"Guías de la felicidad": los finlandeses que se alquilan para revelar su receta
Parecería la receta para alcanzar la felicidad no es tan complicada después de todo: tan solo basta con alquilar un finlandés por un par de días, e incluso algunas horas.
De acuerdo con el índice global de la felicidad, Finlandia es el país más feliz del mundo desde 2018. Y los felices finlandeses no tienen problema en compartir su secreto. De hecho, están tan predispuestos a enseñar su receta que se ofrecen como "guías de la felicidad" para turistas que visitan el país nórdico e incluso prestan sus servicios en el extranjero.
Así nació el programa Rent a Finn ("Alquilá un finlandés"), gestionado por la guía oficial de turismo, con el objetivo de exportar los valores finlandeses al resto del mundo y también atraer a los turistas.
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"Nuestro secreto está en nuestra naturaleza. Cuando otros van a terapia, los finlandeses se ponen un par de botas de goma y se dirigen al bosque. El programa Rent a Finn es tu oportunidad de encontrar la calma y aprender de los mejores. Usá el hashtag #RentAFinn para encontrar tu propio finlandés", dice la campaña publicitaria en la página web.
El programa funciona de la siguiente manera: los finlandeses que desean abrir sus puertas u ofrecerse como guías de la felicidad en otras partes del mundo se postulan a través de las redes sociales bajo el hashtag #RentAFinn, mediante el cual los visitantes pueden hallarlos y contactarlos. Luego acuerdan el encuentro, que puede durar horas o días, y los honorarios.
Hanna Kallioniemi, quien trabajó 20 años en una empresa de tecnología americana y decidió comenzar a estudiar turismo el año pasado, vive en Espoo, pero visita regularmente la casa de sus abuelos en Ansalahti para "disfrutar de los efectos de la naturaleza finlandesa para aliviar el estrés". En el verano de 2019, invitó a una madre y su hijo de 10 años, Yantao y Zishuo, oriundos de China. Ellos le pagaron 500 euros más los gastos por la estadía, según contó a LA NACIÓN.
Juntos recolectaron bayas, remaron en un lago cercano, visitaron vecinos y cenaron al aire libre. También cocinaron pastel de arándanos y fueron al sauna; "actividades que normalmente haría durante el verano", dijo la finlandesa de 44 años.
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Para Kalliomiemi, los finlandeses son de las personas más felices del mundo porque viven en un país "seguro, equitativo y bien administrado".
Y Misato, una joven japonesa que participó del programa el año pasado en Kirkkonummi junto a su marido, Shun, coincide: "Agradezco a Juho [su anfitrión] por este viaje físico y espiritual. Me siento en paz y lista para regresar. Cuando estoy en la ciudad extraño la naturaleza. Esa es una de las principales razones por las que apliqué".
Finlandeses felices
Los finlandeses tienen numerosas razones para estar felices. El país nórdico no solo lidera el ranking de la felicidad sino que encabeza varios otros. Para empezar, Finlandia es uno de los países más seguros del mundo. De hecho, fue clasificado como el número uno en un informe de 2017 de The World Economic Forum. Y para los finlandeses, la seguridad es un elemento esencial en el camino de la felicidad.
Según Kallioniemi, "el contacto con la naturaleza, el silencio y la tranquilidad" son aspectos claves para alcanzar una vida plena. Sin embargo, aclara que la seguridad también es un componente primordial, lo que le permite "no tener miedo a nada, confiar en el gobierno, la policía, sus vecinos y la gente que vive en la misma ciudad". Según la Oficina Europea de Estadística (Eurostat) los finlandeses son las personas que más confían en la policía, y los segundos que más confían en el sistema político y legal de su país.
"Viví por cinco meses en México y no pude encontrar verdadera felicidad en un país con tanta delincuencia e inestabilidad. Nunca sabes quién te va a asaltar. En Finlandia no tengo miedo. Eso me hace feliz", dice Kallioniemi.
El país nórdico también es líder en educación. A partir de la encuesta internacional PISA sobre los sistemas educativos de la OCDE, Finlandia recibe regularmente las mejores calificaciones a escala mundial. Su sistema educativo es personalizado, gratuito y equitativo.
"Aquí también tenemos problemas. Tanto la felicidad como la preocupación existen en todas partes del mundo. Sin embargo, aprecio la educación en Finlandia porque es buena y gratuita. Además nos enseñan a cuidar de la naturaleza y no arruinarla", dijo a LA NACIÓN Linda Raiha, quien vive en medio del mar Báltico en la isla de Utö y participó el año pasado del programa.
En el verano finlandés de 2019, Raiha invitó a dos jóvenes -una italiana y otra española- que trabajaban en Gran Bretaña a visitar su isla, "un lugar que inmediatamente alivia el estrés".
¿Qué tan felices?
Sin embargo. Finlandia históricamente ha mantenido un alto índice de suicidios. De hecho, en 1990, la nación boreal registraba la segunda tasa más alta del mundo, por detrás de Hungría.
Luego de una agresiva campaña de salud pública de una década para mejorar el tratamiento y el apoyo a las personas en riesgo, así como para hacer que los informes de los medios sobre el tema sean más responsables, el índice cayó un 25,8% entre 2000 y 2011, en comparación con la reducción promedio de la OCDE de 7% durante el mismo período.
"Por supuesto que no todos los finlandeses son felices. Hay desempleo, alcoholismo y enfermedades mentales pero al menos nadie es abandonado en las calles para sobrevivir por su cuenta. El gobierno siempre nos ayuda. Nunca verás a un finlandés mendigando en las calles", indicó Hanna Kallioniemi.
Finlandia ocupa hoy el puesto número 23 en suicidios de una lista de 183 países, con una tasa de 15,9 suicidios por cada 100.000 habitantes, según la Organización Mundial de Salud (OMS).
"A pesar de esta impresionante caída, el número sigue siendo bastante alto", dijo a la AFP Timo Partonen profesor en el Instituto Nacional de Salud y Bienestar de Finlandia.
Ahora es socialmente más aceptable para los finlandeses, especialmente los hombres, hablar sobre sus sentimientos, lo que permite detectar a las personas en riesgo y ofrecerles un tratamiento adecuado, explicó Partonen.
De cualquier manera, incluso hoy en día, muchos finlandeses todavía se describen a sí mismos como taciturnos y propensos a la melancolía, y admiten mirar con recelo las manifestaciones públicas de alegría.
"Con nuestra mentalidad melancólica, tendemos a pensar que siempre se puede estar mejor, e incluso cuando las cosas son realmente buenas, tendemos a quejarnos", reflexionó Linda Raina.
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