A estas alturas de la invasión rusa a Ucrania no hay señales todavía de cómo podría llegar a su fin el conflicto. BBC Mundo te cuenta cuáles son las opciones más plausibles y cuáles serían sus implicaciones
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En medio de la niebla de la guerra, puede ser difícil ver el camino a seguir. Las noticias que llegan sobre los lugares donde se está combatiendo, los ruidos diplomáticos, la aflicción de los refugiados y desplazados... todo esto puede ser abrumador.
Pero demos un paso atrás por un momento y consideremos cómo podría desarrollarse el conflicto entre Rusia y Ucrania. ¿Cuáles son algunos de los posibles escenarios que están examinando los políticos y los jefes militares? Pocos pueden predecir el futuro con certeza; no obstante, aquí hay algunos posibles resultados. La mayoría son sombríos.
Guerra corta
En este escenario, Rusia escala sus operaciones militares. Hay más ataques indiscriminados de artillería y cohetes en toda Ucrania. La fuerza de aviación rusa, que hasta ahora desempeñó un papel discreto, lanza devastadores bombardeos aéreos.
Los ataques cibernéticos masivos se extienden por Ucrania y tienen como objetivo la infraestructura nacional clave. Se cortan los suministros de energía y las redes de comunicaciones. Mueren miles de civiles. A pesar de la valiente resistencia, Kiev cae en cuestión de días. El gobierno es reemplazado por un régimen títere pro-Moscú. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, es asesinado o huye, al oeste de Ucrania o incluso al extranjero, para establecer un gobierno en el exilio.
El presidente ruso, Vladimir Putin, declara la victoria y retira algunas fuerzas, dejando suficientes para mantener cierto control. Miles de refugiados continúan huyendo hacia el oeste. Ucrania se une a Bielorrusia como estado satélite de Moscú.
Este resultado no es de ninguna manera imposible, pero dependería de que cambien varios factores como un mejor desempeño de las fuerzas rusas, un mayor despliegue de las mismas y el desvanecimiento del extraordinario espíritu de lucha de Ucrania.
Putin podría lograr un cambio de régimen en Kiev y el fin de la integración occidental de Ucrania. Pero cualquier gobierno prorruso sería ilegítimo y vulnerable a la insurgencia. Ese resultado seguiría siendo inestable y la posibilidad de que estallara de nuevo el conflicto sería alta.
Guerra larga
Quizás lo más probable es que esto se convierta en una guerra prolongada. Tal vez las fuerzas rusas se atasquen, obstaculizadas por la baja moral, la mala logística y un liderazgo inepto. Tal vez las fuerzas rusas tarden más en asegurar ciudades como Kiev, cuyos defensores luchan por cada calle. Se produce un largo asedio.
La confrontación trae ecos de la larga y brutal lucha de Rusia en la década de 1990 para apoderarse -y destruir en gran medida- Grozny, la capital de Chechenia. E incluso una vez que las fuerzas rusas hayan logrado cierta presencia en las ciudades de Ucrania, quizás les cueste mantener el control.
Tal vez Rusia no pueda proporcionar suficientes tropas para cubrir un país tan vasto. Entonces, las fuerzas defensivas de Ucrania se transforman en una insurgencia eficaz, bien motivada y apoyada por las poblaciones locales. Occidente continúa proporcionando armas y municiones.
Y luego, quizás después de muchos años, puede ser con un nuevo liderazgo en Moscú, las fuerzas rusas finalmente abandonan Ucrania, doblegadas y ensangrentadas, al igual que sus predecesores abandonaron Afganistán en 1989 después de una década luchando contra los insurgentes islamistas.
Guerra europea
¿Sería posible que esta guerra se extendiera más allá de las fronteras de Ucrania? El presidente Putin podría tratar de recuperar más partes del antiguo imperio de Rusia enviando tropas a ex repúblicas soviéticas como Moldavia y Georgia, que no forman parte de la OTAN.
O simplemente podría haber un error de cálculo y una escalada. Putin podría declarar que el suministro de armas occidentales a las fuerzas ucranianas es un acto de agresión que justifica represalias.
Podría amenazar con enviar tropas a los estados bálticos, que son miembros de la OTAN, como Lituania, para establecer un corredor terrestre con el enclave costero ruso de Kaliningrado. Esto sería enormemente peligroso e implicaría el riesgo de una guerra con la OTAN. Según el artículo 5 de los estatutos de la alianza militar, un ataque contra un miembro es un ataque contra todos.
Pero Putin podría asumir ese riesgo si sintiera que es la única forma de salvar su liderazgo. Si tal vez se enfrentara a la derrota en Ucrania, podría verse tentado a escalar aún más. Ahora sabemos que el líder ruso está dispuesto a romper las normas internacionales establecidas. Esta misma lógica se puede aplicar al uso de armas nucleares. Esta semana, Putin puso sus fuerzas nucleares en un nivel más alto de alerta.
La mayoría de los analistas dudan de que esto signifique que su uso es probable o inminente. Pero fue un recordatorio de que la doctrina rusa permite el posible uso de armas nucleares tácticas en el campo de batalla.
Solución diplomática
¿Habrá, a pesar de todo, todavía una posible solución diplomática? “Las armas están hablando ahora, pero el camino del diálogo siempre debe permanecer abierto”, dijo el secretario general de la ONU, António Guterres. Ciertamente, el diálogo continúa.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, habló con el presidente Putin por teléfono. Los diplomáticos dicen que están tanteando a Moscú. Y, sorprendentemente, funcionarios rusos y ucranianos se reunieron para conversar. Es posible que no hayan progresado mucho.
Apenas el jueves llegaron a un principio de acuerdo para crear corredores humanitarios y evacuar a la población civil de las zonas más afectadas, pero en todo caso, al permitir las conversaciones, Putin parece haber aceptado al menos la posibilidad de un alto el fuego negociado. La pregunta clave es si Occidente puede ofrecer lo que los diplomáticos denominan como “una rampa de salida”, un término estadounidense para referirse a una salida de una autopista.
Los diplomáticos dicen que es importante que el líder ruso sepa qué se necesitaría para que se levanten las sanciones occidentales y que de esa manera finalmente sea posible un acuerdo que permita salvar las caras. Consideremos este escenario. La guerra va mal para Rusia. Las sanciones comienzan a inquietar a Moscú. La oposición crece a medida que las bolsas para cadáveres regresan a casa.
Putin se pregunta si mordió más de lo que puede masticar. Juzga que continuar la guerra puede ser una amenaza mayor para su liderazgo que la humillación de terminarla. China interviene, presionando a Moscú para que se comprometa, advirtiendo que no comprará petróleo y gas rusos a menos que reduzca la escalada. Así que Putin comienza a buscar una salida.
Mientras tanto, las autoridades ucranianas ven la continua destrucción de su país y concluyen que el compromiso político podría ser mejor que una pérdida de vidas tan devastadora. Entonces los diplomáticos se involucran y se hace un trato. Ucrania, digamos, acepta la soberanía rusa sobre Crimea y partes del Donbás. A su vez, Putin acepta la independencia de Ucrania y su derecho a profundizar los lazos con Europa.
Esto puede no parecer probable. Pero no está más allá del reino de lo posible que tal escenario pueda surgir de los restos de un conflicto sangriento.
Putin derrocado
¿Y el propio Vladimir Putin? Cuando lanzó su invasión, declaró: “Estamos listos para cualquier resultado”. Pero ¿y si ese resultado fuera que él perdiera poder? Puede parecer impensable.
Sin embargo, el mundo cambió en los últimos días y ahora se piensa en esas cosas. Lawrence Freedman, profesor emérito de Estudios de Guerra en el King’s College de Londres, escribió esta semana: “Ahora es tan probable que haya un cambio de régimen en Moscú como en Kiev”.
¿Por qué podría decir esto? Bueno, tal vez Putin persigue una guerra desastrosa. Mueren miles de soldados rusos. Las sanciones económicas hacen daño a Rusia. Putin pierde apoyo popular. Tal vez exista la amenaza de la revolución popular. Él utiliza las fuerzas de seguridad internas de Rusia para suprimir esa oposición.
Pero esto se hace muy duro, y suficientes miembros de la élite militar, política y económica de Rusia se vuelven contra él. Occidente deja en claro que si Putin se va y es reemplazado por un líder más moderado, Rusia verá el levantamiento de algunas sanciones y el restablecimiento de relaciones diplomáticas normales.
Hay un golpe palaciego y Putin está fuera. Nuevamente, esto puede no parecer probable en este momento. Pero puede que no sea inverosímil si las personas que se beneficiaron de Putin ya no creen que él puede defender sus intereses.
Conclusión
Estos escenarios no son mutuamente excluyentes: algunos aspectos de cada uno podrían combinarse para producir resultados diferentes. Pero como sea que se desarrolle este conflicto, el mundo cambió. No volverá al statu quo anterior.
La relación de Rusia con el mundo exterior será diferente. Las actitudes europeas hacia la seguridad se transformarán. Y el orden internacional liberal basado en reglas podría haber redescubierto para qué servía desde un principio.
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