Guerra Rusia-Ucrania: a favor o en contra Putin, la “grieta” también divide a los argentinos en Rusia
La posición frente a la invasión ordenada por el Kremlin les ha costado a muchos el distanciamiento con familiares y amigos; dicen que las sanciones de Occidente todavía no afectan a su vida cotidiana
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Según los datos oficiales provistos por la Embajada de Argentina en Rusia, son algo más de 450 los compatriotas desperdigados por el país más extenso de la Tierra, y no tienen demasiadas ocasiones para cruzarse uno con otro. Pero frente a la guerra con Ucrania y su posición a favor y en contra del presidente Vladimir Putin, los argentinos con residencia en Rusia también tienen su “grieta”, que en muchos casos los ha distanciado de sus familias.
“La familia de mi esposa en Australia dice que Putin nos lavó el cerebro y que dejemos de ver tanta televisión estatal. Muchos familiares y amigos ya se han peleado con nosotros y no nos hablan”, comentó a LA NACION vía Telegram Carlos Aguilar, un programador argentino que vive en Moscú hace seis años junto a su esposa australiana, dos hijos, y un tercero en camino. Él sostiene que “no había otra opción” que la “operación militar” en Ucrania para poner fin a ocho años de agresiones contra los prorrusos en la región del Donbass.
Sintomáticamente, el único de los argentinos entrevistados por LA NACION que habló francamente en contra del Kremlin, lo hizo bajo condición de anonimato, por temor a represalias en la empresa donde trabaja. “En el diálogo de pasillos con compañeros rusos, muchos me hablan de la ´locura de la guerra´ que lanzó Putin. Pero desgraciadamente no vemos a ningún líder político en condiciones de enfrentarlo”, aseguró el argentino que vive en Moscú desde hace 8 años, tiene un empleo dentro del Estado ruso, y pidió ser identificado como Mariano.
Otro argentino que aceptó dar su nombre y apellido, Luis Fader, profesor de idiomas que vive en Moscú desde 2009, señaló que “en Occidente deberían dejar de ‘comerse’ cualquier mentira que viene de los medios que apoyan a Ucrania. Hay muchos errores e información no chequeada”, dijo. Días atrás, Fader tuvo un enfrentamiento con un amigo español en Moscú que lo invitó a participar de una manifestación en contra de la guerra, en la cual la consigna era marchar con banderas de Ucrania. “Yo no voy a ir a una reunión con las banderas del país que durante ocho años estuvo bombardeando a los rusos del Donbass”, le contestó a su hasta entonces amigo, con el que terminó distanciándose.
Rusia durante la guerra
La cuestión en la que coinciden los argentinos que apoyan al gobierno ruso y los que se oponen, es en que las sanciones económicas occidentales todavía no afectaron de manera significativa la vida de la población.
“Yo cobro en rublos, así que la cuestión de la devaluación no me afectó demasiado. Lo único que aumentó mucho su precio es todo lo que tenga que ver con la electrónica, celulares, computadoras y electrodomésticos, que suelen ser importados. Pero no es algo que por ahora me impacte en la vida cotidiana”, explicó Aguilar.
En cuanto a la disponibilidad de efectivo y las fotos con largas colas en los cajeros automáticos, Fader señaló: “al igual que mucha gente joven, hace rato que dejé de manejarme con efectivo. La mayoría de las operaciones las hago con tarjeta o home banking. Así que no tuve necesidad de hacer fila en ningún cajero”.
“Creo que la mayor sanción que afecta a los rusos, sobre todo a los que viven en las ciudades, es que han sido excluidos de la globalización”, explicó Fader. “Se acabó la posibilidad de acceder a YouTube Premium, Netflix, o comprar en una tienda virtual en el exterior. Y, por decisión del gobierno ruso, quedaron bloqueados Facebook e Instagram, que realmente estaban llamando a la violencia contra los rusos en el exterior”.
La guerra significó también el bloqueo de cualquier posibilidad de acceder a fuentes de información opositoras al Kremlin. “Antes del conflicto, a veces veía noticias en medios opositores como el sitio Meduza o el canal de televisión Dozhd. Pero ahora ya no se puede acceder a ellas dentro del territorio”, dijo Fader.
De todas maneras, incluso desde la oposición, Mariano reconoció que el apoyo a Putin sigue siendo “muy alto” entre los rusos. “En las marchas contra la guerra nunca hubo más de mil o dos mil personas, como mucho. Y sería inimaginable que aspirasen a llenar la Plaza Roja con un millón de personas”, dijo. Pero, además de la alta popularidad del presidente, el argentino atribuyó esto al “individualismo” ruso. “No es una sociedad en la que la gente esté acostumbrada a unirse detrás de una causa. Sintomáticamente no hay demasiados sindicatos ni organizaciones sociales, y no es solo por una cuestión de represión. Apenas comienzan a surgir las primeras diferencias, los rusos siguen cada uno por su camino y se desarma todo”, ejemplificó.
En este sentido, se mostró escéptico de que hoy haya líderes en condiciones de impulsar la caída de Putin en un eventual final adverso en la guerra. “Si tuviera que pensar en un futuro sin Putin, lo más probable sería el caso de que, por algún motivo que ahora desconocemos, él decida marcharse. Pero en este momento no hay nadie en el horizonte que pueda ensombrecer su liderazgo. De todas formas no hay que olvidar que cuando él llegó al poder, también era un ilustre desconocido. Así que lo más probable es que en algún momento, no sabemos cuándo, lo reemplazará algún ‘tapado’, que hoy nadie conoce”.
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