El Kremlin considera vital el control del sur del país para consolidar sus posiciones militares, cortar el acceso de Ucrania al mar, y dejarla casi totalmente rodeada desde tres frentes
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LONDRES.- Las tropas rusas atacan desde hace días para intentar tomar objetivos importantes en el norte y el este de Ucrania, incluida la capital, Kiev. Sin embargo, es en el sur donde su avance parece tener más éxito.
Rusia considera que el sur es vital en la invasión de Ucrania. Ha sitiado varias ciudades en esa franja y ha capturado la planta de energía nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa.
La operación en el sur se lanzó desde Crimea, que fue anexada por Rusia en 2014 y alberga una importante presencia militar rusa. Las tropas se mueven desde Crimea y se extienden al este hacia Mariupol y al oeste hacia Odessa, amenazando con cortar el acceso de Ucrania al mar, lo que infligiría un enorme daño económico al país.
“Estratégicamente, hay puertos importantes en esa región que permiten a las fuerzas de Putin ahogar cualquier capacidad de Ucrania de abastecerse por mar”, dijo a la BBC Karl Qualls, profesor de historia y especialista en Rusia del Dickinson College.
Al este de Crimea, las fuerzas rusas avanzan hacia Mariupol, una ciudad de 450.000 habitantes que está rodeada y sometida a intensos bombardeos. Se han cortado los suministros de agua y electricidad, y los residentes confiesan que están aterrorizados.
Si cae Mariupol, Rusia tomaría el control de uno de los puertos más grandes de Ucrania y crearía un corredor terrestre entre Crimea y las regiones respaldadas por los prorrusos de Luhansk y Donetsk.
Conectar Crimea con la Rusia continental a través de las áreas controladas por los rebeldes facilitaría mucho a Rusia el traslado de bienes y personas hacia y desde la península. Rusia ha buscado esto desde 2014, cuando comenzó el conflicto en el este. Actualmente Crimea está enlazada a la Rusia continental solo a través de un puente, construido con una elevada inversión después de la anexión.
La central nuclear incautada
Al noroeste de Mariupol, Rusia se ha apoderado de la central eléctrica de Zaporiyia. En tiempos normales la planta produce alrededor del 20% de la electricidad de Ucrania, por lo que, al tomarla, Rusia controla una parte significativa del posible suministro de energía ucraniana.
El ejército ruso también ocupó la ciudad de Kherson, ubicada donde el río Dnieper llega al Mar Negro, un lugar importante para el avance de las tropas hacia Ucrania. “Observamos que están aprovechando la captura de Kherson”, dijo el experto Jack Watling del Royal United Services Institute al programa Today de BBC. “Ahora están en el lado oeste del Dnieper y pueden avanzar río arriba y hacia Odessa”.
Si Rusia puede avanzar más al oeste, a Odessa y más lejos, no solo cortaría el acceso de Ucrania al mar, sino que también rodearía el país por tres lados.
“Si toman Odessa tendrán una ciudad clave para crear una herradura estratégica alrededor de Ucrania. Con Belarús en el norte y Donbass en el este, casi habrían rodeado el país”, dijo a la BBC Catherine Wanner, profesora de historia y Rusia y experta en Ucrania de la Universidad Estatal de Pensilvania.
Novorossiya
La invasión del sur de Rusia también tiene un contexto histórico. La región de Ucrania que se extiende desde Odessa en el sur hasta Luhansk en el este fue tomada por el Imperio Ruso en el siglo XVIII después de una serie de guerras con el Imperio Otomano. Se conocía como Novorossiya o Nueva Rusia.
Bajo la Unión Soviética, la mayor parte de Novorossiya pertenecía a la República Socialista Soviética de Ucrania, que más tarde se convirtió en la actual Ucrania. Tras la anexión de Crimea en 2014, Vladimir Putin, afirmó que aunque Rusia perdió el territorio de Novorossiya por diversas razones, su gente permaneció allí.
“La mitología que promueve Putin es que estas son tierras rusas”, sostiene el profesor Qualls. “Era parte del Imperio Ruso, pero no eran los rusos los que vivían allí. Había muchos más rumanos que rusos y los ucranianos eran los dominantes”.
Sin embargo, la idea se consolidó y, durante un breve período en 2014, las autoproclamadas repúblicas separatistas de Luhansk y Donetsk quisieron recrear Novorossiya, luciendo incluso su bandera roja y azul de la era zarista.
El reclamo histórico del territorio ucraniano por parte de Rusia ha sido un tema recurrente para el presidente Putin en el período previo a la invasión, pero la profesora Wanner cree que no debe tomarse en serio. “Putin ha sido muy desvergonzado a la hora de fabricar interpretaciones históricas altamente creativas para invadir y anexionar territorios: Novorossiya es una justificación débil”, afirmó.
Ben Tobias
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