Hecho en China y exportado a Ecuador: el aparato de control estatal que aplicó Correa
El sistema, montado y financiado por Pekín a cambio de petróleo, fue utilizado para espiar a disidentes; promesa de Moreno
QUITO.- El edificio gris y chato en la capital de Ecuador tiene una vista amplia hacia la urbanización, desde las torres altas en la base del valle andino hasta los vecindarios con fachadas de colores que se esparcen por las laderas.
Sin embargo, la policía que trabaja dentro tiene la mirada puesta en otro lado. Pasan sus días revisando pantallas de computadoras para ver todas las imágenes que llegan de 4300 cámaras en el país.
Esas cámaras de alta potencia envían lo que ven a 16 centros de monitoreo en todo Ecuador, que emplean a más de 3000 personas. La policía ahí, armada con palancas de mando, controla las cámaras y monitorea las calles en busca de señales de narcomenudeo, robo u homicidios. En cuanto avistan algo hacen un acercamiento.
El sistema ecuatoriano, instalado a partir de 2011, es una versión básica de un programa que Pekín gastó miles de millones de dólares para construir a lo largo de una década de progresos tecnológicos.
Una investigación de The New York Times encontró que las grabaciones también terminan en la temida agencia de inteligencia nacional, que en el mandato de Rafael Correa tenía un largo historial de seguimiento, intimidación y ataque a opositores políticos. Aun cuando el actual gobierno de Lenín Moreno investiga los abusos que habría cometido la agencia, esta sigue recibiendo los videos.
Con el presidente Xi Jinping, el gobierno chino ha expandido la videovigilancia, con la cual ha brotado una nueva generación de empresas que hacen tecnologías sofisticadas a precios cada vez menores. Una iniciativa de infraestructura global está expandiendo esa tecnología todavía más.
Los críticos advierten que el movimiento mundial de las prácticas y el equipo de vigilancia chinos ayudarían a sentar las bases para un futuro de autoritarismo fundamentado en la tecnología, con la posibilidad de que perdamos la privacidad a gran escala. "Están vendiendo esto como el futuro de la gobernabilidad; en el futuro se tratará de controlar a las masas con tecnología", dijo Adrian Shahbaz, director de investigaciones en Freedom House, sobre las nuevas exportaciones tecnológicas de China.
El sistema de Ecuador, ECU-911, fue fabricado por dos empresas chinas, la estatal Ceiec y Huawei. Las cámaras que son parte de ECU-911 cuelgan de postes y techos desde las Galápagos hasta la jungla amazónica. El sistema permite que las autoridades le sigan el rastro a teléfonos y, pronto, tendría capacidad para reconocimiento facial.
ECU-911 fue promovido entre el público como una manera de atajar las tasas de homicidio y el crimen relacionado con el tráfico de drogas, aunque también ayudó a la vena autoritaria de Correa, pues un exdirigente de la temida Secretaría Nacional de Inteligencia (Senain) dijo que aprovecharon el sistema. En una entrevista inédita en la sede de la Senain, un búnker a las afueras de Quito, el año pasado, el entonces director Jorge Costa confirmó que la agencia tenía acceso a una versión espejo del sistema de vigilancia policial hecho en China.
Investigación
Moreno, que asumió el cargo en mayo de 2017 y revirtió algunas de las políticas de corte autocrático de Correa, prometió investigar los abusos de la Senain y ha intentado reconstruir la agencia de recopilación de inteligencia con un nuevo nombre. Su gobierno ayudó a que The New York Times revisara las andanzas de ECU-911 y la Senain.
En enero de 2011, y ante el aumento de las tasas de delincuencia, Correa hizo de la vigilancia policial una prioridad. Sus ministros recurrieron a China. En dos meses se afinaron los detalles para instalar un sistema de tecnología hecho en China con ayuda de agregados militares de la embajada de ese país asiático en Quito. El país obtuvo un sistema de vigilancia diseñado y financiado por China. A cambio, Ecuador ofreció una de sus mayores exportaciones: el petróleo.
La actividad atrajo la atención de los vecinos de Ecuador. Funcionarios venezolanos viajaron para conocer el sistema, según un registro de 2013 hecho por un oficial ecuatoriano. En un proyecto encabezado por quien alguna vez fue el jefe de inteligencia en el gobierno de Hugo Chávez, Venezuela invirtió en una versión más abarcadora del sistema con el objetivo de agregar 30.000 cámaras.
Mario Pazmiño era un hombre conocido para el gobierno de Correa: un coronel del Ejército retirado que criticaba al gobierno correísta. Se quejaba de la corrupción policial. Argumentaba que el gobierno de Correa era cómplice del narcotráfico en aumento en Ecuador.
Los esfuerzo de Pazmiño lo hicieron acreedor a su propio grupo de seguimiento de la policía secreta, que se estableció en un departamento al otro lado de su casa y lo seguía cuando salía.
Tal como había hecho Chávez en Venezuela, Correa apretó las riendas en Ecuador: eliminó los límites al mandato presidencial, intimidó y expulsó a jueces, y envió a secuaces a seguir y atacar a opositores políticos y activistas, como Pazmiño.
El gobierno correísta también recurrió a ECU-911 para esos fines. Pazmiño, de 59 años y un oficial de inteligencia con experiencia, dijo que hasta él se sorprendió cuando, en 2013, una cámara de video que era parte de ECU-911 fue instalada directamente afuera de su casa.
Pazmiño dijo que después de la instalación de la cámara dejó de notar a los equipos que lo seguían. Fue una táctica que es típica en China, donde las cámaras son posicionadas afuera de las puertas de activistas de alto perfil.
Pazmiño sugirió que quien debe rendir cuentas por lo sucedido es China. Dijo que ese país respaldó y envalentonó a Correa, tal como lo hizo con líderes de la vecina Venezuela. A medida que la situación en Venezuela empeoraba, el año pasado Huawei capacitó a ingenieros venezolanos en cómo dar mantenimiento a su versión del sistema.
"Creo que lo que el modelo chino genera es un control sobre la sociedad", dijo Pazmiño. "Un control rígido".
Jonah Kessel, Melissa Chan y Paul Mozur
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