arma grande, y supuso que era un policía. Luego vio dos cadáveres y oyó al tirador gritando vulgaridades. "Me di cuenta de que esto era algo distinto. Este es un asesino", aseguró.
Aziz fue tras él, y se las arregló para dominarlo, y así fue como nos salvamos
Le gritó a la congregación de más de 80 personas que se agacharan. Dudaron. Se oyó un disparo, una ventana se rompió y un cadáver cayó, con lo que la gente empezó a darse cuenta de que todo era real.
"Entonces vino este hermano [por Aziz] . Fue tras él, y se las arregló para dominarlo, y así fue como nos salvamos", dijo Alabi. "De lo contrario, si hubiera podido entrar en la mezquita, probablemente nos habría matado a todos".
Aziz dijo que mientras corría afuera de la mezquita gritando, trató de distraer al atacante. Que luego Tarrant corrió a su auto para tomar otra arma y fue entonces cuando le arrojó la máquina de tarjetas de crédito.
El joven australiano regresó, disparando. Aziz dijo que corrió, serpenteando los autos estacionados frente a la entrada, lo que impidió que el atacante le hiciera un disparo certero. Entonces el "héroe" vio un arma que el sospechoso había abandonado y la recogió, apuntó y apretó el gatillo. Estaba vacía. Tarrant corrió de vuelta al auto, probablemente para agarrar otra arma más.
"Se metió en su auto y yo sólo tomé el arma y la arrojé a su ventana como una flecha y le rompí la ventana", dijo. El parabrisas se rompió: "Por eso se asustó". Y se fue.
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