Guerra en Ucrania: China se disfraza de neutral para discutir la hegemonía mundial de EE.UU.
El régimen comunista dio varios pasos diplomáticos mostrándose como presunto observador independiente del conflicto, sin ocultar su cercanía con Moscú
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WASHINGTON.- En vísperas del primer aniversario de la invasión de Ucrania por Rusia, China lanzó una ofensiva diplomática pública para quedarse con el control del relato sobre su rol en el conflicto e intentar desligarse de las acusaciones de que se ha inclinado a favor del bando ruso, al tiempo que acusó a Estados Unidos de convertir el conflicto en una guerra subsidiaria.
Las posturas expresadas por distintos funcionarios chinos en una serie de discursos y documentos de esta semana no son para nada novedosas, pero a pesar de que Pekín profesa una “profunda preocupación” por el conflicto, su posicionamiento de los últimos días deja bien claras las causas del sostenido de apoyo de Pekín a Moscú: considera que Estados Unidos –y no Rusia– es el causante de la inseguridad global, incluida la guerra en Ucrania.
Pekín reiteró su neutralidad frente al conflicto, pero esas declaraciones contradicen su retórica y apoyo diplomático a favor de Rusia.
Eso quedó demostrado esta semana, cuando el máximo diplomático chino, Wang Yi, jefe de la Oficina de Relaciones Exteriores del Partido Comunista, viajó a Moscú en un gesto de solidaridad con el Kremlin, sobre todo si se lo contrasta con la imprevista visita del presidente Joe Biden a Kiev, donde caminó por las calles con el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky.
La relación China-Rusia resistió el embate de la situación internacional y se mantiene “estable como el Monte Tai”, le dijo Wang al presidente ruso Vladimir Putin, empleando esa expresión china para transmitir la solidez de esa relación bilateral. Y para algún momento de este año también se espera la visita a Rusia del presidente chino, Xi Jinping.
Estrechas relaciones
Desde el comienzo de la guerra, China ha intentado proteger sus cada vez más estrechas relaciones económicas y políticas con Rusia, y al mismo tiempo tratar de asegurarle a Occidente que quiere la paz y que no debería ser objeto de sanciones.
Pero dado el creciente rol de China como salvavidas de una Rusia aislada, a Pekín le cuesta cada vez más mantenerse al margen o mostrarse prescindente. La fisura en el relato de China como intermediario honesto “es que Rusia sigue siendo su aliado clave en el intento de contrarrestar el orden mundial liderado por Estados Unidos”, dice Arthur Kroeber, de la empresa de análisis Gavekal Dragonomics.
Este último bombardeo propagandístico también ofrece una imagen clara de las prioridades en materia de política exterior de Xi en su tercer mandato en el poder. Terminar con la guerra es solo uno de los elementos de su ambicioso programa de reordenamiento global para que Estados Unidos y sus aliados no puedan detener el ascenso de China ni rebatir sus ambiciones territoriales. Por eso Pekín mantiene su estrecho alineamiento con el Kremlin.
Además de justificar la postura de Pekín sobre la guerra en Ucrania ante una opinión pública nacional indecisa, la nueva oleada de propaganda china es una manera de aplacar el temor a que Pekín refuerce su apoyo a Putin en el segundo año de la guerra que se inicia.
Pekín rechazó la advertencia del secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, quien aseguró que China estaría evaluando suministrar apoyo “letal” a Rusia, y la calificó de “acusación descabellada”, al tiempo que acusó a Estados Unidos de querer que Ucrania “haga combatir hasta al último ucraniano”.
Disuasión preventiva
Ding Chun, director del Centro de Estudios Europeos en la Universidad de Fudan en Shanghai, dice que Blinken hizo una “declaración estratégica” que sirve como advertencia para China. “No es una acusación fundada, sino más bien parte de la estrategia estadounidense para disuadir preventivamente a China de que lo haga”, señala Chun.
Pero no solo Estados Unidos está preocupado por las intenciones de China. Esta semana, Zelensky le dijo al diario alemán Die Welt que espera que China haga un “análisis pragmático” y evite aliarse con el esfuerzo bélico ruso, porque si lo hace “habrá una guerra mundial”.
En respuesta a los temores de que el conflicto se expanda, Wang Wen, profesor en la Universidad Renmin, dice que Zelensky se equivoca al especular sobre las acciones de Pekín. “Por el contrario, debería agradecerle a China por promover la ayuda humanitaria a Ucrania. Si China realmente empezara a ayudar a Rusia, a Zelenesky la vida se le complicaría todavía mucho más”, dice Wen. A propósito, un mes después de la invasión, China le otorgó a Ucrania 725.000 dólares de ayuda humanitaria y 1,5 millones en otras formas de asistencia. Desde entonces no anunció ningún apoyo adicional.
Considerar a Estados Unidos como una fuente de inestabilidad global y dejar pasar la agresión de Rusia y otros Estados autoritarios es una postura de larga data del Partido Comunista Chino. Pero bajo el gobierno de Xi, esa visión del mundo penetró más profundamente en la política exterior china y encontró eco en su aparato de seguridad nacional.
Lu Xiang, investigador en la Academia China de Ciencias Sociales, gestionada por el Estado, dice que la verdadera amenaza para la autonomía ucraniana es el apoyo de Occidente. “El hecho de haber pertenecido a la Unión Soviética implica que si un país grande de fuera de la región utiliza a Ucrania como una pieza de ajedrez para debilitar los intereses estratégicos de Rusia, entonces los intereses soberanos de Ucrania serán necesariamente suprimidos”, dice Xiang.
La prioridad central de Xi para promover la seguridad de China es refrenar la influencia norteamericana en el orden internacional, a veces sumando a países que comparten un resentimiento similar contra Estados Unidos.
Las quejas de China contra el “abuso de hegemonía” estadounidense en asuntos militares, políticos y económicos globales fueron enumeradas en un documento de cinco páginas publicado el lunes por la Cancillería china, que señaló que Estados Unidos “repite en Ucrania su vieja táctica de librar guerras subsidiarias”.
Diplomacia de documentos
Esta semana, China también publicó por separado un “documento conceptual” que define su posición en temas candentes a nivel global, desde el conflicto israelí-palestino hasta las islas del Pacífico. El documento fue dado a conocer durante un evento en Pekín por el ministro de Relaciones Exteriores chino, Qin Gang, y abarca una serie de compromisos generales sobre al defensa de la Carta de la ONU, el rechazo al uso de armas nucleares y la protección de la integridad territorial de los países, y al mismo tiempo dispara algunos tiros por elevación contra Estados Unidos por “abusar de las sanciones unilaterales” y construir bloques regionales de seguridad.
El documento solo hace una referencia al paso a la “crisis en Ucrania” como un asunto que debe ser resuelto a través del diálogo, y repite que deberían tomarse con seriedad las “legítimas preocupaciones de seguridad de todos los países”, una frase utilizada con frecuencia por Pekín para defender a Moscú. Qin también aprovechó el evento para reclamar que los países dejen de decir “Hoy es Ucrania, mañana es Taiwán”.
Solo días después Pekín presentó un documento aún más específico, referido directamente a la guerra y que dio a conocer como un “plan de paz” de 11 puntos con el que pretendió posicionarse.
Desde el comienzo de la guerra, China intenta establecer una diferencia entre las acciones de Rusia y su propia escalada de agresión militar en el Estrecho de Taiwán. Sin embargo, en la isla autónoma y democrática muchos ven la guerra en Ucrania como una señal de alerta que los obliga a prepararse para repeler un eventual ataque desde China.
En esta nueva y proactiva postura que adoptó China esta semana no hay la menor indicación de que Pekín esté dispuesto a tomar un rol de liderazgo en las negociaciones por la paz.
“Ni Rusia ni Ucrania pueden derrotar al otro por completo a corto plazo”, dice Ding, de la Universidad de Fudan. “China recalcó la necesidad de terminar la guerra y promover la paz, pero no se propuso explícitamente como mediador en la guerra, y en la práctica es muy difícil que ocurra. Aunque China tiene mejor relación con Rusia, eso no implica que el Kremlin esté dispuesto a escuchar las ideas de Pekín”.
Christian Shepherd y Vic Chiang
(Traducción de Jaime Arrambide)
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