Guerra Rusia-Ucrania: cómo sería un acuerdo de paz (y cuál es la peor pesadilla de Putin)
La neutralidad militar de Ucrania, sus garantías de seguridad y el destino de las regiones separatistas son los puntos centrales en discusión, pero también los más difíciles de negociar
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WASHINGTON.- Con las tropas rusas empantanadas en la lucha contra una Ucrania desafiante pero golpeada, Moscú y Kiev ven crecer la perspectiva de un acuerdo negociado. Sin embargo, como el Kremlin busca terminar con el estatus de Ucrania como país soberano y Ucrania sigue reclamando las tierras que perdió a manos de las fuerzas prorrusas hace casi una década, ¿podrán ambos países encontrar un punto en común? En pocas palabras: sí, es posible.
Sobre las intenciones del presidente ruso Vladimir Putin abundan las sospechas, y más de uno teme que la apertura diplomática de Moscú sea una estratagema para ganar tiempo hasta agrupar refuerzas para la segunda fase de la invasión. Las palabras de Putin no son ciertamente las de un hombre que busque la paz: esta semana, calificó de “basura” y “traidores” a quienes critican la invasión, y describió la guerra nada más ni nada menos que como una lucha de Rusia por su supervivencia.
Pero como la tenaz resistencia ucraniana excedió las expectativas frente a la abrumadora superioridad de las fuerzas rusas, y las sanciones de Occidente empezaron a hacer mella en la economía nacional, tal vez el Kremlin haya recalculado sus chances bélicas y esté evaluando conformarse con un premio consuelo. El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, habló esta semana de “la esperanza de alcanzar un acuerdo”. Y en un discurso en video, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky dijo que en la mesa de negociaciones los rusos se muestran “más realistas”.
Los puntos más complejos:
1. Neutralidad: Rusia insiste en reclamar la neutralidad de Ucrania, tal vez su exigencia más determinante. La raíz de esta guerra es el deseo de Ucrania es integrarse a Occidente, y aspira a la prosperidad y la autodeterminación sumándose a la OTAN y la Unión Europea. Una democracia próspera y vinculada a Occidente en la frontera con Rusia -especialmente si es un país lleno de rusohablantes, como Ucrania- podría convertirse en un tentador modelo a seguir para el propio pueblo ruso, poniendo en riesgo el poder autocrático de Putin. En público, sin embargo, Putin argumenta que el viraje de Kiev hacia Occidente equivale a una amenaza para la seguridad de Moscú, por más que Washington y sus aliados hayan aceptado cajonear las solicitudes de adhesión de Ucrania a esos clubes.
2. Garantías de seguridad de Occidente: para que Ucrania comprometa su neutralidad mientras todavía se sigue defendiendo en el campo de batalla, el acuerdo debería venir acompañado de la promesa de Occidente, y aceptada por Rusia, de que las potencias occidentales acudirían en su ayuda si Kiev fuera amenazada nuevamente. Este es quizás el punto más difícil de tragar para Moscú, ya que equivale a aceptar que las potencias aliadas, o hasta la propia OTAN, podrían involucrarse en la futura defensa de Ucrania. Para que esto sea más aceptable para los rusos, podría incluirse una cláusula que limite los tipos de armas que se mantienen dentro de la frontera de Ucrania.
3. Crimea, Lugansk y Donetsk: La guerra en Ucrania en realidad empezó hace casi una década, cuando un levantamiento popular derrocó al presidente en funciones y Ucrania firmó un acuerdo de asociación con la Unión Europea y rechazó un acuerdo de crédito con Rusia. Furioso, el Kremlin respondió con la invasión y anexión de la península de Crimea, mientras financiaba y enviaba milicias subsidiarias a tomar el control de Lugansk y Donetsk, en la región del Donbass, en Ucrania oriental.
Como preludio de la actual invasión, Putin reconoció oficialmente la independencia de esas dos provincias separatistas. Como parte de un eventual acuerdo de paz, Rusia demandaría reconocimiento de Kiev y de la comunidad internacional de su anexión de Crimea, así como del control de facto de Rusia sobre el Donbass oriental, cosas que Ucrania ha jurado que jamás haría.
Cómo haría Ucrania para comprar la paz
En el sitio web Russia Matters, de la Universidad de Harvard, los académicos Arvid Bell y Dana Wolf señalan que Ucrania podría aceptar la mayoría de las exigencias sin perder su soberanía. Primero, tendría que acceder a una neutralidad autoimpuesta, dando por terminadas sus aspiraciones de unirse a la OTAN, que están consagradas en su Constitución. Zelensky ya ha dado señales de estar dispuesto a ceder en este punto clave, y esta semana admitió públicamente que sumarse a la OTAN ya no está en los planes. Los rusos exigirían esto por escrito y para eso haría falta una enmienda constitucional que cancele las ambiciones atlánticas de Kiev.
En el peor de los escenarios, señalan Bell y Wolf, Ucrania tal vez tendría que reconocer a Crimea como parte de Rusia, y la independencia de Lugansk y Donetsk. Tal vez Rusia además pida dejar “fuerzas pacificadoras” en el Donbass, a contrapelo de la insistencia de Kiev en que retiren hasta el último soldado de sus fronteras. De todos modos, algunos analistas consideran que Ucrania estaría dispuesta a ajustar los detalles de un acuerdo sobre Crimea y las regiones separatistas del este, siempre y cuando eso implique un amplio retiro de las fuerzas rusas y garantías de seguridad de parte de la comunidad internacional.
Una opción favorable para Ucrania sería olvidarse de la OTAN a cambio de dejar abierta la puerta para su inclusión en la Unión Europea (UE). Esta semana, el negociador en jefe de Moscú, Vladimir Medinsky, mencionó los ejemplos de Austria y Suecia, dos países neutrales que no pertenecen a la OTAN, pero que son prósperos miembros de la UE. De todos modos, hay que ver si Putin podría aceptar la existencia de una democracia floreciente en los umbrales de Rusia.
“Supongo que para Rusia era una opción inaceptable al principio del conflicto”, dice Benjamin Haddad, director del Centro Europeo del Consejo Atlántico. “Pero me parece que como están las cosas en el campo de batalla, ahora hay más margen para discutir.”
La peor pesadilla de Putin
Para Rusia, el peor de los escenarios posibles sería que Putin se vea efectivamente obligado a aceptar la derrota, a retirar todas las tropas de Ucrania, incluidas las de Donbass, y dar marcha atrás con el reconocimiento de Donetsk y Lugansk como regiones independientes. Crimea seguiría siendo parte de Rusia, pero desmilitarizada. Ucrania podría seguir aspirando a unirse a la UE, pero no a la OTAN, una línea roja que ni siquiera podría cruzar ni ante una eventual derrota de Putin.
A cambio, Occidente levantaría todas las sanciones contra Rusia y aceptaría conversar con Moscú sobre el futuro de la seguridad y la defensa en Europa. Para los analistas, sin embargo, es improbable que Putin conceda tanto, debido al desmedro que sufriría su imagen dentro de Rusia. ¿Qué es un hombre fuerte, después de todo, si ya no es fuerte?
Pero en las palabras de Putin de los últimos días parece haber sutiles señales de cambio. “El Kremlin no lo admite, pero ya ha comenzado a modificar algunas de sus demandas”, dice Rose Gottemoeller, una diplomática estadounidense que se desempeñó como secretaria general adjunta de la OTAN de 2016 a 2019. “Hace más de una semana que Putin ya no habla, de ‘desnazificación’ o de un cambio de régimen en Ucrania.”
Por qué el acuerdo tal vez no ocurra
La perspectiva de cualquier acuerdo de paz depende de que Putin llegue a la conclusión de que ha mordido más de lo que puede masticar, algo que por el momento parece muy remoto. De hecho, algunos dicen que antes de arriesgarse a ser derrotado en Ucrania, Putin estaría dispuesto a recurrir a armas nucleares de bajo grado.
John Herbst, exembajador de Estados Unidos en Ucrania, es muy escéptico y señala que si bien Lavrov sugirió que existe una apertura, Putin no lo ha hecho. De todos modos, Herbst no descarta un acuerdo, especialmente si en el campo de batalla los rusos se ven empujados al límite, y si Occidente mantiene la firmeza de sus sanciones y aumenta los envíos de armas a Ucrania.
“Todo se reduce a esto: Putin sigue creyendo que puede ganar esta invasión en el campo de batalla”, dice Herbst. “Si en algún momento llega a la conclusión de que eso no es posible, tal vez empiece a negociar en serio.”
Anthony Faiola
Traducción de Jaime Arrambide
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