Golpe a Bolsonaro: las elecciones municipales en Brasil mostraron una pérdida de apoyo
RÍO DE JANEIRO.- En la ciudad de Río de Janeiro, Carlos Bolsonaro, hijo del presidente Jair Bolsonaro y candidato a la reelección como legislador, obtuvo poco más de 70.000 votos el domingo pasado, en las elecciones municipales realizadas en todo el país. En 2016, Carlos fue el legislador más votado de Río, con 106.657 votos. En cuatro años y con su padre habiendo sido elegido presidente en el 2018, perdió un tercio de su base de apoyo. Lo ocurrido con el hijo del jefe de Estado refleja, en gran medida, la pérdida de fuerza del movimiento bolsonarista en Brasil.
El resultado del último domingo fue leído por muchos analistas políticos como un principio de vuelta a la vieja normalidad, o sea, a la política tradicional que Bolsonaro tanto atacó hace dos años y con la que, para sobrevivir, tuvo que aliarse para gobernar. Pero la vieja política tiene sus propios intereses y apoyar la eventual reelección de Bolsonaro en 2022 no parece ser uno de ellos. Hoy, el presidente no tiene partido y depende de sus aliados del llamado centrão (los partidos de centro) para seguir teniendo un gobierno viable. Lo que las urnas mostraron el domingo pasado, explicaron analistas como Fernando Guarnieri, del Instituto de Estudios Sociales y Políticos de la Universidade Estadual de Rio de Janeiro (IESP/UERJ), es que hoy el elector promedio brasileño no es bolsonarista. "Vimos un elector mucho más moderado, que no votó siguiendo la ideología bolsonarista. Está claro que el fenómeno del 2018 tiene que ser revisado", afirmó Guarnieri a LA NACIÓN.
Esto ocurre después de una caída de la imagen positiva del jefe de Estado. Según una encuesta de PoderData publicada la semana pasada, actualmente 45% de los brasileños aprueban la gestión de Bolsonaro, lo que representa una caída de tres puntos porcentuales en relación a la encuesta realizada a principios de octubre. A mitad de año, el porcentaje de aprobación llegó a superar el 50%, muy impulsado por el programa de ayuda social implementado en los primeros meses de pandemia.
Sin gran participación en la campaña, el presidente respaldó públicamente a seis candidatos a alcaldes, de los cuáles solamente dos pasaron a segunda vuelta. Algunas derrotas fueron estrepitosas, como la de Coronel Menezes (Patriota), en Manaos, que quedó en quinto lugar. En Río, el actual alcalde, Marcelo Crivella (Republicanos), pasó a segunda vuelta y enfrentará al ex-alcalde Eduardo Paes (Demócratas), el gran favorito. En San Pablo, Celso Russomanno (Republicanos), quedó en cuarto lugar, superado ampliamente por el alcalde Bruno Covas (Partido de la Social Democracia Brasileña, PSDB) y, en segundo lugar, Guilherme Boulos, del izquierdista Partido Socialismo y Libertad (PSOL).
Estudiosos de la política brasileña como Jairo Nicolau, autor del libro Brasil giró a la derecha, explicaron que las elecciones del domingo pasado significaron un rechazo a la supuesta nueva política que defendió Bolsonaro en 2018. Los electores se alejaron de posiciones ideológicas extremasy, en muchos casos, premiaron alcaldes que, al contrario del presidente, actuaron de manera responsable desde el inicio de la pandemia. Según el analista político Rafael Favetti, consultor privado, el resultado del domingo anticipa una elección difícil para el presidente en 2022. "Lo que hace más fuerte al bolsonarismo es tener un antagonista en frente. Un PT al que pueda atacar por ser comunista y corrupto. Cuando se enfrenta a una centro derecha más moderada no sabe qué hacer y ese es el escenario que ya se empieza a vislumbrar para las presidenciales", explicó Favetti.
La gran incógnita de la política brasileña es quién va a presentar a esa centro derecha no radical. Hay muchos nombres dando vueltas, muchas alianzas que empiezan a tejerse. Pero aún no hay un liderazgo claro, y tampoco se sabe hasta dónde llegaría una eventual coalición de centro-derecha ¿Incluiría al PSDB del ex-presidente Fernando Henrique Cardoso? Muchos se lo preguntan.
Por otro lado, el PT del ex-presidente Luiz Inácio Lula da Silva parece empezar a levantar cabeza, aún muy sutilmente (en Río, su candidata quedó en cuarto lugar, por ejemplo). Las municipales también mostraron que la izquierda brasileña se está renovando y que para volver a ser parte de una alternativa de poder, el PT deberá ser parte de acuerdos más amplios. Los intentos realizados hasta ahora no prosperaron, por la resistencia de sectores del PT que no admiten negociar el liderazgo de Lula. Para Favetti, "el PT fue el gran derrotado de la izquierda. Los candidatos del PSOL mostraron su fuerza, a pesar de los ataques del PT".
Las municipales también confirmaron que las denuncias del Supremo Tribunal Federal (STF) contra grupos que fomentan la desinformación en las redes sociales surtieron efecto. Al contrario de 2018, redes como WhatsApp no tuvieron un papel de peso en las elecciones, algo que tampoco favorece a Bolsonaro. Muchos aún se preguntan en Brasil si el presidente hubiera sido electo en un mundo sin redes.
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