"Grexit", la pesadilla que vuelve a tener a Europa en vilo
Una salida de Grecia de la eurozona le causaría al bloque pérdidas de hasta 1 billón de dólares
FRANCFORT.– Una eventual salida de Grecia de la eurozona ya tiene nombre: el tan temido "Grexit" del que habla toda Europa. Y un costo: podría exponer al bloque de la moneda única y al Banco Central Europeo (BCE) a pérdidas de hasta un billón de dólares, y dejaría a Alemania y a sus socios con una cuenta astronómica por pagar.
Ante este escenario, Europa empezaría a nadar en aguas legales desconocidas. El tamaño de la carga que otros países de la eurozona podrían tener que enfrentar les da un incentivo poderoso para tratar de mantener a Grecia dentro del club.
Luego de que la mayoría de los acreedores privados griegos debieron asumir fuertes pérdidas en el segundo rescate que recibió el país, se estima que el BCE, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los países de la eurozona tienen cerca de 200.000 millones de dólares de su deuda.
"En el caso de una salida del euro, Grecia caerá en default. Y las pérdidas probablemente serán muy altas, lo suficiente para eliminar el capital del BCE", dijo Andrew Bosomworth, gerente de cartera del gestor de activos Pimco.
"Se podría necesitar una recapitalización por parte de los gobiernos, que no están exactamente en la mejor posición para proporcionar más dinero", agregó.
Esas no son las únicas pérdidas que el BCE y sus accionistas nacionales podrían enfrentar.
Alemania se llevaría la mayor pérdida, alrededor del 27 por ciento del total, y Francia también cargaría con una parte importante.
La salida de Grecia de la zona euro podría costarle al contribuyente francés hasta 66.400 millones de euros y cargar al sistema bancario del país con 20.000 millones de euros en préstamos perdidos, según un estudio publicado esta semana por la Escuela de Administración Ieseg.
Pero incluso una vez que Grecia haya eventualmente dejado el club de la moneda única los costos para el resto de la zona euro seguirían aumentando, ya que probablemente los países se vean obligados a evitar un completo colapso griego y un contagio generalizado.
"Una gran intervención del BCE sería necesaria para estabilizar el sistema, junto con la intervención de Alemania; del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE); de su predecesor, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), y del FMI, lo que podría costar cientos de miles de millones de euros", dijo Georgios Tsapouris, estratego de inversión de Coutts.
El BCE, que tiene su propio capital de 6400 millones de euros, es esencialmente una empresa conjunta entre los 17 bancos centrales de la zona euro. En total, el eurosistema de bancos centrales de la zona euro tiene capital y reservas por 86.000 millones de euros.
Los bancos centrales nacionales se repartirían las pérdidas entre ellos de acuerdo con la "clave del capital", una medida del BCE sobre las participaciones de los países en función de su tamaño económico y demográfico. Los países más pequeños con bancos centrales nacionales menos robustos que el Bundesbank alemán probablemente serían aún más afectados en términos relativos.
"El BCE y algunos de los bancos centrales nacionales con poco capital para absorber pérdidas y pocas reservas en relación con su cuota (...) posiblemente verían su capital y la revaluación de sus reservas desaparecer", dijo Bosomworth.
Sin embargo, ante la posibilidad de que en las próximas elecciones griegas gane un partido de izquierda radical contrario al plan de rescate, algunos en los pasillos de la UE se preguntan si valen la pena todos los esfuerzos para mantener a Grecia dentro del euro.
"Va a ser doloroso, por supuesto, ¿pero va a ser mortífero?", se preguntó un diplomático de la UE. "Tenemos dos opciones malas, pero una es peor que la otra", sostuvo.
Expuestos
El BCE y los bancos centrales nacionales están expuestos a Grecia en tres formas: a través de bonos soberanos griegos, a través de garantías griegas que tienen a cambio de préstamos del BCE y a través de los pasivos griegos en las transacciones del sistema de pagos de la zona euro conocido como Target2. El BCE ha gastado unos 38.000 millones de euros en deuda del gobierno griego con un valor nominal de alrededor de 50.000 millones de euros.
En un escenario descripto por el semanario alemán Der Spiegel, que esta semana publicó en su tapa un artículo sobre la salida de Grecia del euro, con el título "Adiós, Acrópolis", el fondo de rescate podría ser utilizado en caso de un default para seguir financiando las obligaciones de la deuda de Grecia con el BCE. Sin embargo, esto consumiría los recursos del programa, lo que erosionaría su capacidad para ayudar a otros estados de la zona euro que podrían necesitar ser protegidos si una salida griega provocara un contagio.
En un escenario alternativo, los bancos centrales nacionales podrían recurrir a sus gobiernos para recapitalizar el Banco Central Europeo. Pero pedir dinero a los políticos en momentos de escasez de recursos hace correr el riesgo de socavar la independencia del BCE.
Los préstamos del BCE a los bancos griegos son otra manera en que el banco central está expuesto, pero en este caso, aunque el BCE lleva a cabo estas operaciones de crédito a mediano y largo plazo (conocidas como MRO y LTRO), los fondos se distribuyen a través de los bancos centrales nacionales y se computan en sus propios balances.
El Banco de Grecia y otros países de la periferia de la zona euro han acumulado pasivos dentro del sistema de la zona euro de pagos transfronterizos Target2, debido a una salida neta de pagos a otros países del bloque, una tendencia exacerbada por la crisis de la deuda.
El banco central griego dijo que hasta enero tenía pasivos en el Target2 por 107.000 millones de euros, lo que representa un problema de gran potencial para los bancos centrales de la zona euro.
Más allá de las implicaciones contables, está el impacto sistémico que una salida del euro por parte de Grecia tendría en el sistema bancario del bloque. Los ahorristas de otros países de la periferia seguramente sacarían su dinero de los bancos.
"Si ven que los ahorros de los griegos en euros se convierten de la noche a la mañana en dracmas, lo que significaría una depreciación de un 50 a 70 por ciento, entonces sería una estrategia de cobertura bastante simple que tomen algunos de sus ahorros y los pongan en Luxemburgo, o en libras esterlinas o francos suizos", dijo Bosomworth.
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