Giorgia Meloni toma una decisión estratégica para aumentar su influencia en Europa y ratificar quién manda en Italia
La premier italiana confirmó que se presentará como candidata testimonial en las elecciones para renovar el Parlamento de la Unión Europea de junio próximo, en una decisión estratégica para fortalecerse a nivel interno y externo
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ROMA.- Se sabía desde hace semanas, pero ayer, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, confirmó que se presentará como candidata (testimonial) en las elecciones para renovar el Parlamento de la Unión Europea (UE). Se trata de una decisión estratégica, cuyo fin no es sólo lograr un avance de la derecha en Bruselas, sino también y sobre todo, utilizar la cita europea para lanzar un referéndum sobre sí misma.
“Queremos hacer en Europa exactamente lo que hemos hecho en Italia el 25 de septiembre de 2022: crear una mayoría que junte a las fuerzas de centroderecha y mandar finalmente la izquierda a la oposición también en Europa”, clamó Meloni desde un escenario de la ciudad de Pescara, donde culminó una manifestación de Hermanos de Italia, su partido de derecha post-fascista, el principal de Italia.
Meloni oficializó, así, que será candidata testimonial en las cinco circunscripciones italianas en las elecciones europeas de junio, bajo el lema de campaña “Con Giorgia, Italia cambia Europa”. Como otros líderes italianos, será candidata sólo para atraer preferencias hacia su partido, con el objetivo de que resulten electos más miembros posibles en la delegación de 76 eurodiputados italianos. Como ya sucedió en 2019, cuando no era primera ministra, apenas sea electa, renunciará a su rol de eurodiputada y dejará su lugar al primer candidato de Hermanos de Italia no electo.
Hábil política Meloni, de 47 años, condimentó su esperado anuncio con metáforas bélicas: “Me presento como candidata para que quede claro que el 8 y el 9 de junio se votará para darle aún más fuerza a nuestro gobierno y a Italia en Europa y lo hago porque siempre me consideré un soldado: los soldados, cuando tienen que hacerlo, no dudan en ir a la primera línea”, aseguró, en un discurso en el que reivindicó los supuestos logros de su gobierno.
Meloni sumó, además, un golpe de efecto, con un consejo técnico: “Si aún creen en mí, escriban solo Giorgia” en la boleta. “Porque sigo siendo solamente una de ustedes, a quien pueden tutear sin formalismos y sin distancia. No me va a cambiar la política, no me voy a aislar. Pero necesito saber una vez más si vale la pena hacer la vida que hago, sólo me interesa el juicio de los italianos”, explicó. Para que todo sea legal, su cuñado y ministro de Agricultura, Francesco Lollobrigida, precisó más tarde que en la boleta la primera ministra será identificada como “Giorgia Meloni llamada Giorgia”.
La sorpresiva decisión de Meloni de salir a pedir que la gente escribiera en la papeleta su nombre, “Giorgia”, no sólo fue por motivos populistas, como para separar en dos el mundo electoral entre “los que vienen del pueblo y hablan como el pueblo” y, del otro lado, “los enemigos, los mentirosos, esos socialistas serviles a la Unión Europea que ella quiere mandar a la oposición”, escribió Monica Guerzoni, analista política del Corriere della Sera.
Ese pedido de votar a “Giorgia” también significó un modo de “polarizar al máximo la competición con la mujer que es la líder del bando contrario”, es decir, la líder del Partido Democrático (PD), Elly Shlein. Shlein, en efecto, también será candidata testimonial en los próximos comicios europeos, en una decisión que fue mal digerida en su partido, el principal de la oposición de centroizquierda tanto es así que no logró convencer a sus colegas que figurara su nombre en el símbolo de la agrupación.
Más allá del PD, en verdad lo que le interesa a Meloni, en el poder desde fines de 2022 al frente de una coalición junto a otros dos partidos de derecha, Forza Italia del fallecido Silvio Berlusconi y la Liga de Matteo Salvini, es dejar en claro quién manda. El objetivo es que Hermanos de Italia vuelva a arrasar, dejando nuevamente en ridículo a su máximo competidor interno, es decir, su aliado, pero adversario, Salvini, vicepremier y ministro de Transporte e Infraestructura de su gobierno.
A diferencia del también vicepremier y canciller, Antonio Tajani, que también optó por presentarse como candidato testimonial de Forza Italia, Salvini jugó otra carta y no cedió a esta costumbre bien italiana de presentarse como falso candidato. En una movida más que disruptiva, que causó un terremoto interno en la Liga, decidió poner como candidato en las cinco circunscripciones a Roberto Vannaci, un personaje de los más polémico. Se trata de un exgeneral del ejército que a mediados del año pasado repentinamente saltó a la fama a través de un libro, Il mondo al contrario (El mundo al revés), de contenido machista, xenófobo y homófobo, que se convirtió en un fenómeno editorial. Habrá que ver si Vannacci resulta una buena apuesta de Salvini y logra cosechar votos para la Liga, que fue fagocitada en las últimas elecciones por Hermanos de Italia, o todo lo contrario.
Críticas
Más allá de las jugadas internas, la decisión de Meloni de aprovechar las elecciones europeas para lanzar un referéndum sobre sí misma y fortalecerse interna y externamente, removió el avispero político y, por supuesto, fue más que criticada por la oposición. “Giorgia vive en el país de las maravillas”, dijo Schlein, líder del PD, al asegurar que en su discurso había “sepultado los problemas de Italia debajo de un río de retórica”. “Una hora de discurso sin ni siquiera mencionar la salud pública y las infinitas listas de espera que aumentan debido a los recortes”, denunció, al destacar que tampoco había hablado de los salarios bajos y de la precariedad. “Ella dice que Italia ha cambiado y sí, para peor”, disparó.
“Giorgia Meloni no es una estadista, sino una influencer. Pide que la voten para las elecciones europeas, pero sabe perfectamente que no va a ir al Parlamento europeo”, comentó, sarcástico, el expremier Matteo Renzi, líder del partido centrista Italia Viva.
Carlo Calenda, del también centrista Acción y que asimismo anunció que va a ser candidato testimonial en todas las circunscripciones, fue más duro. Tachó a la premier de “discípula” del primer ministro húngaro Viktor Orban: “la idea de Europa de Meloni es el fin de Europa. Italia es un gran país fundador de la UE, no la Hungría de los amigos de Putin”, acusó.
La gran pregunta es qué hará Meloni después del voto de mediados de junio: si apoyará a su “amiga” alemana Ursula von der Leyen, que sueña con ser nuevamente cabeza del ejecutivo europeo, o se sumará a quienes apuntan a la reaparición en escena de su compatriota y antecesor, el expremier y reconocido economista, Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo. Pero es otra historia.
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