Guerra en Ucrania: cómo se prepara Finlandia ante las amenazas de Rusia por su posible ingreso a la OTAN
Pese a su pertenencia a la Unión Europea y a una estrecha cooperación con la alianza atlántica, el país nórdico se esforzaba en mantener una sana y pacífica convivencia, sin descuidar la preparación militar
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NIIRALA, Finlandia - Dos guardias fronterizos finlandeses se deslizan a través de un estrecho corte en un alto bosque de pinos, con sus esquíes siguiendo una línea a lo largo de una frontera todavía congelada.
Hoy la línea marca el silencioso pero estrechamente vigilado límite entre Rusia y Finlandia. Pronto podría marcar la frontera entre Rusia y la alianza militar más poderosa del mundo.
Entre las justificaciones para su ataque no provocado a Ucrania, el presidente ruso Vladimir Putin citó la posibilidad de expansión de la OTAN. Ahora su brutal guerra parece estar a punto de llevar a la OTAN hasta su puerta.
Se espera que cualquier día de estos, Finlandia y Suecia –dos países de la Unión Europea que siguen sin estar alineados militarmente- soliciten su ingreso en la alianza de 30 miembros. Funcionarios de la OTAN y de Estados Unidos dijeron que serán bienvenidos.
Este cambio histórico es una señal de cómo la invasión rusa de Ucrania está trastornando la arquitectura de seguridad europea posterior a la Guerra Fría y rehaciendo los mapas del mundo en formas que podrían sentirse durante décadas.
La adhesión de Finlandia duplicará la frontera terrestre de la OTAN con Rusia. Los dos nuevos miembros llevarían toda la fuerza de la alianza al extremo norte y fortalecerían una presencia ya reforzada alrededor del Mar Báltico.
La OTAN, Estados Unidos y la UE planean ahora el aislamiento a largo plazo de Rusia, marcando el regreso de la contención al estilo de la Guerra Fría tras años de coexistencia y cooperación. “Este es uno de esos momentos de la historia europea”, dijo Alexander Stubb, exprimer ministro de Finlandia. “Lo que estamos viendo es la división semipermanente de Europa en dos”.
Por un lado, dijo, está una Rusia agresiva y autoritaria y su cobeligerante, Bielorrusia. En el otro, hay más de 30 democracias más o menos unidas por un enemigo común. “Ahora todo será un solo escenario militar-estratégico, especialmente si se mira desde el lado ruso”, dijo Anna Wieslander, directora para Europa del Norte en el Consejo Atlántico. “Putin calculó mal”, dijo. “Esto no es lo que él preveía”.
En cierto modo, este cambio radical en la seguridad europea resulta menos sorprendente en Finlandia, el país cuya ira y alarma ante las acciones de Putin precipitaron el cambio.
En las ocho décadas transcurridas desde que los soldados finlandeses ayudaron a rechazar a los invasores soviéticos, el país se unió a la UE en 1995 y se convirtió en un estrecho socio de la OTAN, al tiempo que seguía tratando de comprometerse y comprender a Rusia. Pero nunca sacó los ojos de la frontera.
Tomi Timonen, jefe adjunto del puesto de guardia fronteriza de Niirala, dijo que quienes viven y trabajan en la zona están indignados, pero no sorprendidos, por la guerra de Putin. La gente de aquí conoce a Rusia, dijo. “Como todos los finlandeses, estamos alertas”.
Recuerdos dolorosos
Las escenas de Ucrania despiertan recuerdos dolorosos en Finlandia. En la Guerra de Invierno de 1939-1940, el país luchó contra los soviéticos, pero sufrió mucho, perdiendo gente y territorio. Desde entonces, dijo Henri Vanhanen, experto en política exterior y asesor del partido de centro-derecha Coalición Nacional, el país se ha centrado intensamente en la defensa. “Proviene de nuestra memoria colectiva”, dijo.
La capital, Helsinki, empezó a construir refugios de defensa civil en la década de 1940. Una instalación de la década de 1960, diseñada para proteger a 9000 personas de bombardeos y ataques químicos, sirve, por ahora, de estacionamiento. La ciudad también tiene refugios que se utilizan como centro deportivo, pileta y pista de hielo, pero que pueden estar listos para su uso en caso de emergencia en 72 horas.
Tomi Rask, especialista en preparación del Departamento de Rescate de la ciudad de Helsinki, dijo que las imágenes de los devastadores bombardeos en Ucrania, en las que se ve a la gente refugiándose en los albergues improvisados, han renovado el interés por la defensa civil.
La atención a la preparación se extiende al Ejército. Finlandia mantiene un sistema de reclutamiento obligatorio para los hombres y voluntario para las mujeres. El país puede reunir una fuerza de guerra de 280.000 soldados, además de unos 900.000 reservistas.
“Nunca desmantelamos el Ejército después de la Guerra Fría, sino que invertimos en él”, dijo Kai Sauer, subsecretario de Estado para la política exterior y de seguridad de Finlandia. “Hay una voluntad muy alta de defender el país”, dijo. “Puede parecer anticuado, pero es una consecuencia de nuestra historia y posición geográfica”.
Funcionarios de la OTAN y analistas de defensa describieron las fuerzas finlandesas como robustas y relativamente bien financiadas. Justo antes de la invasión de Ucrania, Finlandia finalizó la compra de 64 cazas F-35 al gigante de la defensa estadounidense Lockheed Martin.
En la isla de Santahamina, dentro de Helsinki, el Ejército entrena a las tropas en la guerra urbana, haciendo que los desgarbados reclutas realicen ejercicios con fuego real.
Los soldados finlandeses llevan colaborando con la OTAN desde los años noventa. Tanto Finlandia como Suecia han contribuido a las misiones en los Balcanes, Afganistán e Irak. El país intensificó la cooperación con la OTAN después de que Rusia se anexionara Crimea, pero se mantuvo oficialmente no alineado militarmente. Los finlandeses se sentían más seguros fuera de la alianza.
El ataque a gran escala de Putin contra Ucrania cambió eso, prácticamente de la noche a la mañana. La mayoría de los finlandeses creen ahora que estarán más seguros dentro de la OTAN. “Si Putin es capaz de masacrar a sus hermanos, hermanas y primos eslavos en Ucrania, no hay nada que le impida hacerlo también en Finlandia”, dijo Stubb, el exprimer ministro.
Helenius dijo que la situación en Ucrania está en la mente de los jóvenes reclutas. “Como soldados profesionales, nuestro trabajo es decirles que no se preocupen”, dijo.
Ucrania también está en la mente del público en general. Meri Leppänen, oficial de información pública del Regimiento de la Guardia Jaeger, que tiene su base en la isla, dijo que la guerra ha recordado al país “por qué hacemos lo que hacemos”.
Disparar rifles y armas antitanque tan cerca de la ciudad solía generar quejas por el ruido, dijo. Desde el 24 de febrero, nadie los ha llamado para quejarse del fuerte entrenamiento militar.
Cambios
En el puesto fronterizo de Vaalima, a un par de horas de Helsinki, ya se percibe el cambio en la relación de Finlandia con Rusia.
No hace mucho, el puesto de control estaba repleto de camiones de transporte, viajeros y compradores que se dirigían a las tiendas de outlet, símbolos de cómo Europa seguía unida a Rusia a pesar de la invasión de Georgia, la anexión de Crimea y todo lo demás.
Gracias a la pandemia y a la guerra, un paso construido para miles de personas ve ahora unos pocos cientos al día, según el capitán Jussi Pekkala, jefe del puesto de Vaalima. Parece poco probable que el tránsito se recupere. La mayoría de la gente parece aceptar que la entrada en la OTAN probablemente marcará el comienzo de una nueva era de división entre Occidente y Rusia.
Moscú ha advertido de “consecuencias” no especificadas y ha dicho que desplegará armas nucleares en la región del Báltico si la OTAN crece. Pero los funcionarios y analistas europeos han restado importancia a esas amenazas, señalando que Rusia ya tiene armas nucleares a su alcance.
Sauer, el subsecretario de Estado, dijo que Finlandia está atenta a los ataques híbridos o clandestinos. “Todo lo que puedo decir es que estamos preparados”, señaló.
“Nuestro reto de política exterior y de seguridad es tener una coexistencia funcional con Rusia, y hemos intentado seriamente encontrar formas de coexistencia y cooperación”, dijo. Debido a la agresión rusa, agregó, la situación ha cambiado, y “llevará tiempo encontrar una salida”.
Emily Rauhala
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