Guerra Rusia-Ucrenia: quién es Rafael Grossi, el director argentino de la OIEA que se ofrece como mediador y propone una reunión en Chernobyl
El diplomático, que encabeza el organismo de la ONU sobre energía atómica desde 2019, propuso un encuentro para abordar un marco de garantías de seguridad sobre las instalaciones nucleares ucranianas
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El año pasado ganó protagonismo en la arena internacional cuando ofició de mediador entre Estados Unidos e Irán y logró un acuerdo in extremis con Teherán, que le permitió al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) –el cual preside– monitorear el programa nuclear islámico por tres meses, una maniobra inteligente para intentar salvar el Plan de Acción Integral Conjunto de 2015. Ahora, el argentino Rafael Grossi se ha ofrecido una vez más como intermediario, pero esta vez entre Rusia y Ucrania.
Tras el ataque ruso a la planta nuclear de Zaporiyia, la mayor central nuclear de Europa, el director de la OIEA, dependiente de la ONU, ha propuesto una reunión en la central ucraniana de Chernobyl –también bajo control ruso– con representantes de ambos países para abordar un marco de garantías de seguridad sobre las instalaciones nucleares ucranianas ante la ofensiva militar rusa.
El incidente disparó las alarmas y llevó al gobierno ucraniano a advertir que si la central, ubicada en el sureste de Ucrania, estallaba se produciría un impacto “diez veces más grande que el de Chernobyl” de 1986, hasta ahora el mayor accidente atómico de la historia, y significaría “el fin” de la vida en el Viejo Continente.
El incendio fue reportado en las primeras horas del día (todavía anoche en la Argentina) y solo después de las 6 se informó que había sido extinguido. Grossi, como director de la OIEA, bajó el tono de la alarma al asegurar hoy que tras el bombardeo no hubo fuga de radiación y ningún reactor se vio comprometido.
”Un proyectil golpeó un edificio dentro de la planta nuclear. Este edificio no forma parte de los reactores”, explicó Grossi en rueda de prensa. La tranquilidad que supuso el hecho de que el incidente no se transformaría en algo mayor no evitó, sin embargo, que de inmediato se desatara una catarata de acusaciones cruzadas y una colosal guerra informativa en relación a las responsabilidades ante el hecho que sembró zozobra en todo el mundo.
¿Quién es Grossi?
Nunca un argentino ocupó un cargo diplomático tan relevante en la escena internacional, pero a Grossi le sobra experiencia. De 61 años y especialista en tecnologías nucleares, ciencia nuclear y aplicaciones nucleares, asumió como director de la OIEA en diciembre de 2019. Es el primer director general del organismo que proviene de América Latina. Su mandato es por cuatro años, pero no hay un límite de reelección en el organismo y es probable que el argentino se quede por más tiempo.
Es licenciado en Ciencias Políticas, egresado de la UCA; tiene una maestría en Relaciones Internacionales y un doctorado en Historia y Política Internacional, ambos de la Universidad de Ginebra. Habla inglés, francés, alemán e italiano.
Además de ser un diplomático de carrera con más de 35 años de experiencia profesional, se formó en Centro Atómico de Ezeiza y en el Invap. En 1993, participó como negociador de Argentina en el Tratado de prohibición de Armas Químicas, que se firmó ese año.
En 2002, Grossi fue nombrado jefe de gabinete de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), con sede en La Haya. Allí asumió tareas muy delicadas, en especial las referidas al cumplimiento por parte de los Estados miembros, incluida la verificación de la destrucción de las reservas de armas químicas.
En 2015, presidió la Conferencia Diplomática sobre la Convención de Seguridad Nuclear, un hito diplomático convocado para revisar las cuestiones de seguridad nuclear después del accidente en la central nuclear de Fukushima en 2011. Allí, Grossi pudo salvar las diferencias entre los Estados contratantes en cuestiones delicadas y muchas veces divisorias sobre seguridad nuclear, y logró la aprobación unánime de una declaración sobre seguridad nuclear.
En 2016 ya sonaba como posible sucesor del japonés Yukiya Amano al frente de la agencia, pero en ese entonces la excanciller Susana Malcorra se postulaba a la Secretaría General de las Naciones Unidas (ONU) y el gobierno tenía la atención puesta en apoyar esa candidatura.
En julio de 2019 falleció Amano cuando estaba en su tercer periodo como director del organismo y a fin de año Grossi fue elegido. En una entrevista con LA NACION en octubre de ese año dijo que su prioridad era el conflicto iraní. “Lo primero será empaparme del estado en el que estamos con Irán. Una cosa es opinar desde afuera aunque conozcas el tema y tengas mucha información, pero la información de los inspectores es indispensable. Mi primera prioridad será esa y tomar contacto con los iraníes”, sostuvo.
Nacido en el barrio porteño de Almagro, tiene ocho hijos de dos matrimonios y está casado con la diplomática argentina Cinthia Echavarría.
El nombre de Grossi sonó fuerte en el país tras la desaparición del submarino ARA San Juan. Como representante de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, el diplomático fue quien sugirió que la “anomalía hidroacústica” registrada en el océano pacífico poco después de que se iniciara la búsqueda podía tener una vinculación con el navío. Y así fue.
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