Guía para votantes confundidos
NUEVA YORK.- Supongamos que, por lo general, usted es un votante moderado. Cuando mira la boleta de Romney-Ryan, advierte que son mucho más conservadores que usted. Ellos no creen en los aumentos de impuestos y usted piensa que eso debe ser parte del acuerdo presupuestario. Ellos quieren ir a fondo en los recortes en gasto social y usted piensa que sería cruel con los más vulnerables y malo para la cohesión social.
Luego mira la boleta Obama-Biden. Le caen bien, pero no sabe con exactitud qué se proponen para los próximos cuatro años. El país necesita grandes cambios y ellos no parecen ofrecerlos. ¿Dónde está el liderazgo?
En ese estado mental desapasionado, se pregunta: ¿qué es lo importante en estas elecciones? Bueno, el gran tema es la decadencia nacional. ¿Qué hacer para asegurarnos de que en el siglo XXI los Estados Unidos sean tan dinámicos como en el siglo XX?
La gran amenaza para el dinamismo norteamericano es gastar dinero en cosas equivocadas. En los presupuestos federales de mediados del siglo XX se gastaba más en el futuro, por ejemplo en programas de la NASA, de investigación y tecnología. Hoy, gastamos la mayor parte del dinero en el presente, para pagar la evasión impositiva y la atención sanitaria a mayores de 65 años.
Un estudio de Jessica Perez y otros miembros del grupo Third Way expone datos concretos. En 1962, el 14% de cada dólar del gobierno nacional que no se dedicaba a pagar intereses iba a programas sociales. Hoy, el 47% de cada dólar va a ayuda social. Para 2030, el 61% de cada dólar que no se destine a pagar intereses irá a ayuda social.
El gasto social está desplazando el gasto de inversión y amenaza con llevar a la quiebra al país. Crece a tal velocidad que no hay aumento de impuestos posible capaz de cubrirlo. Hoy, el verdadero problema de gasto social es Medicare, el programa nacional de salud.
Por lo tanto, cuando se piensa en las elecciones desde esta perspectiva, la pregunta crucial es: ¿qué candidato podría contener la explosión del gasto social para que podamos dedicar más recursos a nuestro futuro?
Desde ese punto de vista, el presidente Obama merece cierto reconocimiento por hacer frente al gasto social. Tuvo el coraje de rebanar cerca de 700.000 millones de dólares en reintegros de Medicare y puso sobre la mesa de negociaciones con los republicanos algunas reformas en las condiciones de acceso a Medicare.
Pero Obama no es lo que se dice un reformista apasionado. Recortó las excesos del gasto social, pero no hizo nada que pudiera alterar mucho el rumbo hacia la ruina.
Cuando se mira a Mitt Romney a través de ese prisma se ve una pasión desbordante. Al elegir a Paul Ryan como compañero de fórmula, puso a Medicare en el centro del debate. Quizá, por primera vez, hizo algo políticamente peligroso. Dejó en claro que la reestructuración de Medicare será prioritaria. Si se cree que la reforma del gasto social es esencial para la solvencia del país, la opción deberá ser Romney-Ryan.
Proyecto
Pero cuando se mira el proyecto de reforma de Medicare que proponen, uno se sorprende. Suele pensarse en ellos como en puristas del libre mercado, aunque su propuesta prevé fuerte intervención del gobierno, flexibilidad y gran pragmatismo.
Según esa propuesta, el gobierno definiría un conjunto de prestaciones obligatorias. Las aseguradoras privadas y un organismo similar al actual presentarían ofertas para prestar esa cobertura. Para que puedan contratar el seguro médico, el gobierno les daría a los ciudadanos mayores un pago equivalente a la segunda oferta más baja según la región.
Este sistema aseguraría una red de contención sanitaria básica. También generaría un proceso de concientización. Si la actual estructura de Medicare demuestra ser más eficiente, entonces dominará el mercado. Si las aseguradoras privadas son mejores, entonces ellas lo harán. En uno u otro caso, sería la mejor manera de controlar los costos de Medicare. El costo recaería sobre el gobierno y no sobre jubilados.
Supongamos que de todos modos usted sigue sintiéndose incómodo con otras propuestas de Romney-Ryan, pero la prioridad en estas elecciones es ungir a un líder que controle el gasto de Medicare. Por ahora, es más probable que logre controlarlo Romney. Esto nos hace girar la mirada hacia los demócratas y preguntarnos: ¿por qué no tienen una alternativa? Si no pueden ofrecer una opción en este tema crucial, ¿cómo pueden prometernos liderar un país dinámico y pujante?
Traducción de Jaime Arrambide
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