Guerra Rusia-Ucrania: “El servidor del pueblo”, la serie satírica en la que Volodimir Zelensky interpretó a un insólito presidente cuatro años antes de ser electo
En su época de actor y productor, el actual mandatario interpretó a un modesto profesor de historia devenido en inesperado jefe de Estado y obligado a aprender el oficio sobre la marcha frente a todo tipo de enemigos; en Gran Bretaña volvieron a transmitirla este mes y hay varios países interesados
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¿Quién era Volodimir Zelensky, el hombre bajo fuego ruso que se ganó el merecido respeto y la admiración del mundo en las últimas dos semanas, antes de ser el presidente de Ucrania? La respuesta está inserta en la pregunta: era el presidente de Ucrania. Pero en la ficción.
Su primera presidencia -la ficcionada- comenzó en 2015, con el estreno de la serie de televisión El servidor del pueblo, la sátira política donde Zelensky, a esa altura un reconocido actor y productor en Ucrania, hacía de jefe de Estado.
La serie retrata a un profesor del secundario de Kiev, Vasil Goloborodko (Zelensky), que sin querer se vuelve presidente. El cambio se opera después de hacerse famoso por un video, tomado por un alumno, donde discute en el aula con un colega docente sobre las miserias de la política.
“¡Estamos eligiendo entre dos bastardos! Ha sido así por 25 años seguidos. ¿Sabes lo que es interesante? Que nada va a cambiar esta vez. ¿Sabes por qué? Porque vos, mi padre y yo vamos a elegir otra vez a un bastardo. Vamos a decir, «sí, es un bastardo, pero es mejor que los otros». Después, esos bastardos llegan al poder y roban y roban y roban”, dice el profesor de historia en el primer capítulo.
“Y a nadie le importa un carajo. A mí me importa un carajo. A vos no te importa un carajo. A nadie le importa un carajo. Si pudiera estar ahí una semana se los demostraría”, agrega en un borbotón ininterrumpido de indignación, que deja sin habla a un amigo.
De la ficción a la realidad
El servidor del pueblo se extendió tres temporadas y se hizo también película. Fue realizada por los estudios Kvartel 95, del propio Zelensky. Con una audiencia de nueve millones de espectadores, la gran popularidad del show le permitió años después competir en serio por la presidencia, que ganó en 2019 tras presentarse como un outsider contrario a las viejas mañas y corruptelas.
Zelensky se montaría en el éxito de su creación a tal punto que fundó un partido con el mismo nombre de la serie. “El pueblo quiere ver un presidente como Vasil Goloborodko, con los mismos valores morales. Están cansados del establishment. El pueblo quiere algo nuevo”, dijo en una entrevista durante la campaña presidencial.
De modo que existen dos presidentes Zelensky. El combativo dirigente que desafía el poderío histórico de Rusia y a su implacable zar, Vladimir Putin. Y el de la serie que lo consagró incluso en el exterior, una divertida trama que Netflix dio a conocer fronteras afuera de Ucrania en 2017.
Quizás, como dijo el verdadero Zelensky, los dos compartan los altos valores morales. Pero entre una y otra presidencia hay un abismo. La versión actual responde a los dramas bélicos donde una resistencia diezmada resiste en soledad, contra toda previsión, los ataques de una fuerza agresora que los supera en número, armas y tecnología. El objetivo es defender la fortaleza cuanto se pueda, a la espera de refuerzos, o jugarse hasta el último aliento. La versión anterior era una sátira donde un presidente inexperto se mueve en un mundo de intrigas.
Y si en la actualidad el villano de la película es Vladimir Putin, un rol que domina como nadie, en la versión televisiva el antagonista es todo el sistema de poder, el establishment, encarnado en dirigentes sin escrúpulos y demás fuerzas contrarias, que no quieren ver alterado su estilo de vida –es decir, sus ingresos– frente a la irrupción de un hombre honesto y reformista. Asoman así personajes poderosos que no comprenden, y ven con creciente inquietud, el proceder de este dirigente de nuevo cuño, ajeno a roscas, traiciones y operaciones.
El presidente en la ficción
Vasil Goloborodko es un profesor eficiente pero con una familia compleja. Divorciado, vive con sus padres, su hermana y una sobrina, y se maneja como un niño grande que ni siquiera sabe plancharse las camisas. Hasta les ruega a su mamá y su sobrina que las planchen. Ellas y su padre, un hombre de pocas luces, coinciden en verlo como un inútil, un vago que ni siquiera tiene lo que consideran un verdadero trabajo.
Pero la discusión con su colega sobre política, viralizada en solo unas horas por cada rincón de Ucrania, lo catapulta al estrellato. Sus alumnos, impresionados por el fulminante prestigio, recaudan fondos para financiar su candidatura. Con el video haciendo lo suyo entre millones de votantes, Goloborodko se impone sin haber hecho campaña, para su gran sorpresa. El mesurado y directo docente se deberá ajustar a la vida en ese desconocido territorio de la política, con sus engaños y dobleces, mientras trata de concretar su visión de cómo ser un buen líder.
En esta trama de pez fuera del agua, el nuevo presidente se siente incómodo cuando el primer ministro, el cínico Yuri Ivanovich, que representa a la vieja política, intenta inducirlo a manejar el gobierno como se hizo siempre, como todos sus predecesores. Ivanovich convoca, por ejemplo, a una rueda de prensa donde le entrega un dossier con respuestas ya preparadas. Goloborodko se cansa de repetir las cosas que le escribieron, mira de frente a los cronistas y dice con inocencia: “Estimados periodistas, les pido disculpas. No me preparé para esta conferencia de prensa”.
El anhelo por la UE: ficción y realidad
Las dos versiones de Zelensky, el que lucha contra la corrupción y el que lucha contra Rusia, coinciden en el sueño de acercarse a Europa en vez de a Rusia, el inquietante vecino del este. La serie se permite hacer más de un chiste sobre Putin, por quien el actual líder ucraniano ya entonces demostraba desprecio. Pero los gobiernos europeos tienen su propia agenda, al menos en la serie. Un capítulo muestra a Goloborodko cuando recibe una inesperada llamada de Angela Merkel, la entonces canciller alemana y la líder más relevante del continente.
“¡Felicitaciones! Decidimos aceptar a su país en la Unión Europea”, dice Merkel. “Guau… Ucrania… yo, todo mi país, esperamos tanto tiempo por esto…”, responde el presidente, balbuceando una respuesta desordenada pero feliz. “¿Ucrania? ¡Lo lamento tanto! -reacciona Merkel-. Fue un error, estaba llamando a Montenegro”.
La serie que todos quieren ver
La serie se reestrenó en Gran Bretaña a principios de marzo, en Channel 4, en respuesta a la demanda por saber más y más sobre ese enorme y extraño país, y sobre su irreverente e inquebrantable líder. Quieren saber quiénes son ese hombre y ese pueblo que, pese a tantas desventajas, se miden cara a cara con el voraz enemigo.
Nicola Söderlund, socia gerente de Eccho Rights, la empresa a cargo de la distribución de la serie en el exterior, dijo que las ventas aumentaron considerablemente en los últimos días por el notable interés por el show. “Ya es un programa bastante antiguo. Pero, por supuesto, dadas las circunstancias, se ha vuelto muy, muy, muy interesante para todos”, dijo en una entrevista. Además de Channel 4 de Gran Bretaña, Eccho Rights anudó acuerdos con emisoras de una decena de países.
El acceso más a mano es en YouTube, donde se ven varios capítulos subtitulados al inglés que permiten descubrir de qué va esta historia, sus personajes, ambiente y estilo. Pronto se descubre una comedia de calidad que se sostiene por sí misma, más allá de la coyuntura que envuelve de terror al mundo, y que sin querer la devolvió al ruedo de las series más buscadas por la audiencia global.
“Basado en hechos reales” es una serie de notas que describe el contexto histórico detrás de ficciones internacionales. En este link podrás acceder a todos los artículos.
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