Hacer llegar los tanques de Occidente hasta el frente de batalla ucraniano, un verdadero desafío logístico
Luego de meses de tironeo político, la decisión de Alemania y EE.UU. de mandar los blindados se enfrenta ahora con la enorme dificultad de su entrega y traslado
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WASHINGTON.– Las semanas de tironeo político entre los aliados occidentales por el suministro de tanques a Ucrania parecen acercarse a una resolución luego de que Biden anunció el envío de tanques Abrams M1, y Alemania dijo que en breve decidirá sobre el despliegue de sus tanques Leopard 2.
Es probable que estos movimientos impulsen a varios países europeos a enviar los Leopard 2 que tienen en sus propios arsenales, lo que incrementaría sustancialmente la cantidad de tanques modernos con los que contaría Ucrania.
Pero recién empieza la peor parte: lograr que esos blindados pesados y otros vehículos de combate lleguen al campo de batalla, mientras Rusia se prepara para una nueva ofensiva, al parecer, antes de la llegada de la primavera del hemisferio norte. Los funcionarios norteamericanos dicen que podrían pasar incluso años hasta que los Abrams lleguen realmente a la línea de frente.
Todo el proceso de entrega de las armas y pertrechos occidentales ha sido uno de los secretos más celosamente guardados de la guerra.
Ante el temor de que Rusia destruya rutas, vías férreas o las bases de operaciones donde se desplegarán las armas mientras son transportadas al frente oriental y meridional de Ucrania ha obligado a recurrir a “convoyes furtivos”, ya sea camuflados o al amparo de la oscuridad, para evadir esos ataques.
Hasta donde se sabe, Rusia todavía no ha logrado hacer blanco en ninguno de los grandes convoyes de armas entregadas a Ucrania. Los expertos describen el proceso de traslado de esos enormes equipos y municiones a la zona de conflicto como un juego del gato y el ratón que Ucrania viene ganando.
“Públicamente, no se sabe cómo se desarrolla todo eso”, dice Heinrich Brauss, exsubsecretario general de la OTAN y actual miembro del Consejo de Relaciones Exteriores de Alemania. “Ni siquiera creo que lo sepan los propios gobiernos, al menos no en detalle, pero igual logran hacerlo”.
Los riesgos y los temores de provocar a Rusia son tan grandes que las tropas ucranianas deben extraer las armas de depósitos ubicados en territorio de la OTAN para que las fuerzas occidentales o un contratista privado no deba ingresar a la zona de conflicto.
“El momento en que los tanques ingresen a Ucrania sería perfecto para un ataque a gran escala”, dice Nikolai Sokov, del Centro para el Desarme y la No Proliferación de Viena y exdiplomático ruso, en referencia a una ofensiva de Moscú.
Un ataque ruso contra un convoy de armas, dice Sokov, “no solo demoraría las futuras entregas, sino que además destruiría una parte sustancial de esas armas modernas antes de que lleguen al frente”.
Collage de rutas
La semana pasada, los voceros del Pentágono se negaron a hacer comentarios sobre el envío de los más de 27.000 millones de dólares en armas y material de seguridad que el gobierno de Biden ya destinó para Ucrania desde el inicio de la guerra, en febrero pasado.
Pero muchos especialistas y exoficiales militares de Occidente describen un collage de rutas de entrega, mayormente desde puntos de Polonia, Eslovaquia y Alemania, que serían cruciales para hacer llegar los tanques y las armas pesadas hasta la línea de frente.
La mayoría de las armas serán enviadas por tren o en camiones con plataforma, que son lo suficientemente fuertes para transportar ese peso descomunal. El método más rápido y seguro para el traslado suelen ser los trenes, según los expertos, ya que una larga caravana de camiones con plataforma llamaría inmediatamente la atención de los rusos.
Los analistas militares agregan que los camiones tardarían mucho en transportar los tanques y armas pesadas hasta el campo de batalla, porque además se convertirían básicamente en un blanco móvil para los aviones de guerra rusos.
Robert Abrams, general retirado con cuatro estrellas del Ejército de Estados Unidos y con décadas de experiencia con ese tanque que fue bautizado en honor a su difunto padre, comparte la preocupación de los líderes del Pentágono, que consideran que a las tropas ucranianas les resultará muy difícil el mantenimiento y reparación de una flota de tanques que consumen miles de litros de combustible.
“Después de lo que tarden en llegar, ¿cuánto tiempo más hace falta para acumular suministros para esas armas, entrenar a los operadores, capacitar a los mecánicos, y conseguir todo lo demás que hace falta conseguir?”, dice Abrams. “No sé cuánto tiempo será, pero seguramente no son 30 días, eso se lo puedo asegurar”.
De todos modos, nadie duda del impacto que tendrán esos Abrams M1 y sus proyectiles de 120 milímetros contra los tanques rusos, muy inferiores y menos avanzados.
Por Lara Jakes
The New York Times
(Traducción de Jaime Arrambide)
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