Gauchito, el proyecto argentino en carrera
Es uno de los 27 equipos inscriptos
Desde que el 10 de febrero de 1997 se registró entre los competidores, el Gauchito pasó a ser oficialmente uno de los 27 proyectos que compiten por el premio Ansari X Prize, de diez millones de dólares.
Diseñado, construido y operado por un equipo de 36 especialistas aeroespaciales argentinos en las áreas de propulsión, diseño mecánico y soporte vital, entre otras disciplinas, el vehículo de cuatro motores ya ingresó, junto a once de los equipos, en el grupo que más cerca está de volar.
La construcción del Gauchito, incluido su trabajo de hardware, se está realizando íntegramente en la Argentina. "En cada ensayo tenemos que ensamblar cada parte, que, en nuestro caso, las tenemos distribuidas en distintos lugares del país donde estamos trabajando", dijo a LA NACION el ingeniero aeroespacial Pablo de León, responsable del proyecto.
El sistema de propulsión, por ejemplo, se está construyendo en el sur del país, mientras que los componentes electrónicos se están desarrollando en la provincia de Buenos Aires.
Desde el sitio del premio Ansari (www.xprize.org), el Gauchito luce la bandera argentina en una foto en escala del 50%, que es la mitad del tamaño final y que se utiliza para las pruebas.
Y en el sitio de la CNN, el cohete de nombre autóctono recibe una simpática y local traducción: Little Cowboy.
Hasta el momento, el vehículo argentino pasó con éxito distintos ensayos, como los del sistema de soporte vital o traje espacial que utilizará el piloto en los distintos vuelos experimentales que se concretarán cuando se consigan los fondos necesarios. "Nuestra intención es seguir el desarrollo de estos vehículos hasta lograr la mayor cantidad de opciones y precios para las personas que quieran hacer turismo espacial", agregó.
En Los Angeles
En noviembre último, los responsables de los doce proyectos más avanzados fueron convocados por la Fundación Ansari para debatir sobre el futuro de la navegación espacial privada.
"Ninguno de los competidores nos conocíamos, y lo que hicimos fue charlar sobre nuestros proyectos -dijo De León, con agrado por haber participado-. Cada uno contó sus aproximaciones con material y videos de las últimas pruebas realizadas y hablamos sobre qué iba a pasar si alguno ganaba el X Prize. En este caso, (Burt) Rutan era el que estaba más cerca de lograrlo por la inversión de Paul Allen."
Todos estuvimos de acuerdo con seguir adelante porque cualquiera de los competidores que pueda llegar a los 100 kilómetros de forma segura tiene posibilidades que van mucho más allá del premio. "Todos nos pusimos de acuerdo para seguir trabajando, porque el mercado va a ser grandísimo", opina De León.
Durante los tres días que duró la reunión, De León intercambió conocimientos técnicos con el diseñador del SpaceShipOne, a quien definió como uno de los mejores diseñadores aeroespaciales conocidos hasta el momento.
"Fue muy bueno conocer a otros y ver que, en realidad, son tan locos como uno -dijo De León, sin poder contener la risa-. Es muy positivo saber que uno comparte sueños con otras personas que tienen un conocimiento técnico muy acabado."
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