Guerra Rusia-Ucrania: los errores rusos alimentan los rumores de purgas internas en los servicios de espías de Putin
Esta semana habrían sido destituidos y puestos en arresto domiciliario el general Serguei Besseda, jefe del departamento más siniestro del espionaje ruso, el DOI, y su adjunto, Anatoli Boloukh
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PARÍS.– La secuencia parecía salida directamente de un film. Antes de su alocución televisada, donde reconoció oficialmente la independencia de los territorios separatistas de Ucrania, Vladimir Putin convocó su consejo de seguridad, para terminar humillando en directo a cada uno de sus miembros. En particular, a su jefe del espionaje exterior, Serguei Narychkine. Pero la ira del autócrata ruso no parece haber terminado ahí: esta semana habrían sido destituidos y puestos en arresto domiciliario el general Serguei Besseda, jefe del departamento más siniestro del espionaje ruso, el DOI, y su adjunto, Anatoli Boloukh.
El Kremlin no ha dicho una palabra sobre la cuestión, pero el fin de semana pasado, el jefe de la Guardia Nacional, Viktor Zolotov, reconoció por primera vez que “todo no iba lo rápido que [Moscú] hubiera querido”. Y agregó: “Igual avanzamos paso a paso y la victoria será nuestra”.
Según el Instituto de Estudios de la Guerra (ISW), sin embargo, “Putin probablemente está haciendo purgas internas entre los generales y el personal de inteligencia, ya sea por haberse equivocado en sus estimaciones, ya sea en retorsión por esos errores de los cuales los acusa”.
El Quinto Servicio -oficialmente llamado Servicio Operacional de Información y Relaciones Internacionales- controla las comunicaciones del FSB (exKGB) con sus homólogos extranjeros, incluidas las agencias gubernamentales de Estados Unidos. También acoge al tristemente célebre Departamento de Información Operacional (DOI), que se ocupa del trabajo de inteligencia y desestabilización exterior del FSB.
Este último recibió el derecho de conducir operaciones exteriores a fines de 1990, bajo la dirección de un tal Vladimir Putin.
En aquel momento, ese nuevo buró estaba tomando cuerpo dentro del FSB, y su tarea era la de conducir operaciones de inteligencia en territorio de la ex URSS. Pero después de que las “revoluciones naranja” destituyeron a varios líderes prorrusos en aquel espacio post-soviético a comienzos de 2000, el servicio recibió la orden de hacer todo lo posible para conservar a esos países dentro de la esfera de influencia de Rusia.
En 2004, el buró fue elevado de categoría, transformándose en un auténtico departamento, el Departamento de Información Operacional (DOI), dirigido por Serguei Besseda, exresponsable del servicio del FSB que controlaba la Oficina Presidencial Ejecutiva de Rusia, donde obtuvo excelentes conexiones.
Muy pronto, los agentes del DOI comenzaron a aparecer en Bielorrusia, Moldavia y Abjasia, territorio separatista reconocido por gran parte del mundo como perteneciente a Georgia. Como quedó demostrado poco después, las tareas tradicionales de espionaje no eran precisamente el trabajo principal de esos individuos, sino que se ocupaban de montar operaciones para obtener la victoria de los candidatos pro-Kremlin en cada elección local. Al mismo tiempo, Ucrania -principal obsesión de Putin siempre ocupó un lugar especial en las prioridades del DOI.
Documentos clasificados
En junio de 2010, los periodistas de investigación Andrei Soldatov e Irina Borogan, que durante años han seguido las actividades de los servicios de espionaje rusos desde el sitio Meduza, radicado en Estonia, recibieron información sobre la publicación de documentos clasificados del FSB en un sitio web.
“El sitio tenía un nombre: lubyanskayapravda.com”, explican. El siniestro edificio de la Lubianka, es el cuartel general del FSB en Moscú, y pravda quiere decir “verdad” en ruso.
Entre los informes de inteligencia publicados en el sitio había documentos del DOI dirigidos directamente a Putin. Uno de ellos se refería a un informe que había sido inventado con el fin de arruinar las relaciones entre Ucrania y Turkmenistán. En particular hablaba de un informe falso de la inteligencia ucraniana sobre la financiación de la oposición turkmena. Era un clásico ejemplo de lo que en el FSB llaman “medida activa”, un documento falso que el DOI había filtrado a los medios ucranianos. Pero entonces, algo inesperado sucedió: el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR) tomó ese documento como auténtico y lo elevó al Kremlin.
“Describiendo lo que afirmaba el (falso) informe dirigido al presidente, el director del DOI, Serguei Besseda, parecía extremadamente orgulloso de sí mismo”, relatan Soldatov y Borogan.
En abril e 2014, el ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania envió a su homólogo ruso una solicitud para interrogar a Besseda. Kiev afirmaba que había estado en Ucrania durante la revolución de Maidan, en particular, entre el 20 y 21 de febrero. Kiev quería interrogarlo en el marco de las investigaciones sobre eventuales crímenes cometidos durante los enfrentamientos de la plaza Maidan, entre el 18 y el 22 de febrero, donde docenas de personas murieron, blanco de francotiradores y en brutales enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas policiales dirigidas entonces por el gobierno pro-ruso de Viktor Ianukovitch.
El FSB se vio obligado a confirmar la presencia de Besseda en Kiev en ese momento, pero aseguró que había ido solo a garantizar la seguridad de la embajada de Rusia, historia que nadie creyó. A partir de ese año, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) incluyeron al director del DOI en la lista de sus sancionados.
Pero ese incidente no afectó para nada el estatus del Quinto Servicio: los miembros del DOI siguieron reuniendo inteligencia, reclutando fuentes y conduciendo actividades subversivas en Ucrania. En realidad, siempre fue el Quinto Servicio el responsable de proveer a Putin con información sobre los acontecimientos políticos en el país vecino, con vistas a una invasión.
Subestimación
Hoy, después de dos semanas de guerra, todo parece indicar que Putin por fin se dio cuenta de que fue inducido en error. En realidad, como se vio perfectamente en aquella patética transmisión de televisión, aterrados ante la posibilidad de contrariar al autócrata del Kremlin, el Quinto Servicio simplemente le contó durante años lo que quería escuchar.
Para algunos analistas occidentales, también puede ser que los servicios de inteligencia rusos hayan sido incapaces de ver “que el ejército ucraniano, que dejó anexar Crimea sin reaccionar, no es el mismo que en 2014″, analiza el general Vincent Deportes.
En ese sentido, el fracaso de la aviación rusa -incomparablemente superior a su adversario- para dominar la totalidad del espacio aéreo ucraniano, testimonia de una subestimación de las defensas anti-aéreas y de las fuerzas de Kiev.
Pero además, los servicios de inteligencia rusos (DOI, SVR, FSB y GRU, el espionaje militar) parecen haber cometido otros errores en el análisis de numerosos aspectos de la sociedad ucraniana. Cuando Putin afirma querer “liberar” a Ucrania de su presidente Volodimir Zelensky, es probable que él mismo haya estado convencido.
“Antes de semejante operación, siempre es necesario comenzar por estudiar el estado de la población, cuál es la situación en la cual uno tendrá que operar”, analiza el general Deportes, que señala “un muy mal análisis del estado de las fuerzas morales del ejército ucraniano y de Ucrania en su globalidad”.
Esa falta de clarividencia también quedó demostrada en la incapacidad de comprender lo que se tramaba en las capitales occidentales, donde las sanciones económicas y financieras, estaban preparadas desde noviembre.
En Berlín, los servicios rusos “a pesar de disponer de un contingente importante que conservó desde 1989 (tras la caída del Muro), no supo anticipar la ruptura estratégica del gobierno alemán”, estimó hace días el sitio Intelligence Online.
Un encadenamiento de sorprendentes interrogantes de parte de unos servicios de espionaje heredados de la Unión Soviética, precedidos de una reputación de excelencia.
Ahora, sus fuentes confirman a Meduza que el general Besseda y su adjunto fueron destituidos y puestos en arresto domiciliario, acusados de varios delitos. Entre ellos, malversación de fondos destinados a operaciones especiales, así como de proveer mala inteligencia.
Si a esto se le suman las considerables pérdidas de hombres -muchos de ellos de alto grado- y material militar en el terreno, todo parece indicar que el desarrollo de los planes que Putin idealizó durante años solo ha ido de mal en peor.
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