Guerra Rusia-Ucrania. Opinión: Vladimir Putin no tiene salidas fáciles, y eso es lo que más aterra
Dada la resistencia ucraniana, el presidente ruso puede elegir entre perder pronto y poco, o tarde, a lo grande y humillado
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NUEVA YORK.- Si tenían la esperanza de que el tembladeral geopolítico y financiero que desató la guerra de Vladimir Putin en Ucrania ya alcanzó su clímax, verán que sus esperanzas son en vano. Todavía no hemos visto nada. Esperen a que Putin finalmente entienda que en Ucrania lo único que puede elegir es cómo quiere perder: pronto, poco y sin mucha humillación, o tarde, a lo grande y humillado.
No quiero ni pensar la radiación política y financiera que emanará de Rusia -tercer productor mundial de petróleo y dueño de 6000 ojivas nucleares- cuando pierda una guerra que eligió y fue impulsada por un hombre que jamás podría permitirse admitir una derrota.
¿Por qué? Porque Putin seguramente sabe que “la tradición nacional rusa es implacable con los reveses militares”, como señala Leon Aron, experto en temas rusos del grupo de estudios AIE, que está escribiendo un libro sobre el camino que llevó a Putin a Ucrania.
“Casi todas las grandes derrotas han derivado en cambios radicales”, agrega Aron en su columna en The Washington Post. “La Guerra de Crimea (1853-1856) precipitó la revolución liberal impulsada desde arriba por el emperador Alejandro II. La Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905) condujo a la Primera Revolución Rusa de 1905. La catástrofe de la Primera Guerra Mundial resultó en la abdicación del emperador Nicolás II y la Revolución Bolchevique de 1917. Y el desastre de Afganistán se convirtió en un factor clave en las reformas del líder soviético Mikhail Gorbachov”, señala Aron. Y a eso podemos agregar que el retiro de Rusia de Cuba contribuyó mucho a la caída de Nikita Khruschev, dos años más tarde.
En las próximas semanas se hará cada vez más evidente que el mayor problema que tenemos con Putin en Ucrania es que va a negarse a perder pronto y poco, y que el único otro resultado posible es que pierda tarde y a lo grande. Pero como esta es pura y exclusivamente su guerra y no puede permitirse admitir la derrota, Putin puede seguir empecinado con Ucrania hasta que… hasta que finalmente empiece a considerar el uso de un arma nuclear.
¿Por qué digo que a Putin solo lo espera la derrota, y que solo es cuestión de cómo y cuándo? Porque la invasión fácil y de bajo costo que imaginó, así como la fiesta de bienvenida que imaginó de parte de los ucranianos resultaron ser una fantasía total, y todo lo que viene después se deriva de eso…
Putin subestimó por completo la voluntad de Ucrania de ser independiente e integrarse a Occidente. Subestimó por completo la voluntad de lucha de muchos ucranianos, incluso a riesgo de sus vidas, en pos de esos dos objetivos. Sobrevaloró garrafalmente a sus propias fuerzas armadas. Subestimó por completo la capacidad del presidente Joe Biden para encolumnar militar y económicamente a gran parte del mundo y así darles margen a los ucranianos para ponerse en pie y luchar y causarle estragos a Rusia en sus propias casas, el esfuerzo de coalición más efectivo que haya liderado Estados Unidos desde que George H. W. Bush le hizo pagar a Saddam Hussein por su demencial apoderamiento de Kuwait. Y Putin también subestimó por completo la capacidad de las empresas y ciudadanos de todo el mundo para amplificar las sanciones económicas y el boicot contra Rusia, yendo más allá de lo que pidieron o decretaron sus propios gobiernos.
Cuando un líder se equivoca en tantas cosas a la vez, su mejor opción es perder pronto y poco. En el caso de Putin, eso implicaría retirar de inmediato sus fuerzas de Ucrania; ofrecer alguna falsa explicación para justificar su “operación militar especial” y salvar las apariencias -como decir que logró proteger a los rusos que viven en Ucrania-; y comprometerse a ayudar a los hermanos de Rusia en la reconstrucción de su país. Pero la ineludible cuota de humillación seguramente sería intolerable para este hombre obsesionado con restaurar la dignidad y la unidad de lo que él ve como la Madre Rusia.
Tercera opción
A todo esto, y tal como están las cosas en Ucrania en este momento, tampoco habría que descartar una tercera opción, combinación de las anteriores: que Putin terminé perdiendo pronto, pero también a lo grande. No apostaría a eso, pero los días y pasan y cada vez son más los soldados rusos que mueren en Ucrania, y vaya uno a saber lo que puede pasar con el espíritu de lucha de los reclutas rusos, a quienes se les pide que se enfrenten a muerte en una guerra urbana contra sus hermanos eslavos por una causa que nunca les terminaron de explicar.
Dada la resistencia de los ucranianos a la ocupación en todas partes, para que Putin “gane” militarmente sobre el terreno, su ejército debería apoderarse de todas las ciudades importantes de Ucrania. Eso incluye la capital, Kiev, y eso probablemente ocurriría después de semanas de guerra urbana y masivas bajas civiles. En resumen, es algo que Putin y sus generales solo pueden lograr perpetrando crímenes de guerra que en Europa no se ven desde los tiempos de Hitler. Y la Rusia de Putin se convertirá en un paria internacional permanente.
Además, ¿cómo mantendría Putin el control de otro país, Ucrania, que tiene aproximadamente un tercio de la población de Rusia, donde muchos habitantes detestan a Moscú? Probablemente tendría que mantener para siempre en Ucrania a todos y cada uno de los 150.000 soldados que tiene desplegados ahí, o incluso tener que agregar más.
Simplemente no veo qué camino podría tomar Putin para ganar en Ucrania de manera sostenible, simplemente porque no es el país que él pensó que era: ese país que supuestamente esperaba que alguien decapitara rápidamente a su dirigencia “nazi” para regresar mansamente al regazo de la Madre Rusia.
Así que o reduce sus pérdidas ahora y se traga el sapo -y con suerte logra evitar algunas sanciones para revivir la economía rusa y mantenerse en el poder-, o lo espera una guerra eterna contra Ucrania y gran parte del mundo, que lentamente minará las fuerzas de Rusia y hará colapsar su infraestructura.
Como Putin parece empeñado en esto último, el panorama me resulta aterrador. Porque solo hay una cosa peor que una Rusia fuerte liderada por Putin, y es una Rusia débil, humillada y en caos, que podría fracturarse o ingresar en un prolongado conflicto interno por el liderazgo, con diferentes facciones luchando por el poder y todas esas ojivas nucleares, ciberdelincuentes, y pozos de petróleo y gas dando vueltas por ahí.
La Rusia de Putin no es demasiado grande para caer, pero sí es demasiado grande para caer sin sacudir al resto del mundo.
Thomas L. Friedman
The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide
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