Guerra Rusia-Ucrania. Oculto a simple vista, un sistema de defensa aérea de la era soviética llega a Ucrania
Desde Eslovaquia se envió casi medio centenar de S-300 de la época soviética; EE.UU. le proveerá a cambio a Bratislava cohetes Patriot
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DOBRA, Eslovaquia - El jueves pasado, cuando regresaba a su pueblo, cerca de la frontera ucraniana, el alcalde tuvo que detenerse para dejar pasar un tren, y supuso que no tendría que esperar mucho tiempo. Pero los vagones de plataforma, repletos de material militar, seguían llegando. Esperó casi media hora.
“Era un tren muy largo, mucho más de lo habitual”, recordó Mikolas Csoma, alcalde de Dobra, una aldea del este de Eslovaquia que, en el último mes, se ha convertido en una arteria clave para la introducción de armas y municiones en Ucrania por ferrocarril desde Occidente.
El tren que retrasó el regreso a casa de Csoma no solo era inusualmente largo, sino que también significaba una singular escalada en los esfuerzos occidentales para ayudar a Ucrania a defenderse. Llevaba un sistema de defensa aérea compuesto por 48 misiles tierra-aire, cuatro lanzadores y radares para guiar los cohetes a sus objetivos, que en Ucrania significa aviones de guerra y misiles rusos.
Mientras el presidente de Rusia, Vladimir Putin, promete luchar en la guerra hasta su “completa finalización” y sus fuerzas se reagrupan para un esperado empuje en el este de Ucrania, los países de la OTAN, incluidos los Estados Unidos, se apresuran a mantener el flujo de armas y a reforzar las defensas del país.
El refuerzo de las capacidades de defensa aérea de largo alcance de Ucrania se considera especialmente crítico. Ucrania ya contaba con sus propios S-300 y otros sistemas de defensa aérea, pero algunos de ellos han sido destruidos, dejando a Rusia un amplio margen de libertad para atacar objetivos ucranianos desde el aire con aviones de guerra y misiles crucero.
Cada vez más desesperado por dar vuelta este desequilibrio, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky ha suplicado repetidamente a la OTAN que “cierre el cielo de Ucrania” imponiendo una zona de exclusión aérea. Pero la OTAN no está dispuesta a enviar sus propios aviones de guerra a Ucrania.
En cambio, Estados Unidos ofreció a Eslovaquia, otro miembro de la OTAN, enviarle una batería de misiles Patriot de fabricación estadounidense si ese país “donaba” su anticuado sistema S-300 a Ucrania.
Jaroslav Nad, ministro de Defensa de Eslovaquia y partidario acérrimo de Ucrania, dijo que antes de la invasión rusa habría sido impensable que su país cediera de forma gratuita grandes cantidades de armas, incluso básicas, a través de su frontera oriental, y ni pensar en la donación de su sistema antiaéreo de fabricación soviética, antiguo pero todavía potente.
“Pero esta es la nueva realidad del mundo”, dijo en Bratislava, la capital eslovaca. “Somos un país que está en la primera línea. Tenemos una guerra en nuestra frontera y más de 330.000 ucranianos que llegan a nuestro país. El paradigma es completamente diferente ahora”.
Putin, dijo, “es igual a Hitler” y debe ser detenido en Ucrania antes de que pueda avanzar más hacia el Oeste. “Ucrania está luchando literalmente por nuestro futuro”, dijo.
Al igual que Eslovaquia, otros países también están ampliando constantemente el alcance de su ayuda militar. El número dos del Pentágono se reunió el miércoles en Washington con los mayores contratistas militares de Estados Unidos para conversar sobre su disponibilidad para reponer suministros y qué nuevas capacidades enviar a Ucrania.
La reunión y el nuevo paquete de armas, incluyendo artillería y munición, pretenden en parte que el gobierno de Biden acalle las críticas de que no está haciendo lo suficiente por Ucrania y que es demasiado vacilante a la hora de enviar sistemas de armas de largo alcance.
Otros miembros de la OTAN también están enviando a Ucrania armamento más potente, incluyendo tanques T-72 y sistemas de defensa aérea de corto alcance desde la República Checa.
El sistema S-300
El sistema S-300 de Eslovaquia es el mayor elemento que un país de la OTAN ha enviado hasta ahora. Anteriormente estaba desplegado en Nitra, una ciudad al este de Bratislava, en el otro extremo del país.
Desde allí, fue transportado por camión y tren hasta Dobra, donde la playa de maniobras del ferrocarril controlado por el Estado tiene vías de ancho soviético, más anchas que el estándar en Europa, lo que significa que puede hacer circular trenes hacia y desde Ucrania, que también tiene vías soviéticas.
Pero Eslovaquia no sólo está transportando armas de sus propias reservas a Ucrania. También está enviando ayuda militar de muchos otros países, como la República Checa, Australia y lo que Nad describió como “países que afirman que no están enviando material militar a Ucrania”.
Alarmada por la avalancha de armas que fluye a través de las fronteras de Eslovaquia, Polonia y Rumania, Rusia ha intentado frenar los envíos declarando “objetivo legítimo” todas las armas extranjeras destinadas a Ucrania. El ministro de Asuntos Exteriores ruso prometió el mes pasado que Moscú “no permitirá” la transferencia del sistema de defensa aérea S-300 de Eslovaquia.
Ahora es demasiado tarde para eso y, tras no haber conseguido frustrar la entrega, el Ministerio de Defensa en Moscú afirmó falsamente el domingo que Rusia había destruido el sistema de misiles eslovaco cuando misiles de crucero lanzados desde el mar impactaron en un hangar cerca de la ciudad ucraniana oriental de Dnipro.
Nad, el ministro de Defensa eslovaco, desestimó esta afirmación como una “noticia falsa”, aparentemente destinada a salvar la cara de Rusia y calmar los nervios de los pilotos rusos enviados en misiones para bombardear Ucrania. Nad dijo que había hablado con el ministro de Defensa de Ucrania el lunes y que le habían asegurado que “este sistema está funcionando y funciona bien” y que no estaba en Dnipro.
Una batería de defensa aérea es demasiado grande para esconderla, sobre todo cuando viaja en trenes con más de 120 vagones a la vista de los conductores civiles que ven bloqueado el paso mientras los vagones circulan. La carga era tan voluminosa que se necesitaron dos días para entregarla a pocos kilómetros de Dobra en Ucrania en dos trenes distintos.
“Todo el mundo sabe lo que está pasando”, dijo Jakub Zsolt, un trabajador de mantenimiento de una fábrica de acero que vive al otro lado de la carretera de la playa de maniobras. Dijo que sus nietos estaban asustados por toda la conmoción, pero añadió que él mismo se había acostumbrado al estruendo de los helicópteros militares y de los camiones que llevaban armas al patio de carga.
La interna eslovaca
Sin embargo, le preocupa que Eslovaquia, un pequeño país de apenas 5,4 millones de habitantes, se esté metiendo demasiado en la guerra de Ucrania con Rusia.
“Los rusos podrían atacarnos”, dijo, y añadió que no entendía por qué los ucranianos necesitaban tanta ayuda cuando “vienen aquí conduciendo coches mucho más bonitos -Porsches y Mercedes- que los que conducimos en Eslovaquia”.
La visión de Zsolt sobre Ucrania pone de manifiesto el éxito de los opositores al primer ministro eslovaco prooccidental, Eduard Heger, que la semana pasada dijo: “Tenemos que ayudar a Ucrania de todas las formas posibles para ganar esta guerra”. Sus adversarios, jugando con un segmento importante de la población tradicionalmente favorable a Moscú, han tratado de volver a la opinión pública contra el apoyo a Ucrania y aprovechan la guerra como una oportunidad política.
Robert Fico, un exprimer ministro eslovaco salpicado por el escándalo, echó por tierra los esfuerzos del gobierno por mantener en secreto la entrega de la batería S-300 hasta que llegara a Ucrania de forma segura, cuando publicó un vídeo en su página de Facebook el pasado jueves en el que se veía un tren que transportaba el sistema de defensa antiaérea desmontado a Ucrania.
Denunció a Heger como “un bicho raro en manos de Estados Unidos que hará todo lo que los estadounidenses le digan que haga” y exigió que se informara inmediatamente a la opinión pública sobre el destino del sistema S-300.
Nad, el ministro de Defensa, dijo que la entrega se había mantenido en secreto por razones de seguridad. Añadió que la oposición está haciendo “juegos políticos” contra los intereses de su propio país y también de Ucrania.
“Rusia está matando a miles de personas en Ucrania y no voy a contar los votos que perdería -o ganaría- en función de las decisiones de ayuda del gobierno. Lo único que cuento son las vidas que podemos salvar en Ucrania”, dijo.
Pavel Macko, un general eslovaco retirado que sirvió con la OTAN en Afganistán y Alemania, dijo que el sistema S-300 entregado a Ucrania databa de la década de 1980, cuando Eslovaquia era miembro del Pacto de Varsovia como parte de Checoslovaquia, y era inferior a los misiles Patriot de fabricación estadounidense. Pero, añadió, los ucranianos saben cómo utilizarlo y podrán reducir el dominio de los cielos por parte de Rusia.
“No se trata solo de algo simbólico, sino de una adición importante que podría ayudar a que Rusia cambie sus planes”, dijo.
Por Andrew Higgins
The New York Times
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