Guerra en Ucrania: Volodimir Zelensky, el comediante devenido en presidente que resultó ser un adversario feroz para Rusia
El mandatario que asumió en 2019 debió cambiar su discurso conciliador hacia Moscú, antes de la invasión, a una postura de confrontación directa con Vladimir Putin
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WASHINGTON.- Encerrado en el búnker subterráneo del palacio de gobierno tres días después de que Rusia invadiera su país, hace exactamente un año, el presidente Volodimir Zelensky escuchaba la atronadora voz del presidente de Bielorrusia a través del teléfono.
Alexander Lukashenko, uno de los aliados claves del Kremlin, llamaba para invitar a una delegación de funcionarios ucranianos a la ciudad de Minsk para negociar un fin a la guerra que Rusia acababa de lanzar, según relata Andriy Sybina, vicejefe de gabinete de Ucrania, que estaba en el búnker durante la llamada.
On February 24, millions of us made a choice. Not a white flag, but the blue and yellow one. Not fleeing, but facing. Resisting & fighting.
— Володимир Зеленський (@ZelenskyyUa) February 24, 2023
It was a year of pain, sorrow, faith, and unity. And this year, we remained invincible. We know that 2023 will be the year of our victory! pic.twitter.com/oInWvssjOI
Zelensky se enfureció al recordar la invitación a otra negociación: en las charlas sobre el futuro del conflicto en el este de Ucrania conocidas como “Minsk 1″ y “Minsk2″ que se desarrollaron en la capital bielorrusa en 2014 y 2105, Kiev se vio obligado a hacer concesiones ante la amenaza del Kremlin de más pérdidas en el campo de batalla.
“Nada de Minsk. No habrá ningún Minsk 3″, dijo entonces Zelensky, según el relato de Sybina.
La negativa de Zelensky a mantener otra negociación en Bielorrusia a pesar de los helicópteros, aviones y tanques de guerra que avanzaban en ese momento hacia Kiev, ya empezaba a revelar el endurecimiento del líder ucraniano ante la amenaza del presidente ruso, Vladimir Putin, un proceso que empezó varios meses antes de la invasión y que se fue profundizando con el correr de la guerra.
El comediante devenido presidente rechazó el ofrecimiento de ser evacuado a una ciudad segura y emergió como un adversario mucho más feroz de lo que Moscú esperaba, parte de una metamorfosis más amplia que ha consolidado su reputación global de líder curtido en tiempos de guerra.
“Todos cambiamos, por supuesto, incluido el presidente”, dice Andriy Yermak, jefe de gabinete de Zelensky. “Las vicisitudes que marcaron su mandato cambian indefectiblemente a una persona. ¿Se endureció? Por supuesto que sí. ¿Se fortaleció? En mi opinión, siempre fue muy fuerte.”
La voz de la consciencia de la democracia occidental
El año pasado, Zelensky alcanzó renombre mundial y se convirtió en la voz de la consciencia de las democracias occidentales, a las que presiona por más armas para reforzar las defensas ucranianas. Con la destreza de un profesional de la escena, pronunció cientos de discursos donde fue presentando la guerra como una lucha maniquea entre democracia y autocracia, libertad y tiranía, justicia e injusticia, y más recientemente, durante la Conferencia de Seguridad de Múnich de la semana pasada, como un duelo entre David y Goliat. En un Occidente que se distrae con facilidad, Zelensky ha logrado mantener viva la causa ucraniana.
Pero en el camino el propio Zelensky se fue endureciendo hasta convertirse en un líder más intransigente, debido a las exigencias de la guerra. Sus posiciones, sobre todo el modo de tratar con Rusia, se volvieron más firmes después de cada ataque, situación que también se refleja en la actitud más desafiante hacia Moscú que ha brotado en la sociedad ucraniana, por más que millones de compatriotas están al límite de sus fuerzas después de casi un año de guerra total.
Como candidato presidencial en 2019, Zelensky hablaba de Rusia como un socio potencial con el que podría negociar la paz, pero ahora suele referirse a Rusia como un Estado terrorista al que hay que derrotar para salvar a Occidente, completando así una transformación que tal vez lo convirtió en el detractor más abierto y en el adversario más decidido de Putin a nivel mundial.
El mes pasado, Zelensky se burló de Putin en una entrevista con Sky News. “¿Quién a esta altura?” preguntó Zelensky. “Después de su invasión a gran escala, para mí no es nadie. Nadie”, disparó el mandatario ucraniano.
La transformación de Zelensky se hizo particularmente evidente en septiembre, cuando se paró frente al palacio de gobierno de Ucrania con su camiseta verde militar, el mismo día que Putin “anexó” cuatro regiones en el este de Ucrania, y cerró la puerta a cualquier posible discusión con el líder ruso.
A través de negociaciones, dijo entonces Zelensky, Ucrania había intentado encontrar una forma de coexistencia pacífica con Rusia “basada en términos equitativos, honestos, dignos y justos”.
“Está claro que con este presidente ruso eso es imposible”, declaró Zelensky. “Él no conoce la honestidad ni la dignidad. Nosotros estamos dispuestos a un diálogo con Rusia, pero cuando tenga otro presidente.”
Zelensky luego moderaría su posición por presión de Washington, pero la idea central de su mensaje siguió siendo clara y terminante: el líder ucraniano había llegado a un punto sin retorno con Putin.
La metamorfosis en líder curtido por los tiempos de guerra se había completado.
El comediante que llegó a la presidencia
Atrás había quedado el comediante juvenil de polera negra que hizo campaña para la presidencia de Ucrania en 2019 con promesas idealistas sobre la manera de hacer las paces con Rusia. También se desvaneció el ansioso y joven presidente que en su primer año en el cargo hizo lo imposible para conseguir una reunión con Putin en busca de un terreno común que no aparecía. Atrás quedó el líder de guerra de las primeras semanas, que envió emisarios a conversaciones en Bielorrusia y Turquía con la esperanza de que prevaleciera la razón.
La experiencia y la tragedia se habían apoderado de él. En su interior, el cinismo y el idealismo se batieron a duelo. Había visto las secuelas de las atrocidades y tomado de la mano a los seres queridos de los soldados ucranianos muertos en el frente. Tuvo que echar sin miramientos a un amigo de la infancia que se desempañaba como su jefe de inteligencia. Su estilo de gestión se endureció para adaptarse a las circunstancias de la guerra. Lo mismo pasó con sus posturas sobre Rusia y Occidente.
David Arakhamia, el líder de la facción de Zelensky en el Parlamento, dice que el mandatario ucraniano se volvió más cínico debido a la malicia de Rusia, pero también después de ver “cómo juega la comunidad internacional”.
“Muchas veces te dicen: ‘Estamos a favor de la democracia’ y cosas por el estilo, y después hacen negocios con los rusos”, dice Arakhamia. “No quiero nombrar países, pero hay números y estadísticas lo muestran. Basta con mirar cómo es la balanza comercial de cada país con Rusia. Está claro que todo eso es simplemente cinismo”.
Convencido de que no se puede llegar a un acuerdo con Rusia, Zelensky ahora enfrenta una presión cada vez mayor para lograr mantener y extender el apoyo de Occidente en una guerra prolongada contra Moscú que Ucrania por sí sola no puede ganar. Tanto Ucrania como Rusia están preparando nuevas operaciones ofensivas, como prolegómeno de la temporada de combates de la primavera boreal, que podría resultar decisiva para el curso de la guerra.
En la entrevista con Sky News, Zelensky advirtió que Ucrania era solo un “primer paso” para Putin, y que el líder ruso “podría ir por más”.
“Ellos no quieren ninguna conversación ni ningún diálogo, y esto ya era así desde antes de la invasión. El presidente Putin así lo decidió”, dijo Zelensky. “Él no quiere negociaciones porque no quiere la paz”.
Ahora las interacciones de Zelensky con otros líderes se centra directamente en cómo lograr la victoria en el campo de batalla, y no en cómo llegar a un acuerdo con Moscú.
“El desafío de cualquier país en guerra es que uno quiere vencer por completo al enemigo, pero probablemente tenga que conformarse con un poco menos que eso. La pregunta es cuánto”, dijo Henry Hale, profesor de ciencias políticas de la Universidad Geroge Washington y autor del libro El efecto Zelensky. “Mi opinión es que ahora tiene que luchar para avanzar todo lo que pueda y resolver ese tema cuando realmente se presente.”
Dmytro Kuleba, el ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, dice que el equipo de Zelensky cree solo en la victoria.
“El presidente está conduciendo al país a una victoria en la que el cree personal y sinceramente, y es tómalo o déjalo. Es verdad: para él no hay nada en el medio”, dice Kuleba. “Y lo mismo siento yo, porque si damos a entender que hay un punto intermedio, no vamos a ganar”.
Por Paul Sonne y David L. Stern
Traducción de Jaime Arrambide
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