Guzmán Carriquiry: "Habla con todos, pero después hace lo que quiere"
Francisco habla con todos, pero después toma las decisiones solito, con esa capacidad que tiene para discernir a corto, mediano y largo plazo. Y las toma en sus tiempos de oración." Quien describe el modo en que el Papa ha ido cambiando el rostro de la Iglesia es el abogado uruguayo Guzmán Carriquiry Lecour, uno de sus colaboradores más estrechos.
A los 69 años, Carriquiry almuerza y conversa con frecuencia con el papa Francisco, como lo hacía antes con su amigo Jorge Bergoglio. Es secretario de la Pontificia Comisión para América Latina y es el laico con más responsabilidades en el Vaticano.
-¿Qué evaluación hace del primer año de Francisco?
-Al Papa no le gustan las evaluaciones. Dice que las hace cada quince días con su confesor. Hemos vivido un año con una intensidad tal que ha superado las expectativas. Me impresiona el pasaje tan rápido de una situación tensa y dramática a esta explosión de alegría y esperanza que ha suscitado Francisco.
-¿Enfrenta desafíos diferentes a los que tenía Benedicto XVI?
-Son los mismos de todo pontificado: ser custodio de la fe, cuidar el pueblo de Dios y propagar el Evangelio. Desde un primer momento comenzó a operar como un fenómeno de profunda atracción de los fieles y más allá de las fronteras de la Iglesia, que no se explica simplemente por su capacidad comunicativa.Llega al corazón de la gente, que estaba esperando esta revolución evangélica.
-¿Cómo impacta en la región?
-América latina vive un hecho inédito, que se expresa, entre otras cosas, en que trece jefes de Estado han querido ir a visitarlo, además de dirigentes políticos, empresarios, dirigentes gremiales, hombres de la cultura y tantos argentinos que los miércoles y los domingos llenan la Plaza San Pedro. En un referente para América latina y eso traerá consecuencias imprevisibles e incalculables.
-¿Qué tipo de consecuencias?
-Es de esperar una revitalización cristiana. Este hecho inédito recarga a la Iglesia de nuevas exigencias y responsabilidades. No se puede seguir haciendo lo mismo como si nada importante hubiera sucedido.
-El lunes recibirá a Cristina Kirchner y ya se reunió con 13 jefes de Estado latinoamericanos. ¿Qué espera el Papa de estos encuentros
-Es importante esta audiencia, porque ha sido combinada en muy poco tiempo y se hará pocos días antes de que reciba a Barack Obama. Francisco busca establecer una relación personal, más que política y diplomática, con los dirigentes políticos y, sobre todo, con los jefes de Estado. Busca tocarles el corazón. No lo veo al papa Francisco negociando cosas con los presidentes. Quizá la Secretaría de Estado se encargue después de recordar los problemas por solucionar.
-¿Busca generar en ellos un compromiso para solucionar los problemas de los países de la región?
-Sí. Tiene una conciencia muy viva de lo que sucede en cada país de América latina. Imagínese de la Argentina. Pero es pastor universal y eso es muy claro para él. No quiere volver a América latina, después del acontecimiento extraordinario de Río de Janeiro, hasta 2016. Quiere mostrar esa condición de pastor universal, ir primero a Tierra Santa, Asia, África.
-¿Tiene expectativas de que se resuelva el drama de la pobreza?
-Francisco se va transformando en un gran combatiente en la lucha contra las desigualdades. En América latina hemos asistido a una reducción de la pobreza, pero no hemos avanzado para nada en un crecimiento con equidad. Necesitamos un crecimiento que afronte el problema de las desigualdades sociales crecientes.
-¿Y los desafíos internos?
-Afronta una reforma de la curia y la tarea no es de corto alcance. Las circunstancias han hecho que haya tenido que concentrarse primero en la reforma de toda la gestión financiera del Vaticano. Se ha hecho un trabajo impresionante de limpieza y transparencia. Ha sido la primera gran reforma. Es evidente que quiere aligerar la curia, desburocratizarla.
-¿Cómo evalúa las expectativas de muchos divorciados vueltos a casar?
-El Papa ha querido que todos los problemas reales que vive la familia fueran puestos sobre la mesa con mucha libertad. La consigna es no limitarse a respetar los principios, sino a enfrentar la realidad de matrimonios y familias muy disgregadas, muy maltratadas, muy descuidadas. La prensa a veces se concentra en uno o dos problemas.
-¿Cómo es el modo de Francisco para tomar decisiones?
-Habla con todos, pero después toma las decisiones solito, solito. Todo el mundo sabe en el Vaticano que las decisiones las toma él. Pero las toma con esa capacidad de discernimiento a corto, mediano y largo plazo.
-Usted se reúne con frecuencia con él. ¿Cómo es su relación?
-Yo soy uno de los tantos servidores del papa Francisco que tuvieron el don de conocer muy bien al padre, arzobispo y cardenal Bergoglio hace mucho tiempo. Es un privilegio poder sentirme cercano, ir con mi señora a almorzar con él y conversar con libertad. Habla con mucha libertad y después hace lo que quiere.
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