Guerra Rusia-Ucrania: cómo una planta de acero se convirtió en el último bastión de la resistencia en Mariupol
La metalúrgica y su red de túneles subterráneos están sirviendo de refugio para miles de civiles y combatientes ucranianos, incluidos muchos del Batallón Azov
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WASHINGTON.- Mucho antes de que la siderúrgica Azovstal de Mariupol se convirtiera en un campo de batalla clave en Ucrania, desempeñaba un papel dominante en la economía de la ciudad portuaria. Como una de las mayores fábricas metalúrgicas de Europa, bombeaba más de cuatro millones de toneladas de acero bruto al año y daba trabajo a decenas de miles de personas.
Pero ahora, en medio de una guerra devastadora y un asedio de semanas por parte de las fuerzas rusas, el extenso parque industrial ya no produce acero. En su lugar, la planta y su red de túneles subterráneos están sirviendo de refugio y último reducto para miles de combatientes ucranianos, incluidos muchos del Batallón Azov, una de las unidades militares más hábiles –y controvertidas– de Ucrania.
Hasta 1000 civiles se esconden también en la red subterránea, dijo el lunes el ayuntamiento de Mariupol en un mensaje de Telegram.
El Ministerio de Defensa de Rusia repitió el martes su exigencia de que los combatientes ucranianos que se encuentran dentro de las instalaciones depongan las armas, dándoles un nuevo plazo hasta el mediodía, hora local. El plazo pasó sin ninguna rendición aparente. Funcionarios ucranianos dijeron que las fuerzas rusas estaban bombardeando no sólo Azovstal sino también las zonas residenciales cercanas.
“Una pequeña fortaleza”
Azovstal se construyó originalmente a principios de la era soviética y se reconstruyó después de que la ocupación nazi de Mariupol entre 1941 y 1943 la dejara en ruinas. Ahora ocupa seis kilómetros cuadrados a lo largo del paseo marítimo de la ciudad.
“Debajo de la ciudad, hay básicamente otra ciudad”, declaró el fin de semana Yan Gagin, asesor del grupo separatista pro-Moscú República Popular de Donetsk, a la cadena de noticias estatal rusa RIA Novosti.
Gagin se quejó de que el emplazamiento fue diseñado para resistir bombardeos y bloqueos, y que tiene un sistema de comunicación incorporado que favorece mucho a los defensores, aunque estén muy superados en número.
Sergiy Zgurets, analista militar ucraniano, declaró a Reuters que los rusos están utilizando “bombas pesadas” en la zona de Azovstal, dado su gran tamaño y número de talleres.
Mariana Budjeryn, experta del Centro Belfer para la Ciencia y los Asuntos Internacionales de la Escuela Kennedy de Harvard, dijo que la situación en Mariupol parecía cada vez más “desesperada”, a tenor de la información que está saliendo a la luz.
“Esta ciudad se fue sitiando poco a poco y la zona de control bajo las fuerzas ucranianas se fue ahogando, por así decirlo”, dijo Budjeryn, que es de Ucrania. “Es probable que las fuerzas defensoras tengan una ventaja táctica y de seguridad al hacer su última parada en esta gran instalación industrial. Es como una pequeña fortaleza”.
Aún se desconocen muchas cosas, dijo, como qué tipo de armamento o acceso a las defensas aéreas les queda a las fuerzas ucranianas.
Una victoria muy necesaria
Pero si Rusia tomara la acería, sería una victoria muy necesaria para el Kremlin.
Tras fracasar en su intento de invadir Kiev en los primeros días de la guerra, las fuerzas rusas se han reagrupado en el este de Ucrania con un aparente plan para apoderarse de amplias zonas de las regiones de Lugansk y Donetsk, conocidas conjuntamente como Donbass.
Mariupol, con una población anterior a la guerra de unos 450.000 habitantes, es una de las últimas zonas urbanas de Donetsk que no está totalmente bajo control ruso. Capturarla daría a las fuerzas rusas un puente terrestre entre Rusia y Crimea, la península que anexionó a Ucrania en 2014.
Azovstal y otros lugares similares de la ciudad son también ejemplos de por qué Donbass y su patrimonio industrial son tan importantes tanto para Ucrania como para Rusia. Mariupol es la segunda ciudad portuaria más importante de Ucrania, y antes de las exhaustivas sanciones occidentales, Rusia tenía un floreciente sector siderúrgico que estaba valorado como el quinto mayor del mundo.
Donbass es más conocida por su carbón, pero Mariupol también tenía una rentable industria metalúrgica. Unos 40.000 residentes trabajaban en Azovstal y en otra planta siderúrgica cercana propiedad de la misma empresa, Ilyich Iron and Steel Works, según el gigante ucraniano del acero Metinvest.
Juntos, Azovstal e Ilyich representaron aproximadamente un tercio de la producción de acero crudo de Ucrania en 2019, según el seguimiento del grupo analista GMK Center. Ese año, el acero y las industrias relacionadas contribuyeron al 12% del PBI de Ucrania.
Las fuerzas rusas asaltaron la planta más pequeña de Ilyich la semana pasada. Pero Metinvest dijo en una declaración a Reuters que “nunca operaría bajo la ocupación rusa”.
Taras Shevchenko, director general de Ilyich Iron and Steel Works, dijo el lunes en una entrevista con el canal de noticias Ukraine 24 que la acción rusa en Mariupol era una “destrucción deliberada y sistemática de la industria”. Asimismo indicó que la empresa estaba evaluando el alcance de los daños y prometió restaurar las plantas metalúrgicas.
Segunda Guerra Mundial
Azovstal ya ha conocido el conflicto. La producción en la planta comenzó en 1933, pero menos de una década después Mariupol fue invadida por las tropas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial, y las obras se detuvieron en medio de un dramático éxodo de civiles de la ciudad.
Sin embargo, en 1944, apenas un año después del fin de la ocupación, ya se estaba trabajando en la reconstrucción de la planta, que pronto se convirtió en una parte productiva y rentable de la industria siderúrgica soviética.
Setenta años después, los trabajadores del acero de Azovstal se organizaron para retomar por la fuerza Mariupol de los separatistas prorrusos en 2014. La resistencia –en una ciudad donde la mayoría hablaba ruso y había votado a menudo a políticos afines a Moscú– sorprendió a muchos observadores.
Rinat Akhmetov, el hombre más rico de Ucrania y propietario de Metinvest, sirvió al Partido de las Regiones pro-Moscú. Ha sido acusado de negocios turbios –acusaciones que ha negado durante mucho tiempo– y tuvo un papel de apoyo cuando las investigaciones federales analizaron los vínculos del presidente Donald Trump con Moscú.
Akhmetov se volvió contra los separatistas en 2014. Este año se negó a respaldar la invasión rusa y, a pesar de una disputa pública con el presidente Volodimir Zelensky, ha ayudado a financiar el gobierno mediante un pago de impuestos por adelantado de 34 millones de dólares.
La industria ucraniana del acero y el hierro decayó a partir de 2014, y la producción de acero bruto de Azovstal se redujo en más de un millón de toneladas entre 2013 y 2015, según el Centro GMK. Pero con las nuevas inversiones en Mariupol, se había producido una tendencia positiva para la industria en los últimos años. Metinvest tenía previsto invertir 1000 millones de dólares en sus instalaciones de la industria del acero y el hierro en la zona.
A mediados de marzo, el director general de Azovstal declaró que los combates cercanos habían supuesto el cierre de las instalaciones por primera vez desde la ocupación nazi. Enver Tskitishvili, en un discurso por vídeo desde Kiev, dijo que el cierre sería sólo temporal.
“Volveremos a la ciudad, reconstruiremos la empresa y la reactivaremos. Funcionará y traerá gloria a Ucrania como siempre lo ha hecho”, dijo Tskitishvili. “Porque Mariupol es Ucrania. Azovstal es Ucrania”.
Adam Taylor y Niha Masih
The Washington Post
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