Gran Bretaña se despide hoy de la UE y pone fin a 47 años de sociedad con el bloque
LONDRES.- Esta noche, cuando en Gran Bretaña los relojes marquen las 23, el Big Ben, en reparaciones, no podrá sonar para marcar la separación de la Unión Europea (UE) después de 47 años como miembro de ese exclusivo club de naciones. Y como en ningún divorcio hay mucho para festejar, la algarabía será escasa y la tristeza, profunda.
En Londres, una hora antes, un reloj proyectado sobre la fachada del 10 de Downing Street marcará la cuenta regresiva, mientras que el ultraeurófobo Nigel Farage animará una reunión triunfal en Parliament Square, donde flamearán decenas de banderas británicas.
La fiesta durará apenas 15 minutos, hasta las 23.15, por decisión del alcalde pro-europeo de la capital, Zadiq Khan. Londres, en todo caso, no vivirá nada parecido a las imponentes celebraciones que marcaron el 1° de enero de 1973, cuando el primer ministro Edward Heath viajó a Bruselas junto a sus predecesores, Harold Macmillan, Alec Douglas-Home y una plétora de líderes de todo el espectro político británico, para asistir al ingreso oficial de Gran Bretaña en la entonces Comunidad Europea.
Lo de hoy también significará el comienzo de lo que podría ser considerado un nuevo y extenuante esfuerzo para que Londres y Bruselas lleguen a un acuerdo comercial antes de fin de año, sin contar con el sinnúmero de problemas suplementarios que deberán resolver en el terreno de la seguridad, la inteligencia, la pesca, la educación o la investigación.
Sin embargo, aunque al principio nada cambiará porque ambas capitales entrarán en un período de transición de 11 meses en el que prevalecerá el statu quo, esta noche se producirá un hecho simbólico de una importancia crucial: Gran Bretaña desaparecerá de todos los organismos de decisión de la UE y las consecuencias serán inmediatas.
Las banderas británicas serán arriadas de todos los edificios europeos, Londres y sus diplomáticos perderán el acceso a la información clasificada del bloque y en todos los mapas de la UE Gran Bretaña se volverá gris, el color neutro de los países extranjeros.
Banderas
Una de las banderas británicas del Parlamento Europeo será enviada a la Casa de la Historia, un museo fundado por la UE en Bruselas. En la sede del Consejo de Ministros, centro neurálgico de la toma de decisiones europeas, la Union Jack será plegada y guardada en un armario, junto con las de otros países no miembros: "terceros países", como se denomina en la UE al resto del mundo.
El 3 de febrero, los diplomáticos británicos que vuelvan a trabajar al Palacio de Europa en Bruselas no podrán ingresar libremente. Tendrán que devolver pases y llaves de acceso.
Gran Bretaña podrá solicitar un número limitado de credenciales diplomáticas para el Parlamento Europeo, pero es improbable que obtenga libre acceso a otras instituciones del bloque.
Después de décadas de redactar leyes con sus socios europeos en el seno del mercado único, proponiendo vetos y tarifas o imaginando sanciones contra rogue states (Estados canallas), será un cambio brutal para los diplomáticos británicos.
Pero el Reino Unido no dejará definitivamente Bruselas. La representación del gobierno británico, conocida como "UKRep", será rebautizada con un nombre que aún no fue definido. Fuera de las salas de reunión, Londres busca, al mismo tiempo, nuevas formas de influencia.
Todos sabían que este día llegaría. "Pero también sabíamos que sería extremadamente emotivo", confiesa Mergrethe Vestager, comisaria europea para la Competencia. "Es difícil no volver a pensar en la tristeza que sentimos el día del referéndum", agrega.
Para muchos de sus homólogos, por el contrario, la concreción del Brexit significará un alivio. La distensión después de años de tirantez: "Fuimos una pareja en trámite de divorcio, viviendo en la misma casa y durmiendo en cuartos separados", recuerda un diplomático italiano.
"Fue difícil para ambas partes. Todos extrañaremos la influencia británica a partir del 31 de enero. Pero también habrán terminado las complicaciones. A partir del 1º de febrero el corte será neto. En las reuniones, ya no tendremos a la delegación del Reino Unido sentada, sin participar, o unas sillas vacías", agrega, aludiendo a la decisión de Boris Johnson de retirar a su país de las reuniones de la UE.
Para otros, se trata solo de una nueva etapa del interminable Brexit, que enfrentará ahora turbulentas negociaciones.
"Es solo un nuevo paso de este vía crucis", opina otro diplomático europeo. Y concluye: "Los británicos ya se fueron de tantas formas que nadie notará la diferencia".
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