Golpe al terrorismo global: EE.UU. mató en Afganistán Ayman al-Zawahiri, el líder de la red Al-Qaeda
Joe Biden confirmó que la misión fue un “éxito” y que “se ha hecho justicia” por los daños provocados a los ciudadanos estadounidense por parte de este “asesino vicioso y decidido”; fue abatido por la CIA en Kabul
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WASHINGTON.- En un nuevo golpe contra el terrorismo internacional, Estados Unidos anunció que mató en un ataque con un dron en Kabul, Afganistán, al líder de la red Al Qaeda, Ayman al-Zawahiri, quien fue mano derecha de Osama bin Laden y uno de las mentes maestras detrás de los atentados del 11-S. El presidente Joe Biden confirmó la noticia sobre el “exitoso ataque” en un solemne discurso desde la Casa Blanca.
“Se ha hecho justicia y este líder ya no existe. El mundo ya no tiene que temer a este asesino vicioso y decidido”, dijo el presidente estadounidense a la nación.
“Estados Unidos sigue demostrando su determinación y su capacidad para defender al pueblo estadounidense frente a quienes pretenden hacernos daño. Volvemos a dejarlo claro esta noche: no importa el tiempo que tarde, no importa dónde te escondas, si eres una amenaza para nuestro pueblo, Estados Unidos te encontrará y te eliminará”, agregó.
Ayman al-Zawahri había asumido el liderazgo del grupo terrorista luego de la muerte de Bin Laden, en 2011, en un ataque en Pakistán llevado adelante por un grupo de seals durante la presidencia de Barack Obama. Su asesinato marca uno de los golpes de efecto más significativos de la campaña antiterroristas de Estados Unidos, y le brinda un espaldarazo al gobierno de Biden, cuya popularidad venía en picada desde la caótica salida de Afganistán hace casi un año, luego de que el país volvió a caer en manos de los talibanes. El respaldo a la gestión cayó al 38%, según la última medición de Gallup, el apoyo más bajo que ha tenido un presidente norteamericano a esta altura de un primer mandato desde, al menos, la posguerra.
El ataque ocurrió el fin de semana, pero el gobierno norteamericano demoró la divulgación de la noticia hasta que confirmó la muerte de Al-Zawahri, indicaron fuentes oficiales a medios norteamericanos. Además de haber asesinado a los principales jerarcas de Al Qaeda, Estados Unidos mantiene detenido al presunto arquitecto del complot, Khalid Sheikh Mohammed, y a otros cuatro acusados que se encuentran detenidos en la base militar en Guantánamo, Cuba.
La muerte de Al-Zawahiri sucede cuando han pasado más de veinte años de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, el ataque más furtivo y mortífero que sufrió el país, una marca imborrable en el inconsciente colectivo de una nación que, dos décadas después, aún intenta reciclar la férrea unidad que enarboló para recuperarse del peor trauma de su historia. Desde esos ataques, Al Qaeda perdió poder y se atomizó, y Estados Unidos enfrenta ahora otras amenazas mucho más notorias: el desafío en la arena global de China y de Rusia, que este año invadió Ucrania, ciberataques, una epidemia de violencia armada que azota al país casi a diario o el peligro latente del cambio climático.
“Estados Unidos y sus aliados se enfrentarán a un entorno de seguridad global cada vez más complejo e interconectado marcado por el creciente espectro de la competencia y el conflicto entre las grandes potencias”, dijo el último informe anual, difundido en marzo último, sobre amenazas de la Oficina del Director Nacional de Inteligencia. “La competencia y el conflicto potencial entre los estados sigue siendo una amenaza crítica para la seguridad nacional. Pekín, Moscú, Teherán y Pyongyang han demostrado la capacidad y la intención de promover sus intereses a expensas de los Estados Unidos y sus aliados”, agregó.
El informe señaló además que Al-Qaeda ha delegado cada vez más la responsabilidad operativa a afiliados regionales, y se ha alejado de la planificación centralizada de complots, tal como fue el caso de los ataques del 11-S.
Con todo, esos atentados dejaron una marca perdurable en el país, difícil de cuantificar por completo. Dos décadas de guerras en en Irak y Afganistán –a la cual Biden le puso un punto final definitivo– , más de 8 billones de dólares gastados y cientos de miles de muertes que culminaron en la caótica salida de Kabul y el retorno de los talibanes al poder, el primer blanco, junto con Al-Qaeda, de la “guerra contra el terrorismo”. Más de 900.000 personas, incluidos civiles, murieron en las guerras y los ataques militares de las últimas dos décadas, según una estimación de la Universidad Brown.
“Sin importar cuánto tiempo ha pasado, estas conmemoraciones traen todo dolorosamente de vuelta, como si hubieran sucedido hace unos segundos”, había dicho Biden hace casi un año, al cumplirse dos décadas de los atentados.
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