Gran Bretaña y la UE firman el acuerdo que regirá su nueva vida pos-Brexit
PARÍS.– Fue el anteúltimo acto de un largo y triste psicodrama de casi cinco años. Veinticuatro horas antes de que el Reino Unido deje definitivamente el mercado común europeo, el primer ministro británico, Boris Johnson, y los dirigentes de la Unión Europea (UE) firmaron el acuerdo post-Brexit que regirá esa histórica ruptura.
"No es el fin, sino el comienzo de una maravillosa relación entre el Reino Unido y nuestros amigos y socios de la Unión Europea", declaró Johnson después de haber firmado el documento, los pulgares al aire en signo de triunfo frente a las cámaras.
Anunciado en vísperas de Navidad, el texto de 1246 páginas, acordado para evitar el shock económico de un no deal, debe entrar en vigor mañana a las 23h00 de Londres y medianoche de Bruselas. En ese momento, Gran Bretaña habrá puesto punto final a 47 años de integración europea.
El pacto fue firmado a la mañana en Bruselas por la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, y Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, para después atravesar La Mancha a bordo de un avión de la Royal Air Force.
"Ha sido un largo camino. Ya es tiempo de dejar detrás el Brexit. Nuestro futuro se construye en Europa", anotó en un tuit Ursula von der Leyen. Charles Michel saludó "un acuerdo justo y equilibrado" y se congratuló por "la unidad sin precedentes" demostrada por los 27 países del bloque en estos arduos años de negociación.
La aplicación de ese acuerdo de libre comercio será, por el momento, provisorio. Para que entre definitivamente en vigor, habrá que esperar la ratificación del Parlamento Europeo que —por falta de tiempo para estudiarlo— lo votará recién en el curso del primer trimestre de 2021.
Para los británicos, todo debería concluir mañana. La cámara de los comunes aprobó hoy masivamente el texto por 521 votos contra 73. Johnson contaba con una aplastante mayoría después que el líder opositor, Sir Keir Starmer, ordenó a sus diputados laboristas votar a favor, considerando que "un mal acuerdo era mejor que una ausencia de acuerdo (no deal)".
Pero Starmer, que hizo en su momento una intensa campaña anti-Brexit, acusó al premier de ser deshonesto con el público en cuanto al pacto, que "provocará una avalancha de controles, burocracia y trabajo suplementario para los empresarios británicos", dijo.
Votaron en contra el pequeño partido unionista norirlandés DUP, favorable al Brexit pero opuesto a los controles aduaneros entre esa provincia británica y el resto del Reino Unido, así como los pro-europeos del Partido Liberal Democrático y los independentistas escoceses del SNP.
Con este acuerdo, la UE ofrece a Londres un acceso sin derechos ni cuotas a su inmenso mercado de 450 millones de consumidores. Pero prevé sanciones y medidas compensatorias en caso de violación de las reglas en materia de ayudas públicas, medioambiente, derecho laboral y fiscalidad para evitar el dumping.
Para Johnson, que puede reivindicar el triunfo de la promesa cumplida, se trata de un inmenso alivio en momentos en que los hospitales británicos se encuentran al borde del colapso, con más de 50.000 nuevos casos de Covid-19 y casi 1000 muertos diarios, y una economía que tambalea.
A partir del viernes, sin embargo, el jefe del gobierno conservador no tendrá más excusas: "Será el único responsable ante el pueblo británico", advirtió en un duro editorial el prestigioso periódico The Financial Times, que considera el Brexit como un "dramático error histórico del que no se podrá volver".
Calificando de "ilusión" las promesas realizadas por el primer ministro, el diario señala que "en defensa, educación, vivienda, salud pública, desarrollo regional, inversión pública y bienestar, Gran Bretaña ya tenía un amplio control". Ahora, agrega, la gente está por perder enormes oportunidades para hacer negocios, vivir, estudiar o trabajar en la UE: "Los británicos no recuperarán el control de sus vidas —como lo prometió Johnson—, sino que lo van a perder", concluye.
Más grave aun es el riesgo de dislocación que planea sobre la unidad del Reino Unido provocada por el Brexit. En Escocia, que votó 62% en favor de Europa, los sondeos muestran una mayoría de la población favorable a la independencia. El mismo peligro existe en Irlanda del Norte, donde aumenta la tentación de una reunificación con la República de Irlanda.
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