Guerra en Medio Oriente: el relato de una argentina desde un refugio en Israel y la espera de un reservista del Ejército
Cómo viven los argentinos el día después del ataque múltiple del grupo Hamas
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Denise Segalis, una argentina de 32 años que vive en Israel desde 2020, entró al espacio aéreo de Tel Aviv el sábado a las 2 de la mañana, cuatro horas antes de que decenas de combatientes del grupo terrorista Hamas rompieran las barreras de seguridad y lanzaran miles de cohetes desde la Franja de Gaza hacia Israel.
Como cualquier día rutinario, Denise se despertó lista para salir a correr y, mientras desayunaba, empezó a recibir mensajes de sus familiares argentinos preguntándole si estaba bien. Al principio no entendía por qué, y cuenta que recibir ese tipo de mensajes es normal teniendo en cuenta la escalada entre Israel y el grupo palestino desde hace años, pero nunca imaginó la dimensión de lo que estaba pasando.
Mientras Denise miraba las noticias y sonaban las segundas alarmas, los milicianos de Hamas entraron a Zikim, a las aldeas cercanas a la Franja de Gaza, y secuestraron gente: Israel había entrado en guerra.
Unas mil personas murieron en dos días de enfrentamientos entre Israel y el movimiento islamista, que capturó más de un centenar de israelíes en una ofensiva que tomó por sorpresa al Estado judío.
“A partir de ese momento no entiendo bien lo que sucedió”, dice a LA NACION desde su refugio en Tel Aviv. “No entendía qué pasaba con uno de los ejércitos más importantes del mundo, por qué tardaba tanto en reaccionar”, fue lo primero que pensó.
Según cuenta, la primera alarma que sonó en Tel Aviv fue a las 7.30, y como su casa tiene la puerta y las ventanas a prueba de misiles, no escuchó el sonido y durmió como siempre. Esto hizo que el shock sea todavía más grande. “No podemos entender lo que nos está pasando”, agrega con preocupación.
Denise es periodista y a través de su cuenta de Instagram informa minuto a minuto de la terrible situación. Mientras muchos escapaban, Denise eligió quedarse, bajo los ruidos de los helicópteros y la desolación en las calles. “Yo me quedo acá. Siento que mi deber es quedarme acá. Estoy intentando mantener la cabeza firme para poder informar, seguro Israel tome la decisión de invadir Gaza con soldados y eso va a llevar tiempo”, agrega.
Unas horas más tarde, un misil cayó a dos cuadras de su casa. El ruido y el temblor se sintió en su casa y los hizo entrar en pánico, a ella, a su novio y a sus vecinos también argentinos, que no tenían dónde ir y Denise los recibió. “Gracias a Dios mi casa tiene refugio, cuando la alquilé en 2020 fue de casualidad. Hoy en día elijo una casa exclusivamente por el refugio, pero en aquel momento no”, cuenta.
“Cuando pasó, salí a dos cuadras donde cayó el misil. Necesitaba ver cómo quedó el edificio y lo fui a ver. Fue una imagen terrible. Estamos acostumbrados a ataques terroristas, a correr al refugio si caen misiles, pero lo que pasó ayer no. Nos pegaron muy fuerte”.
El shock que invade a la población es por el fracaso en la seguridad de una de las mejores inteligencias del mundo. Según Denise y sus colegas, este ataque se venía planeando hace un año y fue muy organizado: “Hubo muchos terroristas dispuestos a entrar y muchas armas. Entraron boicoteando el sistema de alarmas con drones. Todo demuestra que fue algo muy planeado”.
“A medida que llegaban las noticias se nos destrozaba el corazón porque estaban secuestrando a gente cercana”, dijo, en alusión a un grupo de amigos que estaba en el festival de música donde Hamas mató y secuestró a decenas de jóvenes. Además, se refirió a los soldados israelíes secuestrados, que ya rondan los 100: “Todos tenemos algún conocido en el ejército”, agregó.
Para Denise, ese “conocido” es Mariano, un argentino de 24 años que está en la reserva del Ejército israelí -prefirió resguardar su apellido-, y aunque no puede dar información porque las fuerzas no se lo permiten, sí le importa darle visibilidad a la situación que vive.
“Esta vez fue distinto”
Mariano vive hace dos años en Tel Aviv. El sábado, que para los israelíes es un “día sabático”, se despertó a la madrugada con el sonido de las alarmas, corrió al lugar más seguro y más cercano y esperó.
“Los misiles del grupo terrorista Hamas son algo ya común. Pero esta vez fue distinto. Las noticias mostraban ataques a bases en el sur, la cifra de muertos aumentaba minuto a minuto y veíamos las horribles imágenes de los secuestrados”, cuenta a LA NACION.
Los secuestros es lo que más le preocupa, no solo por la importancia que le da su país a la vida, sino por un peso también histórico: el 25 de junio de 2006, un soldado fue capturado en la frontera de Gaza y cinco años después, el 18 de octubre 2011, lo liberaron a cambio de la liberación de 1027 palestinos prisioneros que tenía Israel. “Esto es el valor que le da Israel al soldado”, señala.
Según los últimos datos del Ejército israelí hay alrededor de 100 soldados capturados. El contraalmirante Daniel Hagari informó esta mañana de “cientos de terroristas” muertos y decenas de milicianos capturados, mientras continuaban los enfrentamientos en el sur de Israel.
“Para Israel es algo constante sufrir el terror de Hamas. Pero lo que estamos viendo hoy es inimaginable”, dijo Mariano, en referencia a los 700 muertos, 2000 heridos y 180 rehenes en la Franja de Gaza. “Ni yo me lo creo. Es una experiencia increíble. Lamentablemente me toca vivir esto. Pero es importante comunicarlo”, concluyó.
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