Guerra en Medio Oriente: Israel refuerza el asedio sobre una Gaza al borde del colapso y presiona por la liberación de los rehenes
El gobierno de Netanyahu, que recibió un fuerte respaldo de EE.UU., advirtió que mantendrá al enclave sin luz, agua y combustible hasta que Hamas libere a los secuestrados; dramáticos relatos de la situación en la franja
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JERUSALÉN.- En el momento seguramente más dramático de su historia, Israel recibió este jueves un respaldo inequívoco y contundente de su principal aliado, Estados Unidos, en una visita de lo más empática de su secretario de Estado, Antony Blinken, que recordó sus raíces judías, pero que también habló con el primer ministro Benjamin Netanyahu sobre las “necesidades humanitarias” de Gaza que, luego de un asedio de seis días en represalia por la mortífera y barbárica operación de Hamas del sábado, se encuentra al borde del colapso.
La tensión en la Franja se volvió todavía más extrema este viernes, cuando el Israel le envió a las Naciones Unidas una advertencia para sacar a 1,1 millones de residentes en el norte de Gaza en un plazo de 24 horas, antes de su temida ofensiva terrestre. Sin embargo, el grupo insurgente Hamas –que gobierna en el enclave- dijo a los residentes en el norte del territorio que “se queden en sus hogares y se mantengan firmes ante esta repugnante guerra psicológica emprendida por la ocupación”.
Los palestinos solo pueden marcharse al sur del territorio, de apenas 40 kilómetros de largo y 10 de ancho, ya que Israel lo tiene completamente sellado.
Luego de bombardeos masivos, la cifra de muertos superó en Gaza las 1500 personas, mientras que Israel elevó a más 1200 las víctimas fatales a manos del grupo terrorista. Y, según dijo a LA NACION un periodista que reside en Gaza, debido a la intensidad de los ataques, ya ni siquiera pueden sepultarlos dignamente, sino que los tiran en una gran una fosa común.
“Sin nombre, sin marca, sin nada, los muertos son puestos en una gran zanja en las afueras de Ciudad de Gaza, recubiertos con un poco de tierra, en una gran fosa común, todos juntos… Nunca vi algo como lo que está ocurriendo desde hace seis días, los bombardeos no se detienen”, contó Safwat Mohammad, en un diálogo telefónico de vez en cuando interrumpido, que describió una situación que él, que cubrió diversas guerras en Gaza, jamás pudo imaginarse.
Con una población desesperada, sin lugares donde protegerse, Gaza se queda sin agua, combustible, medicamentos ni hospitales para curar a los más de 6000 heridos y está paralizada por los bombardeos, que han provocado más de 230.000 desplazados.
El ministro de Energía israelí, Israel Katz, señaló que mantendrán a Gaza sin luz, agua y combustible hasta que Hamas libere a todos sus rehenes. “¿Ayuda humanitaria a Gaza? No se encenderá ningún interruptor eléctrico, no se abrirá ninguna boca de agua y no entrará ningún camión de combustible hasta que los secuestrados israelíes regresen a casa”, tuiteó.
Esta corresponsal conoce a Safwat, de 54 años y padre de 7 hijos de entre 10 y 22 años, desde 2004, cuando por primera vez visitó el enclave palestino, después del asesinato, allí, del líder y fundador de Hamas, el jeque Ahmed Yassin.
Mientras Israel seguía preparándose para una invasión terrestre, amasando tropas y armamento en el sur del país, desde Gaza seguían lanzando misiles. No sólo en las localidades de Sderot, Ashkelon, cercanas al enclave palestino gobernado por Hamas, sino también hasta cerca de esta ciudad, donde un misil que cayó en el barrio de Beit Shemesh hirió levemente a dos personas.
Las sirenas siguieron sonando en todo el país, donde sorprendió, además, la noticia de un ataque israelí a los dos aeropuertos principales de Siria. ¿Otro frente abierto, más allá del que hay en el norte, en la frontera del Líbano, en máxima alerta por temor a una entrada en conflicto del grupo chiita pro iraní Hezbollah, que se encuentra en pie de guerra.
Noche tensa en Jerusalén en vísperas del viernes, día sagrado para los musulmanes. Hubo enfrentamientos cerca de la puerta de Damasco, se oyeron disparos y ambulancias, vi soldados corriendo con metralletas y palos, ahora helicópteros en el cielo #IsraelPalestineWar pic.twitter.com/yVTPA3a2Ed
— Elisabetta Piqué (@bettapique) October 12, 2023
La tensión era palpable en Jerusalén, ciudad santa para musulmanes, cristianos y judíos, especialmente en vísperas del viernes, jornada sagrada para el islam, cuando se temen enfrentamientos a la hora de la oración en la explanada de la mezquita de Al-Aqsa. Con los nervios a flor de piel desde el 7 de octubre, el día de la matanza más salvaje jamás vista en territorio israelí, por la noche hubo tiros y enfrentamientos cerca de la Ciudad Vieja. Hubo palestino murió y dos policías quedaron heridos, según consignó Haaretz y como esta enviada pudo notar desde el hotel donde se aloja, al oír sirenas, gritos, disparos y, posteriormente, el ruido de un helicóptero revoloteando en el cielo.
El programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU calificó de “calamitosa” la situación en la Franja de Gaza -uno de los territorios más densamente poblados del mundo, donde viven hacinadas más de 2 millones de personas- y advirtió que los suministros cruciales se están agotando peligrosamente después del bloqueo total impuesto por Israel.
La situación es “devastadora” ahora mismo en Gaza, dijo en una entrevista el director del PMA para los territorios palestinos, Samer Abdeljaber. “Estamos viendo escasez de combustible, agua o electricidad. Nuestros refugios están abarrotados. No tenemos capacidad. Muchos negocios y mercados no funcionan. Lo realmente alarmante es la falta de agua potable, que traerá muchos problemas”, advirtió.
En diálogo con esta enviada, Safwat confirmó esa postal y, sobre todo, la falta de agua. Describió una situación de gran nerviosismo en las calles arrasadas de Ciudad de Gaza, donde al parecer la policía se ha sacado los uniformes, viste de civil y vigila los supermercados para evitar que hayan saqueos.
“Es difícil conseguir agua, casi nadie ya vende, habría que hacer pozos para buscarla bajo tierra, pero es imposible hacer funcionar bombas de agua porque tampoco hay combustible”, contó. “El único que aprovisionaba combustible era Egipto, a través de un túnel que ya no funciona y no llega más nafta”.
Safwat denunció, por otra parte, bombardeos indiscriminados contra barrios residenciales civiles y no en cuarteles o mezquitas utilizados por altos cargos de Hamas, como en el pasado. Precisó que en un barrio llamado Mukabarat, donde se levantan diversos edificios tipo monoblock, vacíos, recién construidos, se agolpa muchísima gente que perdió su casa. “Quieren escaparse de ahí a zonas más seguras, como playas, pero no pueden moverse porque los bombardeos son continuos”, relató.
“Lo más impresionante de Ciudad de Gaza es que hay familias enteras que ya no existen: murieron todos, padres, madre, hijos, abuelos, todos”, contó. El sistema sanitario, ya precario, prácticamente ya no existe. “Colapsó, el Shifa Hospital, el más grande de Ciudad de Gaza y se están utilizando clínicas privadas, consultorios odontológicos o de cualquier otro tipo y ya no hay medicinas. El único hospital que funciona, el Esteren, en el este de Gaza, es imposible de alcanzar por los bombardeos. Es peligroso moverse en toda la Franja de Gaza, quienes aún tienen una casa se quedan ahí adentro, con el terror a ser los próximos bombardeados. Quienes intentaron llegar hasta la frontera sur de Rafah, con Egipto, se encontraron que allí también caían bombas”, describió.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) dijo este jueves que estaba en contacto con Hamas y autoridades israelíes para lograr la liberación del cerca de centenar rehenes tomados en la atroz incursión del sábado en el sur de Israel.
En un comunicado, el director regional de la CICR para Medio Oriente, Fabrizio Carboni, recordó que la toma de rehenes está prohibida por las leyes humanitarias internacionales y que las personas retenidas deben ser liberadas inmediatamente. “Como intermediario neutral, estamos listos para realizar visitas humanitarias, facilitar la comunicación entre rehenes y familiares y facilitar cualquier liberación”, señaló.
Ante una pregunta sobre si la cuestión de los secuestrados era un tema del que se hablaba en Gaza, Safwat -que pudo hablar por su celular porque cuenta con un generador y combustible acopiado con anterioridad- contestó que no. “Ese no es una preocupación en absoluto. Nadie habla de los secuestros ni de política. El tema ahora es cómo conseguir agua y como sobrevivir”, aseguró.
¿Y Hamas, que gobierna Gaza desde 2007, da indicaciones a la población? “No, no da indicaciones. La única es la radio Al-Aqsa, que lee algunos comunicados, pero la gente no sabe qué hacer. Hay mucho nerviosismo, la gente se pelea por una botella de agua y aunque aún no hubo, se esperan saqueos. Además, hay problemas con las comunicaciones y con los celulares, porque no hay electricidad”, describió.
Safwat prefirió no hacer comentarios sobre los ocho periodistas que trabajan en Gaza hasta ahora muertos en la represalia israelí, a quien por supuesto conocía perfectamente. “Prefiero no hablar de eso”, se disculpó. Y para no agotar su batería, se despidió con un “seguimos en contacto y pido que recen por mí y por mi familia”.
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