Golpe en Honduras: derrocan a Zelaya
Por orden de la Corte Suprema, un grupo de militares secuestró al mandatario y lo deportó a Costa Rica; asumió el presidente del Congreso
TEGUCIGALPA.- En lo que constituye el primer golpe de Estado en América Central desde el fin de la Guerra Fría, el ejército de Honduras derrocó ayer al presidente Manuel Zelaya, que en los últimos días se había enfrentado con la Corte Suprema y los militares por su controvertido proyecto reeleccionista, y nombró en su lugar al presidente del Congreso, Roberto Micheletti.
Firme aliado del presidente venezolano, Hugo Chávez, Zelaya fue sacado por la fuerza por un grupo de militares que irrumpieron fuertemente armados en el palacio presidencial en las primeras horas de la mañana. Inmediatamente, el mandatario, aún en pijama, fue trasladado al aeropuerto de Tegucigalpa, donde abordó un avión que lo llevó a San José, capital de Costa Rica.
El golpe de Estado, que provocó una fuerte conmoción en la región y despertó una unánime condena internacional, fue en cumplimiento de una orden de la Corte Suprema de Justicia. "El Poder Judicial deja constancia de que el origen de las acciones del día de hoy [por ayer] están basadas en una orden judicial emitida por un juez competente. Su ejecución está enmarcada dentro de los preceptos legales", señaló el comunicado del máximo tribunal del país. "Las fuerzas armadas, como defensoras del imperio de la Constitución, han actuado en defensa del Estado de Derecho, obligando a cumplir las disposiciones legales a quienes públicamente han manifestado y actuado en contra de las disposiciones de la Carta Magna", concluye el texto.
Zelaya había mantenido su voluntad de convocar ayer a una consulta popular, pese a que ésta había sido declarada ilegal por la justicia hondureña y a que había despertado un fuerte rechazo en el Congreso y en los sectores militares, especialmente el jefe del ejército Romeo Vásquez, que fue depuesto por el presidente la semana pasada y al que la Corte Suprema ordenó restituir en su cargo.
El presidente pretendía obtener el apoyo de la población para convocar a un referéndum, el próximo 29 de noviembre, fecha de las elecciones generales, para habilitar la reforma constitucional y permitir la reelección presidencial.
Horas después de la expulsión de Zelaya del poder, los diputados, convocados por los militares, designaron presidente interino del país al presidente del Congreso, Roberto Micheletti. Lo hicieron tras aceptar una supuesta carta de renuncia del mandatario. Micheletti, que siempre ambicionó la presidencia de Honduras, es un empresario del transporte y caudillo del Partido Liberal que sirvió a todos los presidentes de la agrupación, incluido Zelaya, hasta el giro izquierdista del mandatario.
"Debido a problemas insuperables de salud que me han impedido concentrarme en los asuntos fundamentales de Estado, cumplo con el deber de interponer mi renuncia irrevocable a la presidencia de la República, junto con la de mi gabinete de gobierno", dice la supuesta nota del mandatario, que llegó al poder de la mano del derechista Partido Liberal en noviembre de 2005, para luego dar un espectacular giro a la izquierda que llevó a Honduras a adherir a la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA).
"Nunca he renunciado ni nunca voy a usar ese mecanismo. Es totalmente falso. Es otro crimen más contra la democracia. Es una conspiración político-militar de una elite que tiene miedo a las manifestaciones políticas", dijo el mandatario desde el aeropuerto de San José. "A mí casi me asesinan en la mañana; entraron a balazos; rompieron las puertas a balazos; entraron militares encapuchados y me sacaron amenazado de muerte", añadió.
El Parlamento decidió que Micheletti estará en el cargo hasta que termine el mandato que le correspondía a Zelaya, el 27 de enero de 2010. Micheletti fue elegido en virtud de una disposición constitucional que establece que, en ausencia absoluta del presidente y el vicepresidente (que renunció en 2008), el titular del Parlamento asume el cargo. Los voceros legislativos negaron que se tratara de un golpe de Estado y se declararon convencidos de estar haciendo lo correcto, ya que Zelaya siguió adelante con la consulta popular con miras a una reforma constitucional a pesar de que la justicia, el Congreso y otros órganos del Estado lo declararon ilegal.
Por lo menos ocho ministros del gabinete de Zelaya fueron detenidos por los militares, entre ellos la canciller, Patricia Rodas, que fue trasladada a una base de la fuerza aérea hondureña. La detención de la canciller coincidió con la presencia en la residencia de Rodas de los embajadores de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Los diplomáticos denunciaron haber sido "retenidos" y "golpeados" por "militares encapuchados", según reveló el embajador de Venezuela, Armando Laguna.
La destitución de Zelaya provocó una unánime condena internacional. Mientras que la Unión Europea (UE) y Estados Unidos expresaban su rechazo a la "detención" del presidente hondureño, Venezuela, Bolivia, la Argentina y la Organización de Estados Americanos (OEA), entre otros, denunciaban abiertamente un "golpe" (ver Pág. 3). Por su parte, Chávez puso en alerta máxima a las fuerzas armadas venezolanas y advirtió que derrocará al reemplazante de Zelaya. Anoche, el mandatario venezolano viajó a Nicaragua para una reunión extraordinaria del ALBA, a la que Zelaya prometió asistir.
En la calles
A pesar de que durante el día no se habían registraron grandes disturbios, algunas agencias informaron anoche que simpatizantes de Zelaya armaban barricadas en el centro de Tegucigalpa y cortaban los caminos de acceso a la casa presidencial. Los servicios básicos de electricidad, agua y telefonía fija fueron restablecidos luego de una suspensión de unas tres horas. Los militares desplegaron soldados y vehículos blindados en las calles de la capital y sus aviones y helicópteros surcaban el espacio. Anoche, el mandatario interino declaró el toque de queda por 48 horas.
Salvo unos 200 manifestantes que se aproximaron a la residencia presidencial, donde se enfrentaron a golpes con los soldados, no hubo reportes de arrestos masivos u otras escaramuzas en el país. Los medios de comunicación no hicieron mención del golpe, excepto un canal oficial, que transmitió en vivo desde el Congreso la designación de Micheletti.
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