Guerra Rusia-Ucrania: Con ayuda a Kiev y más sanciones, los aliados estrechan el cerco a Rusia
La OTAN aumentará la presencia militar en cuatro países de su flanco este; Biden prometió una respuesta de la alianza si Putin recurre a las armas químicas; continuaron los combates en Kharkiv y Mariupol
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PARÍS.– Occidente protagonizó este jueves un maratón diplomático destinado a ratificar la inquebrantable determinación de transformar a Rusia, y sobre todo a su presidente, Vladimir Putin, en un auténtico paria de la comunidad internacional. En tres reuniones sucesivas en Bruselas, los miembros de la OTAN, del G7 y de la Unión Europea (UE), ampliaron sanciones contra Moscú, aumentaron la ayuda a Ucrania y fortalecieron la presencia en el flanco este de la Alianza Atlántica.
Vladimir Putin “apostaba a la división de la OTAN” lanzando la invasión de Ucrania, pero la OTAN “nunca estuvo más unida que hoy”, declaró en Bruselas el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, después de asistir a las reuniones de la Alianza y del G-7.
“Putin pensaba que no podríamos mantener esta cohesión. Y bien, consiguió exactamente lo contrario”, agregó Biden después de asistir a las reuniones de la Alianza y del G-7 (Estados Unidos, Alemania, Canadá, Japón, Italia, Francia y Gran Bretaña).
En la primera cumbre de la jornada, los 30 países de la Alianza Atlántica acordaron reforzar su flanco este, con cuatro grupos tácticos suplementarios, esta vez en Eslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria. Unos 100.000 soldados estadounidenses se estacionan en este momento en suelo europeo.
La OTAN tiene unos 40.000 bajo su comando en el flanco este. La organización también anunció su decisión de entregar a sus hombres equipos de protección contra las armas bacteriológicas, nucleares y químicas.
En caso de utilización por parte de Moscú de ese tipo de armamento, Biden prometió una respuesta de la alianza.
“Responderemos si Putin las utiliza (las armas químicas). La naturaleza de la respuesta dependerá de la naturaleza del ataque”, dijo, sin otros detalles.
Biden también anunció que Estados Unidos acogería hasta a 100.000 refugiados ucranianos, y que entregaría 1000 millones de dólares en ayuda humanitaria, que se sumarían a otros 500 de la UE.
Invitado a participar en la cumbre del G-7 en videoconferencia, el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, calificó de “amenaza perfectamente real” la utilización de armas químicas por parte de Moscú.
Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, se negó a precisar si los aliados de la OTAN definieron “líneas rojas” en la guerra, susceptibles de desencadenar la intervención de la alianza: “Quiero ser muy prudente en este terreno. Creo que la discreción es más eficaz”, afirmó.
Más armas para Kiev
Los 30 países de la organización acordaron asimismo “intensificar” sus esfuerzos para evitar una escalada del conflicto en Ucrania, a la cual continuarán proveyendo armas defensivas, sin dejarse arrastrar a una guerra contra Rusia, explicó Macron.
Los dirigentes del G-7 decidieron, por su parte, adoptar nuevas sanciones contra Rusia. Entre ellas, impedir que Moscú utilice sus reservas en oro para sostener el rublo y evitar por todos los medios técnicos y políticos que el Banco Central ruso eluda las sanciones aplicadas. Estados Unidos congeló los haberes de 328 diputados rusos y de 48 grandes empresas de defensa rusas. La Casa Blanca también propuso la exclusión de Rusia del G-20.
El G-7 se declaró asimismo dispuesto a adoptar “nuevas sanciones” si fuera necesario, sobre todo en caso de utilización de armas prohibidas “o material conexo”, recordando a Rusia sus obligaciones “en virtud de los tratados internacionales que firmó y que nos protegen a todos”.
Los siete dirigentes aseguraron que “no ahorrarán esfuerzos” para que Putin y quienes lo apoyan, entre ellos el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, “rindan cuentas” por la invasión.
A su vez, Macron propuso un plan de urgencia para la seguridad alimentaria mundial con el fin de hacer frente al riesgo de hambruna provocada por la ruptura en la cadena de distribución de granos, tanto de Rusia como de Ucrania.
En la tercera cumbre de la jornada, del Consejo Europeo con la participación excepcional de Biden, los dirigentes de los 27 países del bloque debían analizar la complicada situación energética, estudiando varias pistas para evitar el desabastecimiento y la explosión de precios. Una de ellas sería agrupar las compras de gas, como lo hicieron con las vacunas contra el Covid. Otra sería fijar un precio límite a los proveedores. Ninguna alternativa es fácil, teniendo en cuenta que hay ciertos países cuya dependencia del gas ruso alcanza el ciento por ciento.
Eliminar beneficios
La intención de los occidentales, en todo caso, es hacer desaparecer metódicamente todos los beneficios que tuvo Rusia hasta ahora, participando en el orden económico internacional.
Y las consecuencias ya se hacen sentir con una contracción de su economía para 2022 del 15%. Es decir, una caída del PBI tres veces superior a la que padeció el país tras el default de 1998. El Instituto para las Finanzas Internacionales estima que el shock padecido este año por el PBI ruso borrará de un plumazo los resultados económicos de los últimos tres lustros.
La OCDE advierte, por su parte, que la inflación de Rusia alcanzará el 15% en 2022. Al mismo tiempo, 400 compañías privadas han dejado el país y unas 200.000 personas emigraron el mes pasado, sobre todo pertenecientes al sector más educado de la población.
En Nueva York, la Organización de Naciones Unidas “exigió” una vez más el “inmediato” cese de la guerra. La Asamblea General de la ONU adoptó por una aplastante mayoría de 140 votos a favor, 38 abstenciones y cinco en contra, una nueva resolución en ese sentido.
Esta es la segunda votación por la cual la Asamblea General conmina a Rusia a poner fin a la invasión de Ucrania. La primera, calificada de “histórica”, se produjo el 2 de marzo y obtuvo 141 votos a favor, cinco en contra y 35 abstenciones. Ninguna de esas resoluciones es, sin embargo, vinculante.
En el terreno, las fuerzas rusas parecen cada vez más empantanadas. En el trigésimo día de la guerra, Moscú no controlaba ni Kiev, ni la ciudad portuaria de Mariupol, en el sur, mientras la Marina ucraniana afirmó haber destruido el importante navío de desembarco ruso, Orsk, anclado en el puerto de Berdiansk, controlado por los invasores y situado al sur de asediada urbe.
Este sería el tercer buque ruso destruido por los ucranianos en un mes de guerra, mientras que el número de bajas no cesa de aumentar: hasta el momento, Rusia habría perdido más de 10.000 soldados, que sumados a los heridos , harían un total de 30.000 hombres fuera de combate. La situación para Moscú sería tan preocupante, que el mismo Pentágono consideró ayer que el Ejército ruso “adopta posiciones defensivas”.
Pero el Kremlin sigue bombardeando ciudades ucranianas, incluso utilizando bombas de fósforo. En Mariupol, unos 15.000 civiles habrían sido deportados hacia Rusia, según las autoridades municipales. Mientras que al menos seis civiles perdieron la vida y más de 15 resultaron heridos bajo las bombas en Kharkiv.
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