“Guantánamo italiana”: Meloni selló un polémico pacto sobre migrantes con Albania
Se construirán en ese país dos centros, con jurisdicción italiana, donde serán trasladados los inmigrantes salvados en el mar que intentan llegar a las costas de la península
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ROMA.- Aún golpeada por no haber podido mantener su promesa de frenar la llegada de cientos de miles de desesperados a las costas del sur de Italia, la primera ministra Giorgia Meloni sorprendió ayer al sellar un acuerdo con su par albanés, Edi Rama, que prevé la construcción en Albania de dos centros para migrantes.
“Cada año pasarán por allí 39.000 migrantes”, anunció Meloni este lunes en una sorpresiva conferencia de prensa junto a Rama, en la que ilustró un pacto según ella “histórico” que volvió a inflamar el debate sobre la irresuelta crisis de migrantes. La oposición de centroizquierda, en efecto, consideró un espanto jurídico el acuerdo, que no dudó en tachar como una futura “Guantánamo italiana”, en alusión a la cárcel que Estados Unidos tiene en su base militar en la isla de Cuba.
Italia e Albania oggi firmano un importante protocollo d'intesa che si pone gli obiettivi di contrastare il traffico di esseri umani e prevenire i flussi migratori irregolari. Uno storico accordo per il quale voglio ringraziare il Primo Ministro @ediramaal e l’intero governo… pic.twitter.com/1EhVUMfHGn
— Giorgia Meloni (@GiorgiaMeloni) November 6, 2023
Según Meloni, a partir de la próxima primavera boreal Italia trasladará a los migrantes salvados en el mar en naves militares italianas a dos localidades distintas de Albania: el puerto de Shengjin y Gjader. Italia construirá allí dos estructuras que podrán recibir hasta un total de 3000 migrantes o 39.000 en un año. La jurisdicción de los dos centros será italiana: en Shengjin Italia se ocupará de los trámites de desembarque e identificación; y en Gjader realizará una estructura similar a los aquí llamados CPR (centro de permanencia y repatriación), que son virtuales cárceles.
Meloni precisó que no irán allí mujeres embarazadas, menores ni otros sujetos vulnerables. Y que Albania colaborará con sus fuerzas de policía para el control y vigilancia de los centros. El gobierno de derecha de Meloni desmintió que habrá una compensación económica para Albania a cambio del “favor” de construir estos dos centros de migrantes. Aunque sí habrá un respaldo absoluto de Italia para que Albania pueda ingresar en la Unión Europea. “Albania confirma ser una nación amiga y pese a que aún no es parte de la UE se comporta como si fuera un país miembro: esta es una de las razones por las que estoy orgullosa de que Italia desde siempre es uno de los países sostenedores de la ampliación (de la UE) a los Balcanes occidentales”, dijo Meloni.
Como destacó La Repubblica, en verdad el acuerdo se tejió en el “Ferragosto” pasado, es decir, en medio del emblemático feriado de las vacaciones de los italianos. Entonces, Meloni, su hija y su ex pareja, Andrea Giambruno, dieron que hablar porque pasaron unos días de relax en Albania, en un yate, junto a su par albanés, Rama y familia. Aunque Rama es socialista, con Meloni siempre tuvo sintonía. “No viajé para hacer aperitivos”, dijo Meloni, que admitió que fue durante esas vacaciones que se alcanzó este acuerdo, con el cual, según Rama, Albania también pretende darle las gracias a Italia, país que en 1991 le abrió las puertas a esas oleadas de albaneses que escapaban de una terrible crisis económica.
El acuerdo, que debería ser ratificado por el Parlamento, generó muchas dudas en Bruselas. “Las leyes sobre el asilo en la UE se aplican solamente a los pedidos presentados en el territorio de un país miembro”, recordó un vocero de la comisión, que destacó que lo importante es que cualquier pacto respete plenamente el derecho comunitario internacional.
La oposición de centroizquierda también puso el grito en el cielo. “En el mejor de los casos, es un pasticho, en el peor, una violación de derechos. Pero la ‘doctrina Meloni’ es clara: renuncia a cambiar el pacto de Dublín en la UE (que indica que el migrante puede solo pedirle asilo al país al que llega) para no hacer enojar a sus socios nacionalistas y acuerdos indignos que tampoco funcionan, como el que hizo con Túnez”, denunció Peppe Provenzando, del Partido Democrático.
“La Guantánamo italiana que Giorgia Meloni quiere construir en Albania es sólo otra cruel movida de propaganda del gobierno, después del fracaso de su tan mentado acuerdo con Túnez”, le hizo eco Riccardo Magi, de +Europa. “En apenas un año de gobierno Meloni pasó del bloqueo naval que prometía cero llegadas a hospedar a los migrantes en países amigos a costa del bolsillo de los italianos, pero no es como un simple juego de magia que cambiará la situación de desembarques récord de 2023″, atacó, por su parte, Laura Ferrara, del Movimiento Cinco Estrellas (M5E). Angelo Bonelli, de los Verdes, directamente habló de “una verdadera deportación”.
Lo cierto es que, como destacó el Corriere della Sera, en 2023, en diez meses, llegaron a Italia 160.000 migrantes, el doble que en todo 2022. El tema de la inmigración siempre ha sido una prioridad programátrica de la derecha, e incluso un terreno de competición en su seno: Matteo Salvini, líder de la Liga y aliado de Meloni en el gobierno –pero en verdad, rival-, siempre se jactó de haber logrado manejar mejor que la premier el fenómeno migratorio cuando fue ministro del Interior, hace cuatro años. No por nada hizo ruido su silencio absoluto luego del sorpresivo anuncio del polémico pacto con Albania.
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