En 1994, extremistas del grupo étnico hutu emprendieron un exterminio contra la población minoritaria de los tutsi; se calcula que aproximadamente el 70% murió
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En sólo 100 días, alrededor de 800.000 personas de la población tutsi fueron asesinadas en Ruanda por extremistas del grupo étnico hutu.
¿Cómo era Ruanda antes del genocidio?
Alrededor del 85% de la población de Ruanda son hutus, pero desde hace mucho tiempo la minoría tutsi dominó el país. La división de los ciudadanos ruandeses por etnias es una herencia del período colonial. Cuando los belgas se apoderaron de Ruanda a fines del siglo XIX, clasificaron a la población de acuerdo al grupo al que pertenecían, creando identificaciones que señalaban quién era hutu y quién tutsi. Junto con esa identificación también se creó una división en la que se señalaba a los tustis como una etnia dominante y superior que tenía mejores empleos, relegando a la mayoría hutu a ser un grupo subordinado y sometido.
Las divisiones del orden colonial fueron exacerbando las tensiones y los rencores en la sociedad ruandesa. Las diferencias étnicas llegaron a un punto de ruptura durante la independencia de Ruanda, cuando en 1961 la mayoría hutu tomó el control del gobierno aboliendo la monarquía tutsi y declarando la República de Ruanda. Decenas de tutsis huyeron a países vecinos, incluida Uganda. Allí, exiliados tutsis formaron un grupo rebelde, el Frente Patriótico Ruandés (FPR). Sus objetivos principales eran el derrocamiento del gobierno ruandés y el fin del exilio de los tutsis.
En 1990, los combatientes del FPR invadieron el país desatando una guerra civil con los hutus en una lucha que duró los años siguientes hasta que se llegó a un acuerdo en 1993.
Con el acuerdo se puso fin a la guerra civil y se creó un gobierno de transición compuesto por hutus y tutsis, liderado por el hutu Juvenal Habyarimana. Pero el 6 de abril de 1994, un avión que transportaba al Presidente y a su homólogo de Burundi, Cyprien Ntaryamira, también hutu, fue derribado por dos misiles lanzados desde tierra, matando a todos los que iban a bordo.
La responsabilidad por el ataque sigue siendo controvertida. Los extremistas hutus culparon al FPR. El FPR dijo que el ataque había sido perpetrado por los extremistas hutus que se oponían a negociar con el FPR y que el avión había sido derribado como excusa para llevar a cabo el genocidio. De inmediato los extremistas hutus comenzaron una campaña de matanza bien organizada contra los tutsis.
¿Cómo se llevó a cabo el genocidio?
Fue organizado meticulosamente. Se redactaron listas de los opositores al gobierno que fueron entregadas a las milicias hutus, que salieron a matar a los pobladores tutsis junto con todas sus familias. También se asesinó a hutus moderados que se oponían al gobierno.
Durante los siguientes tres meses, vecinos mataron a otros vecinos e incluso hubo maridos que mataron a sus esposas tutsis, diciendo que si se negaban, serían ellos los que morirían.
En ese momento, las tarjetas de identificación en Ruanda incluían el grupo étnico de los habitantes, por lo que las milicias establecieron barricadas donde los tutsis eran detenidos y asesinados, a menudo con machetes que la mayoría de los ruandeses solían guardar en su casa. Miles de mujeres tutsis fueron secuestradas y mantenidas como esclavas sexuales.
¿Por qué fue un hecho tan cruel y violento?
Ruanda siempre ha sido una sociedad estrictamente controlada, organizada como una pirámide desde cada distrito hasta la cima del gobierno. El entonces partido gobernante, el MRND, tenía un ala juvenil llamada Interahamwe, que se transformó en múltiples milicias para llevar a cabo la masacre de tutsis. Se entregaron armas y listas de objetivos a grupos locales, que sabían exactamente dónde encontrar a las víctimas.
Los extremistas hutus crearon una emisora de radio, RTML (Radio Televisión Libre de las Mil Colinas), y periódicos que hacían circular propaganda y discursos de odio contra los tutsis, instando a la gente a “eliminar las cucarachas”, es decir, matar a los tutsis. Se leían por la radio los nombres de personas destacadas que iban a ser asesinadas.
Incluso sacerdotes y monjas fueron posteriormente condenados por matar personas, incluidas algunas que buscaron refugio en iglesias. Al final de la matanza de 100 días, alrededor de 800.000 tutsis y hutus moderados habían sido asesinados.
¿Intentó la comunidad internacional detener el genocidio?
La ONU y Bélgica tenían fuerzas en Ruanda, pero la misión de la ONU no recibió la orden de detener la matanza. Un año antes varios soldados estadounidenses murieron en una batalla en Somalia y fueron arrastrados por las calles de Mogadiscio por somalíes enfurecidos.
El hecho, que fue transmitido por la televisión estadounidense ante la indignación nacional, condujo a que Washington se mostrara decidido a no involucrarse en otro conflicto africano, así que los estadounidenses no intervinieron en Ruanda. Por su parte los belgas y las fuerzas de paz de la ONU se retiraron de Ruanda después de que 10 soldados belgas murieran en la matanza.
Los franceses, aliados del gobierno hutu, enviaron una fuerza especial para evacuar a sus ciudadanos y luego establecieron una zona supuestamente segura, pero fueron acusados de no hacer lo suficiente para detener la matanza en esa zona. Paul Kagame, el actual presidente de Ruanda, acusó a Francia de respaldar a quienes llevaron a cabo las masacres, una acusación que negó París.
¿Cómo terminó la matanza?
El FPR, que estaba bien organizado y respaldado por el ejército de Uganda, se fue apoderando gradualmente de más territorio, hasta el 4 de julio de 1994, cuando sus fuerzas marcharon hacia la capital, Kigali. Unos dos millones de hutus, tanto civiles como algunos de los implicados en el genocidio, huyeron a través de la frontera hacia la República Democrática del Congo, entonces llamada Zaire, por temor a ataques de venganza. Otros fueron a los vecinos Tanzania y Burundi.
Grupos de derechos humanos dicen que los combatientes del FPR mataron a miles de civiles hutus cuando tomaron el poder y que siguieron matando hutus cuando entraron en la República Democrática del Congo para perseguir a los miembros de las milicias Interahamwe. El FPR lo niega.
¿Cuál fue el impacto en los países vecinos?
En la República Democrática del Congo, donde casi un millón de ruandeses se habían refugiado, estalló una de las peores epidemias de cólera que había visto el país. La ONU calcula que unas 12.000 personas murieron por la enfermedad, y se acusó a los grupos de ayuda humanitaria de dejar que gran parte de su asistencia cayera en manos de las milicias hutu.
El FPR, que ya estaba en el poder en Ruanda, acogió a los grupos armados que luchaban tanto contra las milicias hutus como contra el ejército congoleño, que estaba alineado con los hutus. Los grupos rebeldes respaldados por Ruanda finalmente marcharon hacia la capital de la República Democrática del Congo, Kinshasa, y derrocaron al gobierno de Mobutu Sese Seko, instalando a Laurent Kabila como presidente.
Pero la renuencia del nuevo presidente a enfrentarse a las milicias hutu provocó una nueva guerra que arrastró a seis países y llevó a la creación de numerosos grupos armados que lucharon por el control de este país rico en minerales. Se estima que cinco millones de personas murieron como resultado del conflicto que duró hasta 2003, con algunos grupos armados activos hasta ahora en las zonas cercanas a la frontera con Ruanda.
¿Fue alguien juzgado tras el genocidio de Ruanda?
La Corte Penal Internacional se creó en 2002, mucho después del genocidio de Ruanda, por lo que no pudo procesar a los responsables. En cambio, el Consejo de Seguridad de la ONU estableció el Tribunal Penal Internacional para Ruanda en la ciudad tanzana de Arusha para procesar a los cabecillas.
Un total de 93 personas fueron acusadas y, tras largos y costosos juicios, decenas de altos funcionarios del antiguo régimen fueron condenados por genocidio, todos ellos hutus. En Ruanda, se crearon tribunales comunitarios, conocidos como gacaca, para acelerar el procesamiento de cientos de miles de sospechosos de genocidio en espera de juicio. Hasta 10.000 personas murieron en prisión antes de poder ser llevadas ante la justicia.
Durante una década, hasta 2012, 12.000 tribunales gacaca se reunieron una vez por semana en pueblos de todo el país, a menudo al aire libre en un mercado o bajo un árbol, juzgando más de 1,2 millones de casos. Su objetivo era lograr la verdad, la justicia y la reconciliación entre los ruandeses, ya que “gacaca” significa sentarse y discutir un tema.
¿Cómo es Ruanda ahora?
El Presidente Kagame fue elogiado por transformar el pequeño y devastado país mediante políticas que alentaron un rápido crecimiento económico. También intentó convertir Ruanda en un centro tecnológico. Pero sus críticos afirman que el presidente no tolera la disidencia y varios opositores sufrieron muertes inexplicables, tanto en el país como en el extranjero.
Evidentemente, el genocidio sigue siendo una cuestión muy delicada en Ruanda y es ilegal hablar de etnicidad. El gobierno señaló que esto es para evitar discursos de odio y más derramamiento de sangre, pero algunos dicen que la medida impide una verdadera reconciliación.
Algunos de los críticos de Kagame fueron acusados de incitar el odio étnico, lo que dicen es una forma de marginarlos. Kagame ganó un tercer mandato en las elecciones más recientes de 2017 con el 98,63% de los votos.
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