Guerra Rusia-Ucrania. Los líderes autoritarios de Turquía y Hungría paralizan la unidad de la OTAN y la Unión Europea
Erdogan bloqueó una votación para darle tratamiento exprés a la postulación de Suecia y Finlandia para ingresar a la OTAN, mientras que Orban hace lo propio con las propuestas para un embargo al petróleo ruso por parte de Bruselas
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BRUSELAS.- Los esfuerzos de Europa para enfrentar a Rusia y a su presidente, Vladimir Putin, se ven obstaculizados por dos líderes autoritarios que insisten en priorizar sus intereses nacionales y actúan para su público local.
El miércoles, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, obturó una votación para darle tratamiento exprés a la postulación de Suecia y Finlandia para ingresar a la OTAN, que había sido presentada esa misma mañana, con amplia repercusión mundial, dijo un alto funcionario europeo.
Y el primer ministro húngaro, Viktor Orban, sigue bloqueando hasta las propuestas más lavadas de un embargo al petróleo ruso por parte de la Unión Europea (UE), como parte del sexto paquete de sanciones destinadas a golpear al Kremlin por su guerra contra Ucrania.
Si bien la OTAN y la UE han mostrado una destacable unidad en su respuesta a la guerra lanzada por Putin, los gestos de estos dos presidentes autoritarios dejan en evidencia que la continuidad de la guerra está potenciando las disidencias en el seno de Occidente, y que las sanciones no solo causan daños y alta inflación en la economía de Rusia, sino también de Europa.
Y por más que Erdogan y Orban sean un caso aparte, lo cierto es que pueden utilizar el consenso unánime que exigen los estatutos tanto de la UE como de la OTAN para que ambas organizaciones resuelvan primero las dudas y preocupaciones de sus países, bloqueando el movimiento de todos los demás miembros, aunque sea temporalmente.
En su reunión del miércoles, los embajadores ante la OTAN no alcanzaron el consenso en su primera votación para avanzar con las postulaciones de Suecia y Finlandia, porque el representante de Turquía pidió que antes se respondieran las dudas y preocupaciones de su país en materia de seguridad. En concreto, Turquía quiere que Finlandia, y sobre todo Suecia, terminen lo que Erdogan calificó como “apoyo a organizaciones terroristas” en sus países, en particular al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), y también reclamó el levantamiento del bloqueo a las exportaciones de ciertas armas que compra Turquía.
Reclamo del canciller turco
La decisión de Turquía de truncar el consenso llegó horas antes de la reunión del ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, con el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, en Nueva York. Allí el canciller turco reclamó que las preocupaciones y dudas de su país en materia de seguridad sean escuchadas antes cumbre anual de la OTAN prevista para fines de junio.
Por su parte, en su discurso del miércoles ante sus legisladores en el Parlamento turco, Erdogan criticó extensamente el apoyo occidental a las agrupaciones kurdas, que Turquía considera una amenaza terrorista.
“Al observar la solidaridad y la cooperación en la región, los recursos que podemos movilizar, los brazos abiertos, la tolerancia mostrada, tenemos una sensación agridulce”, dijo Erdogan. “Porque nosotros, como aliados de una OTAN que durante años tuvo que luchar contra el terrorismo, que vio sus fronteras amenazadas, y donde tuvimos guerras justo al lado nuestro, nunca vimos algo así”.
“Les pedimos la entrega de 30 terroristas, y nos dijeron que no los van a entregar”, dijo Erdogan ante el Parlamento. “No querés entregar a los terroristas, pero perqués unirte a la OTAN. No podemos decirle que sí a una organización de seguridad que carece de seguridad”.
El PKK es un grupo guerrillero kurdo que lucha desde hace décadas contra la insurgencia separatista en partes de Turquía. En 1997, Estados Unidos la incluyó en su listado de organizaciones terroristas.
Erdogan sigue enojado por el apoyo de Washington y Estocolmo a las milicias afiliadas al PKK en Siria, donde el grupo luchó contra Estado Islámico. El año pasado, el gobierno de Ankara le reprochó a Estados Unidos y Suecia este asunto, y hace tiempo que Turquía reclama a Finlandia la extradición de seis presuntos miembros del PKK, y otros 11 presuntos miembros de Suecia.
Erdogan ha dicho que estos problemas le impiden tener “una opinión favorable” sobre la incorporación a la OTAN de los países nórdicos, pero no dijo explícitamente que vetaría sus solicitudes.
El sábado, Ibrahim Kalin, vocero y asesor de política exterior de Erdogan, dijo: “No estamos cerrando la puerta, simplemente estamos planteando que para Turquía este tema es un problema de seguridad nacional”.
Dependencia energética de Hungría
La seguridad nacional también es el argumento que esgrime Orban ante la UE. Hungría depende de sus importaciones de energía de Rusia, de donde obtiene el 85% de su gas natural y el 65% de su suministro de petróleo, además de utilizar tecnología rusa en sus plantas de energía nuclear.
Si bien Hungría aprobó todos los paquetes de sanciones anteriores, incluido un embargo sobre el carbón ruso, Orban ya avisó que un embargo al petróleo sería equivalente “a una bomba atómica” para la economía húngara.
Pero al igual que Erdogan en la OTAN, esta vez Orban es el único miembro de la UE que se resiste a los intentos de la UE para abrochar un embargo gradual al petróleo ruso, la medida principal del sexto paquete de sanciones aplicadas desde la invasión a Ucrania.
Las conversaciones arrancaron a mediados de abril. Después de una extensa consulta entre funcionarios de la UE y diplomáticos de los 27 estados miembros del bloque, a principios de mayo se puso sobre la mesa una propuesta que equilibra diferentes posiciones.
Pero ahora Hungría parece estar queriendo correr el arco. La primera propuesta daba un plazo extra a Hungría y Eslovaquia para encontrar proveedores alternativos. Mientras que los otros 25 miembros de la UE tendrían tiempo hasta fin de año, a Hungría y Eslovaquia se les extendía el plazo un año más, hasta finales de 2023.
Después Hungría pidió y le concedieron aún más tiempo. La última versión del paquete le daba hasta fines de 2024, pero Orban ahora insiste que Hungría necesitará miles de millones de dólares de ayuda de la UE para blindar la economía de su nación. Su ministro de Relaciones Exteriores, Peter Szijjarto, dijo que utilizar un petróleo diferente y modernizar la infraestructura energética de Hungría costaría entre 15.000 y 18.000 millones de euros y demoraría cinco años.
Los diplomáticos europeos tienen la esperanza de que Orban tarde o temprano acceda a un embargo sobre el petróleo ruso, cuando se haya asegurado el máximo plazo posible y mayor financiamiento para Hungría. Pero Orban podría seguir estirando las conversaciones todavía más, incluso hasta fin de mes, cuando los mandatarios europeos se verán cara a cara en Bruselas para debatir la situación en Ucrania.
Los funcionarios de la OTAN creen que lo mismo pasará con Erdogan: que eventualmente aceptará respaldar a Suecia y Finlandia para que se unan a la alianza atlántica, a cambio de algunas concesiones que lo ayuden en su política interna, ahora que la economía de Turquía está en crisis y con elecciones en el horizonte, a solo un año de distancia.
Sauli Niinisto, el presidente de Finlandia, dijo desde Estocolmo que el gobierno de Anakara “nos ha hecho saber a través de varios canales que Turquía no vetará nuestra membresía”, y agregó que todavía no está descartada la posibilidad de un “trámite exprés”.
Jens Stoltenberg, el secretario general de la OTAN, dijo el domingo que “Turquía ha dejado claro que su intención no es bloquear la membresía de Finlandia. Así que confío en que podremos resolver las preocupaciones y dudas que ha expresado Turquía y así no retrase el proceso de adhesión”. Al menos no demasiado.
Steven Erlanger y Matina Stevis-Gridneff
The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide
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