Guerra Rusia-Ucrania: fracasa el primer diálogo de alto nivel para frenar la invasión y Moscú acelera los ataques
El canciller ruso y el ucraniano se reunieron en Turquía, pero no hubo acuerdo para un alto el fuego; el representante de Rusia advirtió que seguirán con la ofensiva
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PARÍS.- El primer encuentro de alto nivel entre Rusia y Ucrania fracasó este jueves en Turquía, donde los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países no consiguieron llegar a un acuerdo sobre un alto fuego que permita poner fin al sufrimiento que millones de ucranianos padecen desde hace 15 días. En el terreno, las tropas rusas continúan avanzando hacia Kiev, mientras la comunidad internacional calificó de “crimen de guerra” el ataque contra un hospital de niños de Mariupol hace dos días.
“No está en nuestros planes atacar otros países. Y tampoco hemos atacado a Ucrania: la estamos salvando”… Cínico e imperturbable, Serguei Lavrov, jefe de la diplomacia rusa, desechó con esa nueva tergiversación la guerra lanzada por Vladimir Putin, que ya costó miles de vidas, indecibles sufrimientos, daños materiales y más de 2,2 millones de refugiados.
Según su homólogo ucraniano, Dmytro Kuleba, Lavrov habría sido aun más brutal durante la reunión organizada por el gobierno turco, lanzando impasible: “Rusia va a continuar su agresión hasta que Ucrania acepte capitular, desarmarse y ser neutral”.
“Ucrania no se rindió, no se rinde y no se rendirá”, contestó Kuleba.
El resultado de ese primer encuentro y los repetidos contactos telefónicos mantenidos con Vladimir Putin, llevaron al presidente francés, Emmanuel Macron, a declararse “inquieto y pesimista”: “La mejor solución sería un cese del fuego. Pero no creo que sea realista”, dijo.
“Solo los beligerantes pueden optar por la solución diplomática, y tengo dificultades para ver que esa opción se produzca en las próximas horas o días”, confesó.
Después de la reunión, ante la prensa, Lavrov repitió nuevamente los argumentos de Putin, acusando a Occidente de alimentar el conflicto proveyendo armas a Kiev y minimizó el peso de las masivas sanciones adoptadas contra su país por europeos y estadounidenses.
“Rusia saldrá de esta crisis con una mejor psicología y una mayor conciencia”, dijo.
Si bien declaró que su país sigue abierto al diálogo, Lavrov estimó que el “formato ruso-ucraniano en Bielorrusia”, a un nivel inferior de representación, no “tiene alternativa”. Tres de esas reuniones ya se realizaron en ese país vasallo de Rusia, que permitieron acordar la apertura de corredores humanitarios para evacuar civiles. Toques de queda que violó sistemáticamente.
Grave situación en el terreno
El peor de esos episodios se produjo en la ciudad portuaria de Mariupol, donde el miércoles, el bombardeo de un hospital de niños provocó tres muertos y una veintena de heridos.
Fiel a un argumento utilizado por Rusia una y otra vez durante la guerra de Siria, Lavrov explicó que las fuerzas rusas atacaron el nosocomio infantil porque allí se ocultaban ultranacionalistas ucranianos.
Casi simultáneamente, Lavrov fue contradicho con otra mentira por el vocero del ministro de Defensa ruso quien, en Moscú, aseguró que “la aviación rusa no cumplió ninguna misión de destrucción de blancos en la región de Mariupol”.
“El pretendido ataque aéreo fue una puesta en escena total a fin de provocar y alimentar la agitación antirrusa del público occidental”, dijo Igor Konachenkov.
La comunidad internacional, por el contrario, advirtió que ese bombardeo, prohibido por las convenciones internacionales, constituye un auténtico “crimen de guerra”.
Es un acto “inhumano, cruel y trágico. Estoy convencida de que puede tratarse de un crimen de guerra: es necesario lanzar una profunda investigación”, declaró la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Ciudad símbolo de los sufrimientos del pueblo ucraniano, Mariupol continúa cercada y asediada por las fuerzas rusas y las milicias separatistas prorrusas.
Sin víveres, agua o electricidad, el alcalde de la ciudad, Serhiy Orlov, estimó ayer que los muertos superan los 1200. Terribles imágenes difundidas por las redes sociales muestran fosas comunes donde se depositan los cuerpos, debido a la imposibilidad de hacerlo en los cementerios, bombardeados en forma permanente.
Los ataques también continuaron en el este, norte y sur del país. Las tropas del Kremlin asediaban anoche Odessa, la estratégica ciudad del mar Negro -donde el 9 de marzo habría sido hundido el flamante patrullero ruso “Vasily Bykov- y, sobre todo, cerraban su cerco en torno a Kiev, capital prácticamente desertada por sus habitantes.
“Kiev se ha transformado en una fortaleza. Cada calle, cada edificio, cada puesto de control ha sido fortificado”, declaró su carismático alcalde, el campeón de box Vitali Klitschko, confirmando que la mitad de la población dejó la ciudad en los últimos días.
Las evacuaciones también se intensificaron en las ciudades aledañas a la capital. Cerca de 80.000 personas dejaron sus hogares en Sumy y en otros pueblos de la región, todos sometidos a brutales bombardeos, según el gobierno ucraniano.
Organizada por Macron, este jueves comenzó en el palacio de Versalles una cumbre de los 27 miembros de la Unión Europea (UE) que, durante dos días, debatirán sobre el refuerzo de la capacidad defensiva del bloque, la reducción de su dependencia energética, en particular del gas, el petróleo y el carbón rusos y la construcción de una base económica más solida.
Por su parte, los países del G7 llamaron a las naciones productoras de gas y petróleo a “aumentar sus entregas” para hacer frente al alza de precios de la energía y a los riesgos de penurias provocados por la invasión en Ucrania.
Con su país al borde del default debido a las sanciones occidentales, Putin lanzó este jueves sus medidas de represalia, bloqueando la exportación de gran número de productos hasta fines de 2022. La prohibición, que alcanza unos 200 productos y afecta a unos 48 países -incluidos la UE y Estados Unidos-, comprende material de telecomunicaciones, equipamientos médicos, eléctricos, automotrices y otras materias primas, como la madera.
Calificando de “guerra económica” las sanciones tomadas contra su país, Putin lanzó una nueva advertencia sobre el riesgo de “una inflación mundial del precio de los alimentos”.
“Si todo continúa así, habrá consecuencias muy serias para el sector alimentario. La inflación será inevitable”, dijo durante una reunión gubernamental en Moscú.
Poco después, en una intervención en la televisión estatal, el jefe del Kremlin aludió a las “medidas inamistosas” de algunos países contra Rusia y concluyó: “La gente comprenderá que simplemente no hay nada que no podamos resolver”.
Y mientras el Congreso de Estados Unidos votó otros 13.600 millones de dólares de ayuda militar y humanitaria para Ucrania, en Varsovia, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, estimó que el presidente ruso “cometió un grave error”.
“Putin cometió un grave error y perderá la guerra que el mismo comenzó, debido al coraje, la resiliencia y la inspiración de los ucranianos”.
En Moscú, el Kremlin volvió a anunciar la apertura “cada día” de corredores humanitarios, pero “con destino a Rusia”. Una propuesta calificada de “completamente inmoral” por las autoridades de Kiev.
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