Guerra en Ucrania: Kiev cambia a “modo de supervivencia” ante el asedio de la ofensiva rusa
Los habitantes de la capital resisten en medio de la falta de agua y electricidad por los bombardeos del Kremlin; temor por la llegada del invierno
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KIEV.– Tras un nuevo ataque de misiles rusos que dejó a Kiev y gran parte de Ucrania a oscuras, los habitantes de la capital entraron este jueves en “modo de supervivencia” y salieron a buscar agua en baldes y colmaron los cafés donde había electricidad para cargar sus celulares y refugiarse del frío.
En escenas inconcebibles para una sofisticada ciudad de tres millones de habitantes, algunos kievitas llenaban sus botellas con el agua de los desagües pluviales, mientras las cuadrillas de operarios intentaban restablecer el suministro.
Amigos y parientes intercambiaban mensajes para saber si alguno ya tenía agua o electricidad. Algunos sí, pero otros no: el ataque aéreo del día miércoles sobre la red eléctrica de Ucrania había dejado a muchos sin ningún servicio básico.
Los cafés de Kiev que por algún milagro amanecieron con luz y con agua rápidamente se convirtieron en un oasis de confort para los vecinos. Cuando se despertó en su departamento del tercer piso, Oleksiy Rashchupkin, un banquero de inversiones de 39 años, descubrió que había vuelto el agua, pero no así la luz. El freezer se estaba descongelando, y el charco de agua en el piso iba creciendo.
Así que se subió a un taxi y cruzó de la margen izquierda del Dniéper a la ribera derecha, hasta un café que había permanecido abierto después de los ataques anteriores de los rusos. Y efectivamente estaban atendiendo: tenían bebidas calientes, comida caliente, música y Wi-Fi. “Me vine porque acá hay calefacción, café y electricidad”, dice. “Acá hay vida”. El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, dijo que alrededor del 70% de la capital ucraniana estaba sin servicio eléctrico.
Ánimo desafiante
Bajo una lluvia gélida y los restos de la nevada anterior todavía en las calles, el ánimo general era sombrío, pero desafiante. Este invierno promete ser largo, pero los kievitas dicen que si la intención de Vladimir Putin es quebrarlos, debería pensarlo dos veces.
“Nadie va a quebrarse ni ceder en sus principios porque se corte la luz”, dice Alina Dubeiko, de 34 años. Ella también buscó cobijo en otro café con calefacción y electricidad, igualmente atestado de gente. Aunque en su casa no tiene luz, ni agua ni calefacción, no está dispuesta a modificar su rutina de trabajo. Así que adaptó su vida a la falta de sus comodidades habituales: usa dos vasos de agua para higienizarse, se ata el pelo con una gomita, y ya está lista para ir al trabajo.
Alina prefiere vivir sin electricidad a tener que soportar la invasión rusa, que lleva nueve meses. “Si la opción es entre ellos o no tener luz, elijo no tener luz”, dice, haciéndose eco de las palabras del presidente Volodimir Zelensky, el 10 de octubre, cuando Rusia hizo el primero de una serie de ataques aéreos contra la infraestructura básica.
Mientras en Occidente pedían el fin de lo que se entiende como crímenes de guerra, el vocero del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, admitió que las fuerzas rusas hicieron blanco en instalaciones de energía de Ucrania, pero agregó que eran sitios vinculados con el comando militar y los sistemas de control de Ucrania, y que el objetivo del ataque era interrumpir el flujo de tropas y armas ucranianas hacia los frentes de batalla.
El vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, culpó al gobierno de Ucrania por las penurias de los civiles. “La dirigencia de Ucrania tiene la oportunidad de hacer que la situación vuelva a la normalidad y resolver la situación de manera que satisfaga las demandas de la parte rusa, poniendo fin a cualquier posible sufrimiento de la población civil”, sostuvo.
Mientras tanto, los ciudadanos de Kiev hacen fila en canillas públicas para llenar botellas y baldes de plástico. Kateryna Luchkina, empleada del Departamento de Salud de 31 años, tuvo que recurrir a una práctica de tiempos de guerra que hasta ahora desconocía: juntar el agua de lluvia de los desagües para al menos lavarse las manos en el trabajo, donde no hay agua. Llenó dos botellas de plástico y esperó pacientemente bajo la lluvia hasta que el agua llegó hasta el borde. Detrás esperaba un colega que siguió su ejemplo.
“Los ucranianos somos tan ingeniosos que siempre se nos ocurre algo. No perdemos nuestro espíritu”, dice Kateryna. “Trabajaremos y viviremos en este modo de supervivencia todo lo que aguantemos. No perdemos la esperanza de que se va a arreglar”.
El alcalde Klitschko dijo que los ingenieros eléctricos estaban haciendo todo lo posible para restablecer el servicio eléctrico. Las cuadrillas de reparación de la empresa de aguas también estaban progresando. A primera hora de la tarde, Klitschko anunció que el suministro de agua ya estaba restablecido en toda la capital, aunque advirtió que “algunos usuarios tal vez pueden experimentar baja presión de agua durante un tiempo más”.
La electricidad, el gas y el agua también iban regresando paulatinamente a otros lugares. Conscientes de las dificultades actuales y futuras, por la llegada del invierno, las autoridades están abriendo miles de “puntos invencibles”: espacios con calefacción y electricidad que ofrecen comidas calientes y conexión a Internet. Ya hay más de 3700 “puntos invencibles” funcionando en todo el país.
John Leicester y Hanna Arhirova
(Traducción de Jaime Arrambide)
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